El físico belga Thomas Hertog, durante la entrevista con EL ESPAÑOL.

El físico belga Thomas Hertog, durante la entrevista con EL ESPAÑOL. Laura Mateo

Ciencia Entrevista

Thomas Hertog, el discípulo aventajado de Hawking: "Soy el guardián de su mayor legado"

"Hawking y yo éramos como una pareja, pero en lo relativo a la cosmología" / "Las leyes de la física también han sido objeto de una evolución" / "No digo que haya otros universos, pero no juegan un papel en el nuestro"

25 febrero, 2024 01:43

Durante 20 años, Thomas Hertog (Lovaina, Bélgica, 1975) acompañó a Stephen Hawking desentrañando los orígenes del universo. Ambos estaban obsesionados con la idea de por qué, de todos los universos posibles, vivamos en uno que precisamente haya permitido nuestra existencia.

No tendría por qué ser así. Cuando Hertog y Hawking se conocieron en Cambridge (Reino Unido) un día de junio de 1998, estaba de moda la teoría de los universos múltiples de Andréi Linde: simplemente, nosotros vivíamos en una de las infinitas posibilidades de universos.

El problema es que, como explica Hertog a EL ESPAÑOL durante su visita a Madrid para un encuentro en el Espacio Fundación Telefónica, esto llevaba a un callejón sin salida: se trata de algo imposible de demostrar.

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Hawking y él trabajaron durante años en una alternativa que, además, fuera verificable. Es la idea que subyace a Sobre el origen del tiempo (Debate, 2024), libro donde desarrolla y completa la idea que Hawking dejó inacabada al morir en 2018.

El título del libro es un homenaje a Sobre el origen de las especies de Charles Darwin, quizá el libro más famoso (junto al Principia mathematica de Isaac Newton) de la historia de la ciencia. 

Mientras Darwin proponía la selección natural como un mecanismo de la evolución biológica que hacía innecesaria la intervención divina, Hertog (y Hawking) imaginaron algo similar para las leyes físicas: estas evolucionaron y fueron seleccionadas tras el Big Bang para conformar el universo tal y como lo conocemos.

Cuando conoció a Stephen Hawking, él ya era no solo una leyenda de la física sino un icono de la cultura popular. ¿Qué sintió al estar frente a él?

Fue un poco intimidante, por supuesto. Pero es que la investigación científica tiene algo de mágico: no hay jerarquías, no hay barreras, no hay brechas, de hecho, estábamos cooperando, tratando de comprender cómo funciona el universo.

Stephen, dentro de su departamento, lejos del ojo público, era un verdadero científico, un verdadero investigador. Además, muy apasionado: su motor era el deseo de entender las grandes cuestiones del universo. Lo supe: se produjo inmediatamente una conexión, era el primer físico que conocía impulsado por todas estas preguntas ancestrales, que tienen que ver con de dónde venimos.

¿Se siente el guardián del legado de Hawking?

De la segunda parte del mismo, la del último Hawking, no del más joven, que pensaba de manera diferente. Por supuesto, creo que sí es el legado de Stephen, seguramente su mayor legado. Porque, creo que logramos volver a colocar a la humanidad como parte de la cosmología. Creo que ese era su motor, lo que lo impulsaba.

Creo que su intuición siempre fue que, si vamos a estudiar el universo a los niveles más profundos, algo aprenderemos no solo sobre el universo o sobre cómo funciona, sino sobre nuestro propio lugar en el mismo.

A finales de la primera década de los 2000, el estado de Hawking empeoró y era más difícil comunicarse con él y avanzar en lo que estaban trabajando. ¿Eso ralentizó el trabajo y la aparición de este libro?

Buena pregunta. Podrías haber pensado que sí pero, en el fondo, no creo que lo haya ralentizado. Temíamos que llegase un momento en que no pudiésemos continuar trabajando pero nos sorprendió muchísimo que, después de tantos años de colaboración, pudimos desarrollar ese lenguaje común que teníamos, que se basaba en expresiones faciales, yo iba completando las frases que él iniciaba. Es sorprendente cómo puedes ir guiando una conversación por medios muy distintos a los verbales.

