La castaña es una de las cosas buenas que trae consigo el frío, el producto de otoño-invierno por excelencia. Un fruto seco díscolo que no engorda y aporta infinidad de nutrientes, especialmente hidratos y fibra. Nace del Castanea sativa, un árbol que predomina en los climas templados y que fue introducido en Europa desde Sardes, en Asia Menor. Fueron los romanos los que se encargaron de difuminarlo por todo su imperio, donde reinó hasta que llegó la patata, el maíz y otros productos de América. Actualmente su cultivo ha suscitado un interés renovado al tratarse de un superalimento muy saludable.

Precisamente, según la Federación Española de Nutrición (FEN), la castaña cuenta con grandes cantidades de hidratos de carbono complejos y casi un 7% de fibra, un porcentaje muy superior al de la mayoría de frutos secos. Esta sustancia aporta distintos beneficios a nuestro organismo como mejorar la salud cardiovascular, tal y como certifican también desde la Fundación Española del Corazón. Asimismo genera un efecto saciante, con lo que merma el hambre y se convierte en una aliada perfectas de las dietas de adelgazamiento. De hecho, también absorbe el exceso de grasas y de azúcares y cuida la flora intestinal.

Los carbohidratos, por su parte, logran un aporte de energía continuado especialmente indicado cuando se va a realizar un esfuerzo físico. No obstante, una de las propiedades más llamativas de las castañas está relacionada con la reducción del índice glucémico y es precisamente la fibra la que ayuda a que los azúcares del fruto se incorporen a la sangre lentamente y de forma constante. También es rica en minerales como el potasio, el fósforo, el magnesio y el calcio.

Valor nutricional de la castaña

Según la FEN, el valor nutricional por 100 gramos de castaña es el siguiente:

Calorías: 209 kcal

Proteínas: 3 g

Grasas totales: 2,6 g

Colesterol: 0 g

Hidratos de carbono: 40

Fibra: 6,8 g

Agua: 47,6 g

Calcio: 34 mg

Magnesio: 36 mg

Potasio: 500 mg

Fósforo: 256 mg

Vitamina B6: 0,33 mg

¿La castaña es o no un fruto seco?

Decíamos que la castaña era un fruto seco díscolo porque a pesar de pertenecer a ese grupo de alimentos, sus características nutricionales no tiene mucho que ver con el resto. Se trata del que tiene menos calorías y también menos grasas totales en su composición. Aunque es cierto que los lípidos de estos alimentos son cardiosaludables, su alto porcentaje los convierte en alimentos muy energéticos.

Su altísimo porcentaje de agua, que llega casi a la mitad de su peso, es otra de las diferencias que mantiene con sus primos. La otra es su alto contenido en hidratos de carbono y su bajo índice de proteínas, otras características que hacen que se asemeje más a un cereal. De hecho, se dice que es un falso fruto seco porque, comparándolo por ejemplo con la almendra, esta tiene solo 3,5% de hidratos, un 9% de agua y, por el contrario, aglutina un 53,5% de grasas y 20 gramos de proteína.

Cómo tomar castañas

Las castañas se pueden comer crudas, cocidas, asadas o secas, solas o acompañadas; pero para evitar indigestiones conviene tener en cuenta algunas cosas. Si optamos por tomarlas frescas, explica la FEN que "no debemos olvidar que son ricas en taninos, por lo que comerlas en este estado puede causar molestias intestinales". Lo recomendable para evitarlas es dejarlas reposar entre una semana y 10 días para que la concentración de taninos sea menor, y masticarlas bien para salivar en abundancia.

Por otra parte, la cocción o el asado favorece la transformación de los hidratos y las hacen más digeribles; sin embargo, también pueden dar gases por contener rafinosa y estaquiosa, dos carbohidratos que nuestro organismo metaboliza con más dificultad que acaban fermentándose en el intestino grueso produciendo anhídrico carbónico, hidrógeno, metano y otros gases. Para evitarlo, es recomendable cocinarlas con anís, hinojo, cúrcuma o jenjibre fresco y evitar acompañarlas de agua.

Aunque parezcan complicadas de elaborar, lo cierto es que incluso se pueden hacer de forma rápida en el microondas. Podemos asarlas en el horno a 180 grados durante unos 40 minutos después de haberles hecho una incisión en la cara convexa para que no salten o cocerlas peladas. Con ellas podemos elaborar desde recetas dulces como las castañas confitadas a saladas como este conejo guisado, pasando por usar su harina para repostería, emplearlas como parte del relleno de aves o comerlas pilongas, mayucas o cascajos —cuando ya están secas— como un snack.

La castaña en España

En nuestro país hay más de 100 subespecies de Castanea sativa, que se cultivan mayoritariamente en Galicia y El Bierzo. La castaña asada es un aroma inconfundible de las calles de nuestras ciudades o pueblos desde los primeros coletazos del otoño hasta la primera, pudiendo comprar un cucurucho para combatir el frío. Además, este alimento protagoniza fiestas de exaltación en buena parte del territorio.

El magosto, amagüestu y magosta que se celebra en Galicia, Asturias, Cantabria y León es una fiesta familiar en torno a las bondades de las castañas, alimento principal de los campesinos antes de llegar la patata. En País Vasco, Aragón y Cataluña también se celebra la llamada cantanyada, así como el tostón en Andalucía o el calbochá en Extremadura. 

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