Antonio Luis Mostaza y José María Manzanares

Antonio Luis Mostaza y José María Manzanares

Sociedad

Antonio Luis Mostaza, el cirujano de los toreros: “Me sorprende su sentimiento de debilidad ante una operación”

José María Manzanares, Roberto Domínguez, Dámaso González y El Fandi son algunas de las leyendas de la tauromaquia que han puesto su salud en manos de este destacado neurocirujano vallisoletano con el que ha hablado EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León

29 mayo, 2023 07:00

Antonio Luis Mostaza Saavedra se ha convertido en una especie de ángel de la guarda para numerosos rostros conocidos del panorama social que sufren serios problemas de salud, un tanto complicados de solucionar.

Él es un neurocirujano vallisoletano especializado en cirugía vertebral y pionero en microcirugía endoscópica, con más de 25 años de experiencia y con una intachable trayectoria profesional, que, pese a haber tenido siempre una clara vocación por la ingeniería, a base de mucho esfuerzo y sacrificio, y gracias a su tenacidad, hoy ha logrado convertirse en toda una eminencia de la medicina. 

Antonio Luis Mostaza en el Hospital San Juan de Dios de León

Antonio Luis Mostaza en el Hospital San Juan de Dios de León

Trabaja en León, fue él quien llevó a cabo la primera intervención quirúrgica de cirugía endoscópica que se realizó en España y, aunque opera a más anónimos que famosos, lo cierto es que todo el mundo le conoce como 'el cirujano de los toreros' por las múltiples figuras del toreo que han pasado por sus manos.

Fue Fernando Cepeda quien le hizo entablar una agradable relación con la tauromaquia. Corría el año 2012 y fue tan grata la experiencia que vivieron ambos, que este tan solo fue el inicio de un camino que hoy el cirujano todavía sigue recorriendo. 

Alfredo Leal, Miguel Ángel Perea, Dámaso González, Roberto Domínguez, Curro Vázquez, José María Manzanares y El Fandi son solo algunos de los diestros que han recurrido al neurólogo para arreglar sus dolencias o patologías en el raquis, experiencias absolutamente inolvidables de las que el cirujano ha querido hablar en una sincera entrevista con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León, en la que también ha dado a conocer detalles de su vida más personal que permiten entender el porqué Antonio Luis Mostaza Saavedra ha conseguido llegar a lo más alto:

Antonio Luis Mostaza con José María Manzanares

Antonio Luis Mostaza con José María Manzanares

P: Licenciado en Medicina y especialista en Neurocirugía. Además, has completado tu formación cursando estudios de cirugía mínimamente invasiva y cirugía endoscópica en varios países europeos. ¿De dónde viene tu interés por la medicina? ¿Qué es lo que te impulsó a especializarte en este campo?

R: Mi madre quería que fuera médico y mi padre ingeniero. Mi vocación era también de Ingeniería y yo no sé si soy más médico o ingeniero. La verdad es que esa doble faceta fue lo que me hizo inclinarme hacia la Neurocirugía y a la cirugía de raquis.

Es verdad que empecé a hacer Ingeniería en Valladolid, pero claro, hacer Medicina, Ingeniería y también jugar al voleibol en primera división, era terrible y me era imposible. Los días de 24 horas no daban, así que seguí con la Medicina. Mi padre se disgustó, quería que hubiese hecho Ingeniería porque mi mente es matemática, pero hice Medicina y yo creo que lo he desarrollado bastante bien.

Yo soy de Valladolid, estudié Medicina en Valladolid, y una vez que terminé la carrera hice el MIR y la especialidad en Neurocirugía en el Hospital Universitario de León. A los pocos años de terminar la especialidad y ejercerla en León, realicé intervenciones quirúrgicas relacionadas con la patología cerebral, pero poco a poco descubrí que la cirugía vertebral tenía un algo especial. La biomecánica espinal despertaba mi vocación de ingeniero, así como el reto de tratar los procesos medulares. Porque para entender la patología de columna tienes que ser más ingeniero que médico.

En aquella época, había pocos neurocirujanos que hacían raquis en España, entonces, aunque primero me formé en España, después me fui a Francia, a Alemania y también a Estados Unidos porque la cirugía endoscópica, la cirugía mínimamente invasiva, se hacía prácticamente en esos sitios. Y así es como estuve rodando por ahí. Múltiples reuniones, congresos, intentando mostrar lo que yo hacía. Muchas veces te alababan y otras veces te daban golpes porque decían: ‘Pero qué haces metiendo un endoscopio en la columna, estás loco’, o eso era lo que me daban a entender. Me podía haber echado para atrás y decir: ‘jo, pues esta gente, que son los grandes expertos de la cirugía de raquis, puede que tenga razón’. Pero no, yo seguí adelante como un miura, fui desarrollando mi profesión y la técnica de cirugía mínimamente invasiva por endoscopia, y eso es lo que hago actualmente. En la actualidad llevo operados varios miles de pacientes por esta técnica.