Tanto para él como para mí fue un tesoro. En el fondo, él estaba muy aislado en cuanto a comunicación, que es el gran problema que tienen estos pacientes. De alguna manera, la conexión entre nosotros se volvió más íntima: éramos como una pareja, pero en lo relativo a la cosmología.

En un programa de televisión en España, algunas personas pudieron hablar con sus familiares fallecidos mediante inteligencia artificial. ¿Es posible recoger el legado para hablar y discutir con él a través de las herramientas que provee la inteligencia artificial generativa?

No me habían hecho nunca esta pregunta. Ahora que he empezado a trastear un poco con ChatGPT, me doy cuenta de que funciona muy bien para comunicar, dentro de la esfera de lo conocido. Mi objetivo, sobre todo con Stephen, era salir de lo conocido. Lo he intentado con ChatGPT y para eso no vale.

En el instituto de investigación donde yo trabajo hemos generado muchas conversaciones con ChatGPT y, en todos los casos, estamos hablando de aspectos conocidos de la física y la cosmología; cada vez que ingresamos las preguntas de lo que estamos investigando, fracasa estrepitosamente.

Thomas Hertog trabajó durante dos décadas con Stephen Hawking.

Thomas Hertog trabajó durante dos décadas con Stephen Hawking. Laura Mateo

Por tanto, ChatGPT puede digerir este libro y, a lo mejor, representar mejor legado de Hawking, darle una mejor redacción. Pero no vamos a poder preguntarle sobre nada de lo que opinaba Hawking o descubrir nada nuevo.

En la etapa en la que estamos ahora, la mente humana tiene una creatividad irrepetible que todavía no hemos podido encontrar en la inteligencia artificial. De hecho, la aplicación de la IA a las ciencias es interesantísima porque, de alguna manera, es una herramienta para desarrollar la ciencia.

Una de las principales ideas del libro conecta la selección natural de Darwin, en lo biológico, con la selección de las leyes físicas que controlan el universo. ¿Cómo funciona esa semejanza?

Vamos a dar un paso atrás. La gran pregunta del libro es ese misterio que a Hawking le obsesionaba: la extraña naturaleza biofílica del universo. Ese hecho de que, por lo visto, las leyes de la física están diseñadas con un propósito.

Darwin decía que el ojo o el cerebro parecían estar diseñados según su función, como si requirieran de una especie de 'gran arquitecto' que los diseñara, o Dios, o incluso las matemáticas, en el caso de las leyes de la física.

En el fondo, las grietas de la teoría que desarrollamos Stephen y yo sobre el Big Bang vienen de ese concepto de que, en las primeras fases del universo, hay un nivel más profundo de evolución, que se produce al nivel de las leyes de la física.

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La conexión con Darwin podría ser que, a nivel conceptual, esa evolución también es un encuentro con el azar y, al mismo tiempo, hay un elemento de selección, que es inherente también a la teoría cuántica.

El resultado es que esas leyes de la física que conocemos actualmente se basan en la hipótesis de que también son el resultado de una evolución que se produjo en las primeras etapas del universo, cuando era muy caliente, muy diferente, muy joven, recién formado y, a partir de allí, esas leyes de la física cristalizaron. Por eso no concebimos que puedan evolucionar las leyes de las física.

Hacer experimentos aquí, en este planeta, está muy bien. Pero, cuando pierdes la cabeza como Hawking y llevas la física hasta el extremo, hasta el momento del Big Bang, descubrimos que, en realidad, las leyes de la física también son evolucionarias.

Esas son las bases de la teoría y por eso hemos puesto ese título. Hemos tratado de hacer una disección del origen del tiempo.

Un artículo publicado el año pasado en Nature hablaba de la teoría del ensamblaje, que busca unificar las leyes de la física y las de la evolución biológica. Es curioso que tanto su libro como esta teoría se inspiren en la biología para hacer física, cuando el camino suele ser el inverso.

