Es un detalle que habitualmente pasa desapercibido. Uno va a la sección de embutidos del supermercado y, tras hacer acopio de sobrasada, mortadela y queso, repara en el fuet, que se acabó en la última cena en casa. Cuando acudes a la etiqueta, te das cuenta de que, a diferencia del resto de productos con los que convive en la cámara frigorífica, no hay ningún sitio en el que se lea su peso

En realidad, no se trata de ningún error de fabricación. La legislación permite a los fabricantes de algunos alimentos, como es el caso de los embutidos secos fermentados, no incluir el peso en el etiquetado. El motivo, tal y como indica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), es que este tipo de productos "pueden sufrir una considerable pérdida de peso a lo largo de su vida útil". Ocurre lo mismo con el chorizo, el salchichón o el salami, por ejemplo. 

Pero los embutidos no son los únicos. Existen otros muchos alimentos que no tienen la obligación de indicar el peso. El caso más habitual es el de los alimentos que se venden por unidades, como las frutas o las verduras que podemos encontrar en los supermercados que se venden a granel. Del mismo modo, aquellos productos que se venden en unidades menores a cinco gramos o cinco mililitros tampoco tienen la obligación de indicar el peso (sobres de azúcar o salsas). Lo mismo ocurre con los productos de panadería envasados o "dulces en los que se indica el número de unidades en el envase". 

Así, en el extremo opuesto se encuentran toda una serie de productos que, debido a sus características de envasado, incluyen mucha más información relacionada con el peso. Tal y como explica la OCU, en aquellos envases en los que se incluyen varias unidades de producto "debe aparecer el peso total y el número de productos individuales excepto si pueden verse y contarse individualmente".

Ocurre también con aquellas conservas en las que se incorporan soluciones acuosas como es el caso del atún en aceite o en escabeche. "Los alimentos con líquido de cobertura deben indicar, además del peso neto del envase, el peso del producto escurrido", explica la organización. No ocurre lo mismo con algunos productos que incluyen una fina película de agua alrededor del alimento y que sirve para que no se deshidrate y pierda la textura. Es el caso de algunos congelados. 

"El agua congelada del glaseado se considera un medio líquido que que no forma parte del producto alimenticio. Por tanto, el peso que aparece en el envase es el del peso neto sin el glaseado (peso escurrido). El fabricante, si lo desea, también puede indicar ambos datos (peso neto y peso escurrido)", finaliza la OCU.

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