P: Has sido jefe de Neurocirugía del Complejo Asistencial de León y responsable de la Unidad de Cirugía Avanzada e Innovadora de la Columna Vertebral. ¿Cómo has conseguido llegar hasta aquí?

R: He sido jefe de Neurocirugía del Hospital Universitario de León hasta marzo de 2022 y actualmente tengo mi consulta privada, pero luego opero tres días a la semana, a veces cuatro, en el Hospital San Juan de Dios de León, donde había trabajado anteriormente, cuando empecé mis andaduras por la cirugía del raquis. Hubo un impasse en el que estuve trabajando en otro hospital, pero volví.

Allí, precisamente, fue donde en el año 1997 realicé la primera intervención quirúrgica que se realizó en España de cirugía endoscópica. Entonces con el paso del tiempo vas cogiendo más experiencia y ahora se puede decir que prácticamente en el 90% de las operaciones quirúrgicas que hago, yo no empleo el microscopio quirúrgico, yo empleo el endoscopio.

Llegar hasta aquí no ha sido una tarea fácil porque ya llevo más de 25 años haciendo cirugía endoscópica. Ha sido mucho entrenamiento, mucho prepararte, mucho leer, e indudablemente, gracias quizá a la tenacidad que he tenido y apoyándome en esa vocación también de ingeniero, he logrado llegar a donde estoy ahora.

He intentado llegar siempre a lo más alto. Cuando jugaba al voley fui considerado el mejor jugador de Valladolid y de Castilla y León, luego he hecho aeromodelismo, he competido a nivel nacional e internacional, en definitiva, siempre me he propuesto metas de llegar a lo más alto e intentar conseguir lo más que puedo dar. Es un poco una cuestión personal, de mi carácter y de enfrentarme a todo lo que hago en la vida. Todo esto es formación, es una manera de pensar y de desarrollarte.

P: Con el paso de los años, has logrado que se te considere un neurocirujano pionero en microcirugía endoscópica, así como convertirte en uno de los 50 especialistas más valorados de 2019 y 2020, según el listado en el ámbito de la medicina privada en la VII Edición de los Top Doctors Awards. ¿Cómo ha sido el proceso? ¿Qué suponen para ti estos reconocimientos, además de un orgullo y un honor?

R: Claro que es un honor y un orgullo que te nombren entre los 50 mejores. Es un reconocimiento indudablemente. Sí puede ser que estos reconocimientos me hayan abierto más puertas, me hayan traído más pacientes, o incluso me hayan dado a conocer en determinados lugares en los que no era tan conocido, pero yo doy mucha importancia al boca a boca, que yo creo que es lo que más influye.

P: Mucha gente te conoce como ‘el cirujano de los toreros’ por haber operado a varios profesionales de la tauromaquia. ¿Cómo, cuándo y con quién empezaste a ganarte esta fama?

R: Me llaman el cirujano de los toreros cuando realmente me tendrían que llamar el cirujano de las personas de edad avanzada, porque yo he operado a toreros, periodistas, deportistas y a alguna que otra personalidad con mucha relevancia aquí en España, pero lo que más opero son personas de edad avanzada que están desahuciadas en otros hospitales y que vienen a ti porque con la endoscopia puedes hacer cosas que habitualmente no se pueden hacer.

Mi relación con el mundo taurino comenzó en abril del año 2012, cuando Fernando Cepeda acudió por primera vez a mi consulta, por recomendación de unos amigos de Sevilla a los que yo ya había tratado. Fue tal la interconexión que mantuvimos desde el primer momento, que hoy día puedo presumir de tener un gran amigo, incluso he intervenido hace tres años también a su hijo.

Yo nunca había tenido relación con el mundo taurino, no veía apenas corridas de toros. La primera relación que establecí con el mundo taurino fue a través de Fernando Cepeda y a partir de ese momento la relación ha sido realmente estrecha. El boca a boca fue rodando y cada vez fui atendiendo a más personas del mundo taurino.

P: Se dice que por tus manos han pasado aclamados diestros de la talla de Alfredo Leal, Curro Vázquez, Roberto Domínguez, Fernando Cepeda, Dámaso González, José María Manzanares y el Fandi, ¿es eso cierto?