Es un punto clave. Durante los 400 años siguientes a la revolución científica, hemos estado tratando de entender la física sobre la base de leyes inmuntables, fijas, eternas, verdades matemáticas inamovibles.

Esas verdades, esos principios, trascienden al universo. No creías tener una ley de la física que describiera la creación del Big Bang, es decir, una ley para crear lo que se va a crear. Lemaitre descubrió que el universo tiene historia y que esa historia tiene un origen, que el mundo no es estático como lo pensaba Einstein o Newton. ¿Qué hacemos al llegar a ese punto? Seguimos tratando de entender esa historia del universo utilizando como base estas leyes inmutables e inamovibles.

Las verdades de los principios de la física que hemos descubierto pueden ser más generales que los principios biológicos porque son más universales, pero no difieren fundamentalmente de ellos, tienen la misma naturaleza evolutiva, y eso tiene que ver con la teoría del ensamblaje.

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Llevamos 400 años estudiando estas leyes y las de la física son más fundamentales. Ahora se entiende por qué este trabajo fue una aventura tan inmensa: Hawking, en su libro Breve historia del tiempo, habla de la gran teoría del todo y lo llama 'la mente de Dios', igual que Newton y Einstein.

Él fue cambiando de opinión, no solo sobre el Big Bang sino sobre lo que se estaba deduciendo de las grandes leyes de la física. Esto era un cambio en el punto de vista: Newton, Einstein y el primer Hawking tratan de comprender el mundo con un punto de vista exterior y objetivo, como un dios, mientras que esta teoría le da la vuelta a la cosmología como un calcetín: tratamos de entender la historia del cosmos desde dentro, como Darwin.

Esa perspectiva es muy diferente y la gran sorpresa es que, si adoptas ese punto de vista, puedes retroceder en el tiempo y llegar a las raíces de ese árbol y encontrar allí que, así como las leyes de la biología desaparecen en el origen mismo de la vida, lo mismo suceden con las leyes de la física: desaparecen en el Big Bang. Ese es el cambio crucial, el cambio ontológico.

Tanto Hawking como usted hablan de Dios, de diseño, de finalidad... Conceptos de los que, muchas veces, los científicos buscan desmarcarse. ¿Es una audacia hablar tan abiertamente de estos conceptos más filosóficos que físicos o es algo de lo que los científicos deberían hablar más a menudo?

No todos los físicos tienen que hacer ese acercamiento. Si haces observaciones astronómicas o analizando la colisión de partículas en el CERN, o creando materiales nuevos, en química, tampoco tienes muchas preguntas filosóficas, creo yo.

Este tipo de interrogantes tienen que ver con el lugar que ocupamos en el universo, lo que significa ser un humano en un universo biofílico. Tiene que ser una pregunta filosófica (y me vas a decir que a Stephen no le gustaba la filosofía) pero creo que el trabajo que hacíamos era de incluir la filosofía en la física y no al revés, no hacer una filosofía de la física.

Este es un objetivo fundamental de la ciencia. Si la física y la cosmología van a dar forma a una visión del mundo, de una u otra forma, tienen que abordar ese enigma del universo biofílico. Es maravilloso, además.

¿Cree que esta idea pueda ser malinterpretada por grupos religiosos para ver una justificación a sus ideas?

Espero que no porque yo aspiro a lo contrario. Creo que esto viene porque la evolución darwiniana ha sido retorcida de tal manera... Hay mucho retorcimiento de las leyes de Darwin en esta época.

De hecho, en el principal programa de debates de la televisión francesa, en París, cuando presenté mi libro el pasado marzo, estábamos en un plató con mucho público en directo. Normalmente, el público jamás interfiere en este programa, ni siquiera durante las discusiones políticas más controvertidas.

Mientras me entrevistaban, sin embargo, alguien sí interrumpió: era un creacionista. En Francia se ha convertido en un episodio famoso.

Hertog ha viajado a España para pronunciar varias conferencias sobre los orígenes del universo.

