Recuperar alimentos tradicionales de la dieta mediterránea como son las nueces, almendras y avellanas puede ayudar a contrarrestar uno de los males del siglo XXI, el auge de la infertilidad. Es lo que concluye un estudio de la Universitat Rovira i Virgili (URV) presentado en el congreso de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología, y que publicará el American Journal of Clinical Nutrition.

El estudio se ha realizado sobre 119 voluntarios de entre 18 y 35 años en buen estado de salud que, según la investigadora jefa, Mònica Bulló, se alimentaban según la "dieta occidental": abundante en carne y grasas, pero escasa en verduras y fruta. Se dividieron en dos grupos: uno mantuvo sus hábitos alimenticios sin variaciones mientras que al segundo se le proporcionaban 60 gramos diarios de frutos secos en la comida.

A las catorce semanas de ensayo, se les extrajeron muestras de semen a comparar con las tomadas al inicio del estudio. Los jóvenes que había consumido en este tiempo nueces, almendras o avellanas habían incrementado en un 16% la cantidad de espermatozoides. Además, la calidad de su esperma era superior, en parámetros como la motilidad, la vitalidad y la morfología de cada una de estas células reproductoras.

La nueces y el resto de frutos secos proporcionan zinc y selenio, explica The Times, elementos fundamentales para la producción de esperma. Además, contienen ácido omega-3 y folato que han demostrado en estudios médicos paralelos ser beneficiosos para la espermatogénesis. Aunque los resultados son alentadores, los investigadores previenen que no suponen por sí solos una solución a la infertilidad.

"La literatura médica está acumulando evidencias de que los cambios saludables en los hábitos de vida, como el seguir un patrón de alimentación saludable, pueden ayudar a la concepción" - concluye Albert Salas-Huetos, otro de los directores de la investigación.

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