La tortilla francesa es, junto con el huevo frito, uno de los platos más sencillos que existen en la gastronomía internacional. Basta con tener una sartén, una pizca de aceite de oliva y un par de huevos. El resultado es una receta saludable, rica en proteínas, y que ha formado parte de la dieta de muchas personas (no sólo de los franceses) durante un montón de tiempo. En Estados Unidos, por ejemplo, los huevos revueltos son un plato habitual en el desayuno en muchos hogares. 

En cualquier caso, lo cierto es que hacer una tortilla francesa puede tener su intríngulis. Como dice el refrán, cada maestrillo tiene su librillo. La forma de elaborar este magistral plato determina sobremanera el resultado final. Y hay a quien le gusta que salga más esponjosa, quien la prefiere menos, o quien prefiere una media luna en lugar de una tortilla entera con forma redonda. ¿Cuál es la clave para conseguir que la tortilla quede realmente esponjosa? 

La clave para conseguirlo de una forma muy sencilla la revelaba hace unos días Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y autor de Que no te líen con la comida (Destino), a través de su cuenta de Twitter. "Para lograr que una tortilla francesa quede esponjosa hay muchos trucos. El más simple: batir bien los huevos. Así cambiamos la estructura de las proteínas, que logran retener el aire que vamos incorporando. Al calentar, coagulan y el aire queda atrapado". 

Pero, ¿la tortilla francesa es realmente un plato saludable? Tal y como explicó a EL ESPAÑOL Beatriz Robles, dietista-nutricionista y especialista en Seguridad Alimentaria, lo es en mayor medida que su homóloga española, en la que se utilizan también patatas y cebolla (en algunos casos). Las patatas, pese a que tienen fama de saludables, no son el mejor alimento que podemos echarnos a la boca ya que tienen un contenido muy alto en almidón y provocan unos picos importantes de glucosa en la sangre. Además, el hecho de que se coman peladas hace que pierdan la fibra y algunos nutrientes importantes que encontraríamos en la piel.

Cabe recordar, además, que la Universidad de Harvard no considera las patatas como verdura, tal y como consta en el Plato para Comer Saludable que creó la reputada institución norteamericana. En cambio, una receta que se elabora única y exclusivamente con huevos y aceite, elimina el las patatas y, por ende, el almidón. Además, la tortilla francesa tiene un contenido calórico mucho menor.  

Pero, ¿los huevos no tenían mucho colesterol? Lo cierto es que se trata de un mito. Pese a que los huevos tienen colesterol, su consumo no está asociado. Una de las revisiones sistemáticas más importantes sobre el efecto de este alimento en la mortalidad y en la salud cardiovascular fue publicado hace un par de años en la revista European Journal of Nutrition. El trabajo de investigación sostiene que es posible ingerir más de siete huevos a la semana sin que exista un mayor riesgo de mortalidad o de enfermedad cardiovascular. Por lo tanto, no hay ningún problema. Bon appetit

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