Hertog ha viajado a España para pronunciar varias conferencias sobre los orígenes del universo. Laura Mateo

La pregunta no es tonta, tiene que ver con esa obsesión con encontrar la explicación que lo aclare todo, una gran causa para el Big Bang. Es tan humana esa necesidad que, de alguna manera, lo que digo en el libro es que, con el Big Bang, hemos descubierto algo que no podemos explicar: en lugar de una causa última, hemos encontrado la capacidad del mundo para cambiar, evolucionar y decir la última palabra. Por supuesto, no se ha dicho la última palabra sobre lo que puede significar ese cambio.

Sentí que solo podía llegar hasta donde lo he hecho. En el último capítulo del libro hablo un poco sobre esto, pero tenía que presentar una hipótesis científica cercana al legado de Hawking, que de alguna manera pueda conectar con la historia de la cosmología, de tal manera que pueda sugerir las implicaciones epistémicas de esa teoría pero sin ir más allá. Esa era mi intención.

La física y la cosmología a finales del siglo XX fue muy creativa, con la teoría de los multiversos, los agujeros de gusano... En el siglo XXI parece que los esfuerzos se han ido hacia lo tecnológico dado que estas teorías parecen haber llegado a un callejón sin salida. ¿Pueden llegar a demostrarse o van a permanecer siempre en el apartado teórico?

Creo que hay tres preguntas en una. Las especulaciones sobre los multiversos en los años 90 fueron el primer intento de abordar esa concepción antrópica del universo. Los científicos estaban emocionados porque es posible que no haya una única respuesta matemática que lo abarque todo, ya que puede que haya muchos universos.

De eso fue mi primera conversación con Hawking. Fue uno de los primeros en darse cuenta de que ese camino hacia el multiverso era un callejón sin salida: requería datos no científicos. Esta es una hipótesis mejor, la evolucionaria: puede que haya otros universos o no, pero no juegan ningún papel en el esquema predictivo de la física de este universo, así como la vida en otro planeta puede existir pero no necesariamente tiene la misma evolución darwiniana que en el nuestro. No estamos diciendo que no haya otros universos, pero no juegan un papel en el esquema predictivo del nuestro.

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Segunda pregunta: ¿cómo ponemos a prueba esta teoría? Este nivel de evolución, que es mucho más profundo, se produjo en las primeras etapas del universo. No podemos verlo, está oculto en la niebla del cosmos, pero podemos aspirar a descifrarlo a través de la observación de las ondas gravitatorias. Esa evolución temprana generó ondas gravitatorias y esas ondas han ido recorriendo el universo. En esto se basa mi esperanza de dilucidar este enigma. No sé si me va a llevar a algún sitio pero existe la posiblidad.

Tercera pregunta. Sí que hay algo, una nueva rama de la física muy creativa, más alucinante aún que la del multiverso y los agujeros de gusano, más creativa. En el capítulo 7 del libro hablo de la física holográfica. Es una concepción muy creativa y no hemos visto más que la punta del iceberg: esta teoría parecería sugerir que una de las dimensiones que nos rodean es, de alguna manera, una ilusión y adquiere importancia solo en las regiones exóticas del universo, donde nuestra percepción familiar de la realidad se vuelve problemática: cerca de los agujeros negros y durante el Big Bang. Esos puntos en los que desaparece la dimensión.

Para entender esta hipótesis y lo que sucede en el Big Bang y los agujeros negros, estoy convencido de que necesitamos entender esa naturaleza holográfica de nuestra realidad. Si quieres algo creativo, ahí lo tienes.

Hawking murió un par de años antes de la pandemia. A raíz de la Covid, han cobrado fuerzas movimientos negacionistas y anti-científicos. ¿Cómo cree que Hawking vería este nuevo mundo?

Él se opondría con todas las fuerzas. Stephen era un optimista en la vida —eso fue lo que le mantuvo vivo tanto tiempo— y en la ciencia. Estaba profundamente convencido de que, si la ciencia se convierte en una cultura científica, marcaría el camino a seguir. Y, por supuesto, compartió esta visión con el mundo.

Creo que, de haber estado durante y después de la pandemia, seguramente habría añadido su voz a los que se oponen a estos negaconistas. Pero ya no está con nosotros, así que aquí estamos.