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    Cuidado con las etiquetas.

    De un tiempo a esta parte, ir al supermercado suele parecerse bastante a descifrar un acertijo. Uno se enfrenta a toda una serie de productos con todo tipo de reclamos que, lejos de facilitar la elección de los más recomendables para nuestra salud, suelen llevar a equívocos. Resulta de lo más habitual que, atraídos por mensajes como "fitness", "casero", "light", "natural", "digestive" o "extrajugoso", acabemos echando a la cesta de la compra alimentos que no son tan saludables como pretenden aparentar. 

    La normativa europea que regula el etiquetado señala que "la información alimentaria no inducirá a error al consumidor en lo referido a la naturaleza, identidad, cualidades o composición" de los productos. Sin embargo, lo cierto es que las marcas estiran el chicle todo lo que pueden y se valen de la laxitud de las distintas normativas para llevar a cabo algunas malas prácticas (amparadas por la ley). Porque ¿quién establece si términos como "original", "tradicional", o "bienestar" inducen a error o reflejan una realidad?

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    Yogur 0% materia grasa.

    El yogur es un alimento que ha sido asociado tradicionalmente con numerosos beneficios para la salud. Algunos estudios han llegado a afirmar que tienen un efecto protector contra el sobrepeso. Sin embargo, no menos cierto es que el concepto yogur se ha pervertido en los últimos tiempos. De hecho, hace unos meses un estudio alertaba de que la gran mayoría de yogures del supermercado tienen más azúcar del recomendable

    Este trabajo de investigación salvaba de la quema a algunos yogures griegos, una variedad que, pese a su alto aporte en grasa, es recomendable desde el punto de vista nutricional. ¿Entonces por qué nos venden yogures 0% en materia grasa? Se trata de una triquiñuela. Que un yogur sea 0% no significa que sea más saludable. De hecho, algunos estudios han desmentido que los lácteos desnatados o sin materia grasa sean mejores que los enteros. Eso sí, estos yogures pueden estar también cargaditos de azúcar

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    Frutos secos fritos, salados y/o con miel.

    Los cacahuetes, las almendras o las nueces -los frutos secos en general- son alimentos saludables. De hecho, pese a su alto valor calórico y a la cantidad de grasas poliinsaturadas y ácidos grasos monoinsaturados que contienen, no están relacionados con el aumento de peso debido a su alto poder saciante y a la gran cantidad de fibra que albergan. Además, es muy habitual que se incluyan en dietas adelgazantes. Ahora, estas bondades sólo son aplicables a los frutos secos en su versión cruda. 

    Las habituales mezclas que podemos encontrar en los supermercados no son opciones recomendables ya que, además de estar fritos, suelen tener una cantidad elevadísima de sal. De igual forma ocurre con los cacahuetes con miel o caramelizados, cuyo procesado acaba pervirtiendo el resultado final del producto. Así, por ejemplo, 75 gramos de cacahuetes con miel y sal esconden 10,5 gramos de azúcar (lo equivalente a 2,6 terrones).

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    Tortitas de arroz con chocolate negro.

    El caso de las tortitas de arroz es un claro ejemplo de producto que podría ser saludable pero que, en algunas variedades, no lo es. Además, suele utilizarse de forma errónea en dietas de adelgazamiento. ¿Podría ser un producto adecuado para nuestra dieta? Sí, si estuvieran hechas al 100% con arroz integral. Pero la cruda realidad es que no es así.

    Éstas por ejemplo, contienen sólo un 46% de arroz integral. ¿Y el chocolate negro? El chocolate negro no existe. Al menos, legalmente. Es un término que utilizan las marcas para que pensemos que estamos ante un producto más saludable. En este caso, el chocolate es el principal ingrediente, pero es imposible saber con qué porcentaje de cacao está elaborado, un aspecto que sí es relevante para saber si estamos ante un chocolate apto o a evitar

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    Yogures helados.

    La industria alimentaria ha sabido aprovecharse de la buena fama del yogur para crear toda una suerte de variedades que, en muchos casos, ni siquiera son yogures de verdad. La cosa tiene su gracia porque desde hace tiempo han proliferado en las ciudades las yogurterías, unos establecimientos en los que se venden yogures helados y que, pese a su nombre, se encuentra muy lejos de parecerse a un yogur de verdad.

    Tal y como advirtió la OCU hace algún tiempo, "todos tienen bacterias lácticas en una cantidad razonable para ser un producto congelado, pero su número es muy bajo como para ser considerado yogur". Esta variedad se encuentra en un limbo legal y, más que de un yogur helado, deberíamos hablar de un helado de yogur. "Si los consideramos helado, sus cantidades de azúcar y grasas saturadas no tienen nada raro. [...] Todos llevan azúcar y alguno también edulcorantes para mejorar la congelación".

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    Mayonesa 'light'.

    Aunque la mayonesa se vista de seda, mayonesa se queda. Seamos sinceros: por muchos reclamos que incorpore este producto, la mayonesa industrial es una salsa ultraprocesada muy poco recomendable desde el punto de vista nutricional. Tal y como comentamos en este artículo, su principal problema tiene que ver con los aceites que se utilizan para su elaboración. "No estamos hablando de que en lugar de un poco de aceite de oliva lleven un poco de aceite vegetal, sino que la mayonesa industrial lleva un montón de aceite, es prácticamente todo grasa", advertía la dietista-nutricionista Natalia Moragues. 

    ¿Y la mayonesa ligera o 'light'? Sigue siendo igual de poco recomendable. Este último término, según establece la legislación, indica que se ha reducido un 30% su contenido graso o sus calorías. Sin embargo, "la mayonesa envasada tiene tantas calorías que, aunque quitemos un poco y hagamos una versión 'light', sigue teniendo un alto valor calórico".

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