• 1 de 5

    Demasiado dulce

    Como podemos imaginarnos, las chucherías no son para nada saludables. Son alimentos formados prácticamente en su totalidad por azúcares y no aportan nutrientes interesantes para nuestra salud. Sin embargo, desde pequeños las hemos consumido en España como si fueran un premio y, claro, ahora de mayores nos siguen apeteciendo. Aunque es mejor que evitemos las chuches, no todos los alimentos dulces están prohibidos.

    El principal problema de las chucherías es que al tener tanto azúcar, acostumbran a nuestro sentido del gusto a unos niveles de dulzor demasiado altos. De todas formas, no tenemos por qué agobiarnos: el gusto por los dulces naturales puede recuperarse, sólo es cuestión de volver a tomarlos y acostumbrarse a ellos. De esta forma, las frutas, las verduras y los frutos secos volverán a resultarnos suficientemente dulces.

    El chocolate es un dulce que parece prohibido para cualquier tipo de dieta, pero no siempre es así. Si nos acostumbramos al sabor del chocolate con un porcentaje de cacao igual o superior al 80% podemos, incluso, tomar dos onzas al día. El cacao es una gran fuente de antioxidantes debido a su contenido de flavonoides. Este no es el único ejemplo de dulce saludable, en su perfil de Instagram, Carlos Ríos expone otros cuatro:

  • 2 de 5

    Los dátiles

    Estos frutos son conocidos por ser típicos del norte de África, aunque también se pueden encontrar cultivados en España. Aunque muchas veces se piensa en ellos como un tipo de fruta desecada, en realidad, no lo es. Esta fruta se seca al sol mientras está colgada del árbol y nunca después de ser recolectada.

    Se trata de una fruta muy energética: 100 gramos de este alimento contienen nada menos que 314 kilocalorías, según la Fundación Española de Nutrición (FEN). El mayor aporte que contiene son los hidratos de carbono que ocupan más de un 70% de la composición y entre los que destacan los azúcares naturalmente presentes y, por tanto, saludables. El dátil también destaca por ser fuente de fibra.

  • 3 de 5

    Las pasas

    Si pensamos en una fruta desecada, la más popular es la uva pasa. Forma parte de un montón de dulces, de cocktails de aperitivos e, incluso, de ensaladas. Aunque el plato en el que se encuentran no siempre son saludables, las pasas pueden ser una solución para quienes quieren quitarse el gusanillo de las chucherías.

    Las uvas son, de por sí, frutas con una alta proporción de azúcares. Después de desecarlas, la gran mayoría de su agua se pierde y, por tanto, el porcentaje de azúcar por cada gramo asciende. Por esta razón, las uvas pasas tienen un valor energético muy elevado: 286 kilocalorías por cada 100 gramos, según la FEN.

  • 4 de 5

    Los higos secos

    Otra fruta que destaca por su alta proporción de azúcares es el higo y también se emplea para desecar. Los higos secos ya eran un alimento popular en la Edad Media, al igual que otras frutas desecadas. Su sabor dulce, la acumulación de azúcares y, en consecuencia, su alto valor energético eran características apreciadas. 

    Concretamente, 100 gramos de higos secos suponen un poco menos de 230 kilocalorías y, como pasa con el resto de frutas desecadas, su contenido mayoritario son los hidratos de carbono. En el caso de los higos secos, suponen cerca del 53% de la composición y la inmensa mayoría son azúcares naturalmente presentes.

  • 5 de 5

    Los orejones

    Esta fruta desecada es la que, probablemente, tenga un mayor parecido de aspecto con una gominola. Son circulares, planas y con un intenso color naranja. Un orejón no es otra cosa que un albaricoque desecado, una fruta parecida al melocotón y apreciada por su sabor dulce que se potencia en esta versión deshidratada.

    Si comemos 100 gramos de orejones estaremos incorporando a nuestro cuerpo casi 235 kilocalorías, una cantidad alta para ser una fruta, pero cargada de nutrientes. Los hidratos de carbono de los orejones de albaricoque suponen más del 55% del alimento, pero el contenido de fibra también es alto: se sitúa casi en un 8%.