Este lunes 25 de mayo España al completo terminaba de entrar en la fase 1 de la desescalada y, con ello, se permitía lo que quizás más deseaba todo el mundo: las reuniones -respetando, eso sí, la distancia social- con hasta otras nueve personas, sin especificar dónde debían celebrarse. 

Dadas las normas que rigen en España con el estado de alarma, eso sólo dejaría un puñado de lugares aptos para quedar-a no ser que se quiera hacer ejercicio o pasear-: los domicilios, las oficinas o sedes de instituciones y empresas y las terrazas, ya sean particulares o de bares y restaurantes. 

Pero la ciencia ya ha dado varias pistas para orientarnos sobre qué lugares son más adecuados para reunirse en tiempos de desescalada y no son otros que los espacios al aire libre. A pesar de la polémica sobre las manifestaciones y otros eventos multitudinarios del fin de semana del 8M, parece claro que la mayoría de supercontagios han tenido lugar en sitios cerrados, que englobarían desde el transporte público, a los congresos y los eventos deportivos en estadios cerrados

Estos dos últimos lugares fueron precisamente los primeros en los que se prohibieron las reuniones en España, en una orden que se anticipó en 11 días al confinamiento ordenado en el estado de alarma

Un extenso artículo en The Atlantic recoge varios de los actos multitudinarios celebrados en interiores que sirvieron de forma demostrada de foco de expansión de la infección por coronavirus Sars CoV-2: una iglesia en Corea del Sur, un auditorio en Francia y una reunión celebrada por una farmacéutica en Massachusetts (EEUU). 

En España, nuestro principal ejemplo sería el funeral celebrado en Vitoria que llevó al primer confinamiento del país, algunos barrios del pueblo riojano de Haro. 

Pero más allá de los casos recopilados en las hemerotecas, un estudio científico -pendiente de revisión- llevado a cabo por investigadores de Hong Kong, demuestra que de 7.394 casos documentados en China, sólo un brote entre desconocidos se produjo en exteriores. En concreto, en una conversación entre un grupo de hombres de un pequeño pueblo del país. 

Otro trabajo japonés -también del repositorio de estudios sin revisar- afirma que el riesgo de transmisión es 19 veces más elevado en el interior que en el exterior. 

Sin embargo, que el riesgo de transmisión sea menor no significa que sea inexistente. De ahí que los expertos en salud pública recuerden que hay que tomar medidas para estos encuentros y eso también acota los lugares más idóneos para quedar. 

Según un artículo de The New York Times, lo ideal es sólo socializar con las personas que viven en el mismo domicilio, pero eso es justo lo que la gente está cansada de hacer. 

Así, para reunirse con amigos y familiares, se recomienda tomar ciertas precauciones. En primer lugar, que las reuniones sean pequeñas. Aunque el Ministerio de Sanidad permita juntarse hasta a 10 persona no es obligatorio hacerlo: se puede quedar con menos gente

Esto es lo que lleva a cercar aún más el lugar idóneo para quedar con gente, aunque no es asequible, obviamente, para todos: serían las terrazas de domicilios particulares -o aquellas de bares o restaurantes con el aforo mínimo garantizado- las mejores para la desescalada. 

Más allá de ello, se recomienda no compartir comida; de hecho, en China ha habido bastante polémica porque las autoridades sanitarias han prohibido utilizar los famosos palillos para servir comida a otras personas o coger a otros de sus platos, una costumbre muy extendida y que es incluso símbolo de respeto o aprecio especial por esa persona. 

El equivalente en España serían los platos más típicos para compartir incluso con las manos, desde las clásicas patatas fritas de bolsa a las croquetas. Pero también hay que decir adiós a la costumbre de compartir utensilios y bebidas. Se acabó el "yo me acabo la copa si tú no la quieres" o el "¿te importa usar mi misma cuchara?"

Por supuesto, lo más importante es mantener la distancia social y utilizar mascarilla si no se hace. La solución hidroalcohólica tendrá que ser componente esencial de cualquier terraza sea pública o privada. 

La profesora de la Universidad Estatal de Virginia Linsey Marr declaraba al rotativo estadounidense: "Creo que en casi todos los casos es mucho mejor estar al aire libre que en interiores; en el exterior las cosas se diluyen. Creo que el riesgo es muy bajo, siempre y cuando se mantenga una distancia de dos metros".

"La vida en una pandemia es más segura al aire libre, en parte debido a que hasta un viento leve disminuirá con rapidez la concentración del virus. Si hay una persona enferma, el viento esparcirá el virus y tal vez exponga a las personas que estén cerca, pero en cantidades más pequeñas, lo cual tiene menos probabilidades de ser perjudicial", concluía la experta.

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