Cuando se tratan de recuperar unas patatas fritas del día anterior recalentándolas en el microondas, el resultado es una situación aún peor que la de partida. Lo que se obtiene es cualquier cosa menos algo digno de ser llamado papa frita. Desaparece esa textura cremosa del interior y el toque crujiente del exterior. 

Las papas tienen una gran cantidad de almidón, una macromolécula de polisacáridos, que forma gránulos de diferente tamaño. Cuando el producto pasa por la freidora, estos gránulos atraviesa un proceso llamado gelatinización y se hinchan, dando al interior de la patata frita su apetecible textura. Pero este efecto se pierde rápido

Cuando la patata se enfría se invierte el proceso. El agua que hay dentro de los gránulos de almidón sale hacia la corteza, lo que provoca que el interior se seque y que adquiera una textura arenosa, mientras que el exterior, hacia donde fluye el agua, se empapa y se va ablandando, hasta quedarse como una goma. Una experiencia gastronómica que puede llegar a ser muy difícil tragar. No obstante, hay un remedio para revivirlas. 

El primer consejo es evitar por todos los medios el microondas. El segundo error más frecuentes es confiar en el horno, pero no ayuda mucho, solo hace que la patatas fritas sepan a cartón caliente, en lugar de cartón frío.

Aunque no es la mejor opción, hay quien elige salvarlas del cubo de la basura recreando las condiciones en las que fueron cocinadas inicialmente. ¿Cómo? Volviendo a colocar el producto en una sartén con aceite caliente, pero esto requiere añadir una cantidad extra de aceite, a las ya de por sí grasientas patatas, para obtener un resultado mediocre. Una opción más saludable y con mejores resultados es meterlas en un una gofrefa.

Eliminar la humedad

Antes de poner en práctica este remedio, hay que apuntar que la papas no quedará como unas recién sacadas de la freidora de Bruselas, ya que no es fácil rehidratar esos gránulos de almidón. Pero al aplastarlos en la máquina para hacer gofres, se elimina la humedad que empapa el exterior, al tiempo que le da de nuevo un toque crujiente.

Los pasos a seguir: primero calentar al máximo nivel la gofrera. Una vez que haya cogido temperatura, colocar un puñado de papas frías en el centro y aplastarlo entre las superficies caliente. Después de un rato, estará listo una especie de gofre de patatas fritas. Suelen quedar bastante crujientes, por lo que son ideales para mojar en salsas. Otra opción es que sirva como plataforma para poner encima un huevo frito. 

Si con las patatas ha sobrado algo de pizza del día anterior también se puede hacer un intento para rescatarla de la basura. Aunque muchos prefieren comerla fría, otros se empeñan en recalentarla. El horno o el micro son de nuevo opciones descartables. Según Fox News y Usa Today la mejor forma es calentarla en una sartén. Los estadounidenses -que son los mayores expertos en comida rápida- se decantan por este método.

¿Qué se necesita? Colocar sobre una sartén antiadherente la porción fría de pizza  y calentarla a fuego medio durante un par de minutos. Para conseguir una mayor jugosidad añadir unas gotas de agua a la base de la sartén, no directamente sobre la pizza, y cubrirla con una tapa durante unos minutos más. El agua creará vapor y conseguirá derretir el queso sin sacrificar la base crujiente de la pizza. 

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