El film transparente es un producto muy útil, pero no siempre lo utilizamos como se debería. Desenrollamos más cantidad de este plástico de la que necesitamos, lo cortamos con tijeras o lo arrancamos con la mano. Al final, nos quedan los bordes irregulares y necesitamos más cantidad de film para cubrir bien los alimentos. 

Las materias primas con las que se elabora este gran aliado de la cocina son el polietileno y el polipropileno. Es decir, dos tipos de plásticos. Según Ecoembes, es posible reciclar el film que desechamos, simplemente hay que lavarlo para eliminar los restos orgánicos y después depositarlo en el contenedor amarillo, el de envases y plásticos.

Si no se pueden quitar dichos restos, se debe tirar en el contenedor gris. La caja y el cilindro de cartón en el que se enrolla se desechan en el contenedor azul. De todas formas, utilizar film transparente no es la mejor opción para el medio ambiente. Aunque se puedan reciclar, este material se usa y se tira continuamente, generando cada vez más plástico.

Lo más sostenible es, por tanto, utilizar envases reutilizables para conservar la comida y mejor si son de cristal. Pero si todavía no encontramos la manera de sustituirlo para congelar filetes de carne o pescado, o restos de frutas y verduras que pueden utilizarse más adelante, existe un truco para usarlo de manera más eficiente.

La genialidad del film transparente como invento es que aísla la comida completamente con respecto al entorno. Cuando se pone sobre un cuenco o sobre un plato, el film tiene la capacidad de pegarse al recipiente, pero también se pega a sí mismo. Una característica perfecta que evita que el alimento absorba olores o sea colonizado por microorganismos.

Demasiado pegajoso

Sin embargo, esta cualidad es un arma de doble filo. En muchas ocasiones la adherencia del film transparente se nos vuelve en contra y se pega sobre sí mismo creando pliegues difíciles de deshacer o, incluso, pelotas. Por no hablar de esas situaciones en las que se intenta desenrollar un pedazo de film, pero está muy pegado.

Se trata de un problema inherente a los films transparentes, no vamos a solucionar nada cambiando de marca. Así lo explican en el medio estadounidense Reader’s Digest. La propia estructura molecular de estos productos y el hecho de que a algunos de estos se les suele añadir materiales adhesivos favorecen esta pegajosidad.

De todas formas, hay algo que podemos hacer para evitar que el film transparente se arremoline sobre sí mismo: evitar guardarlo en un cajón o en un armario. Pero, ¿es que existe otro lugar en el que se pueda guardar este producto? Pues sí, pero no se trata de un sitio, precisamente, convencional.

Una redactora de Reader’s Digest habló con Lynell Ross, un nutricionista especializado en seguridad alimentaria, y se sorprendió al saber que el experto guardaba el film transparente en su congelador. Según él, este plástico se vuelve mucho más fácil de manejar si ha pasado un buen rato dentro de este electrodoméstico.

Moléculas con frío

Sostiene que esto se debe a que el aire frío "debilita los enlaces químicos de la superficie del producto". Es decir, que comprobó que, al estar frío, el plástico no se pegaba a sí mismo de la misma manera que cuando se encontraba a temperatura ambiente. Pero, además, la electricidad estática que atraía al producto sobre sí mismo también desaparecía.

De esta manera, desenrollar el film transparente era mucho más fácil y no se formaban pliegues. Si nos estamos preguntando si el film frío se pega a los platos y los bordes de los cuencos para poder aislar el alimento del entorno, la respuesta es no. Pero, que no cunda el pánico: cuando el papel recupera la temperatura ambiente volvía a funcionar como antes.

Este proceso no tardaba más de un minuto. El enfriamiento del film también se producía de manera rápida. De hecho, la autora del blog Liana’s Kitchen afirma que utiliza este truco, pero de una manera más práctica: "Cuando sé que voy a necesitar el film transparente, lo guardo en el congelador 15 minutos antes de utilizarlo".

Por tanto, este sencillo truco no nos obliga a tener que reservar un lugar especial para el film en el congelador. Utilizarlo evita momentos de desesperación cuando el film se pliega y se pega sobre sí mismo, además de mejorar el manejo para poder desenrollar solo la cantidad que realmente necesitamos.

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