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    Un alimento saludable

    Ocurre en gran parte de las ciudades de España. Con la llegada del otoño, la irrupción del frío y la caída de las hojas de los árboles, aparecen en las calles los puestos de castañas: esa suerte de nuez de color marrón y forma abombada que se toma asada en un cucurucho. Se trata de una tradición ampliamente extendida por todo el mundo que, por suerte, tiene por protagonista a un alimento saludable y no a un ultraprocesado. Porque sí, las castañas son un producto no sólo saludable, sino incluso recomendable. 

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    No son frutos secos

    Pese a lo que piensa el común de los mortales, las castañas no son frutos secos. Lo contaban hace unos días en la cuenta de Alimentología Cruda, un conocido blog de divulgación en materia de nutrición. "Aunque se se les asignan frutos secos, difieren excesivamente nutricionalmente del resto al contener una proporción muy alta de carbohidratos (44%) y de agua (53%), y una proporción mucho más baja de grasa y proteínas (un 3% en total, aproximadamente)", explicaban. 

    Así, por ejemplo, si acudimos a un fruto seco como puede ser una almendra, encontramos que el contenido de hidratos de carbono apenas asciende al 3,5%, que el porcentaje de agua no llega al 9% y que, en cambio, su contenido en grasas (53,5%) y en proteínas (20 gramos) es mucho mayor que el de las castañas.

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    Se parecen más a los cereales

    En realidad, si analizamos el perfil nutricional de las castañas, lo realidad es que se asemejan más a un cereal como la avena que a un fruto seco. "Las castañas son fuente de fibra y ricas en hidratos de carbono complejos [...] Además, la cantidad de grasa también es similar a la de los cereales y por lo tanto notablemente inferior a la que contiene el resto de frutos secos", apuntan desde la Federación Española de la Nutrición (FEN). 

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    Menos calorías que los frutos secos

    Tal y como señala la FEN, las castañas tienen un contenido en agua cercano al 50%, y una cantidad de grasa inferior a la de los frutos secos. Esto hace que se trate de un alimento con un contenido calórico más bajo, pero también menos rico en grasas poliinsaturadas como el ácido linoléico o linolénico, así como en ácidos grasos monoinsaturados, que aumentan los niveles de colesterol bueno (HDL).

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    Dan gases como las legumbres

    Las castañas dan gases como los garbanzos o como los frijoles. Al igual que ocurre con las legumbres, el fruto del castaño también contiene rafinosa y estaquiosa. Tal y como explicamos en este artículo de EL ESPAÑOL, nuestro organismo suele encontrar algunas dificultades a la hora de metabolizar estos carbohidratos tanto en el intestino delgado como en el estómago, por lo que acaban en el intestino grueso. Allí se produce un proceso de fermentación que produce anhídrido carbónico, hidrógeno, metano y otros gases que acaban siendo expulsados de nuestro organismo en forma de flatulencia.

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    Ricas en fibra

    Las castañas son un alimento rico en potasio, fósforo, tiamina y vitamina B6, pero también en fibra. En concreto, 100 gramos de castañas aportarían a nuestra dieta alrededor de 7 gramos de fibra. Se trata de una cantidad similar a la que tienen frutos secos como los pistachos, por ejemplo, y superior al de las nueces o legumbres como las alubias. La fibra, tal y como ya hemos contado en distintas ocasiones, este nutriente aporta numerosos beneficios a nuestro organismo. La saciedad, esa percepción de que uno no necesita comer más porque se encuentra lleno y que nos protege contra la obesidad, es uno de ellos.