R: Fernando Cepeda fue el primer paciente del mundo taurino. Luego por el boca a boca, así sin más, vinieron los demás toreros: Alfredo Leal, Miguel Ángel Perera, Dámaso González, Roberto Domínguez, Curro Vázquez, José María Manzanares y algún otro más por ahí que dejo en el tintero. El último intervenido ha sido David Fandila, conocido como El Fandi.

Yo creo que entre toreros, ganaderos, banderilleros, rejoneadores y familiares pasan de los 20. Sé que es puro boca a boca. A mí me decían los apoderados que prácticamente todos los apoderados y prácticamente todos los toreros tenían mi número de teléfono en el móvil. Se lo han pasado entre ellos, eso está claro.

P: ¿Cómo son cada uno de ellos en las distancias cortas? ¿Todos se han mostrado respetuosos y agradecidos contigo?

R: En este momento y desde el punto de vista profesional y humano sólo puedo decir que me parecen personas muy respetuosas, el trato llega a ser muy cercano y cumplen a rajatabla los consejos que les das en relación con la patología que tienen y la profesión que ejercen.

Yo los veo sacrificados porque indudablemente el arte que practican requiere un entrenamiento de aleta, pero si hay algo que me llama la atención es el valor que ejercen delante de un toro y el sentimiento de debilidad que muestran ante una intervención quirúrgica. Esto sucede en todas las personas que se intervienen, pero en los toreros es más palpable.

P: Tus operaciones más sonadas han sido la de Manzanares, en septiembre de 2020, y la del Fandi hace casi tres semanas, pero ¿con cuál de todas tus operaciones a toreros te quedarías?

R: Todas las intervenciones que realizo son importantes, no solamente para ti sino para el paciente, pero hay casos en los que por la complejidad te sientes más atraído.

La primera indudablemente fue importante porque a Fernando Cepeda le considero uno de mis grandes amigos, pero Manzanares lo recuerdo como un caso muy especial por la responsabilidad que tenía.

Cuando vino a la consulta me dijo que le habían operado cuatro veces y claro, operar a una persona a la que han operado cuatro veces tiene sus pros y sus contras. Era una responsabilidad y así se lo hice saber. Le dije que era un riesgo, no solo por la patología que padecía y por la técnica quirúrgica que había que emplear, sino por las exigencias de su profesión.

Al final decidimos que sí, lo hice por endoscopia, le dije que tenía que seguir mis normas a rajatabla, y la verdad es que las cumplió. Le comenté que, si lo hacía todo bien, en marzo del año siguiente podría torear en Valencia. Y así fue. Desde entonces, está toreando y bien.

Luego hay otras cirugías que recuerdas y que nunca se te van de la mente, que son aquellas que no han ido bien del todo, esas son las que más te marcan.

P: ¿Cómo sueles reaccionar cuando un rostro conocido aparece en tu consulta?

R: Lo afronto como cualquier otro paciente. A mí me llegan, veo lo que tienen, les diagnostico, les pongo un tratamiento y si hay que operarles les digo que hay que hacer cirugía. Para mí lo importante es la persona y lo que tiene. La profesión va en segundo lugar.

Eso no quita que cuando tienes que operar a una persona más significativa, indudablemente tienes que medir muy mucho lo que vas a hacer y sobre todo los resultados de la cirugía. Aunque el resultado en todas las operaciones tiene que ser el mismo y hay que intentar por todo lo posible tratar a todas las personas de la misma forma, sea de la clase social que sea y de la índole que sea, esos casos quieras que no te marcan un poco y te sientes un poco más presionado porque ahí no hay margen de error.

P: ¿Es para ti algo agradable y positivo que te relacionen con famosos?

R: Siempre será positivo y agradable que te relacionen con alguien, con toreros, con deportistas, con periodistas... Lo importante es, como dice el refrán, que hablen de ti, aunque sea para mal (ríe). Lo realmente importante es el agradecimiento de las personas y el boca a boca.

A mí que me relacionen con los toreros bien, pero me gustaría que me relacionaran más con las personas mayores porque creo que necesitan más ayuda que ellos.

P: ¿Consideras que el hecho de que se te conozca como ‘el cirujano de los toreros’ te beneficia y te ayuda a atraer más pacientes, o, por el contrario, piensas que esto genera cierto rechazo por el simple hecho de estar vinculado, en cierto modo, al mundo de la farándula?

R: Negativo no es. Yo creo que la gente cuando viene a ti viene por lo que eres, lo que haces, lo que representas. Los pacientes lo que valoran en sí es la trayectoria que tienes dentro de tu profesión y del tipo de técnicas quirúrgicas que desarrollas. Que operes a una persona conocida, independientemente de que pertenezca al mundo taurino u otro tipo de actividades, está en un segundo plano. Yo tengo pacientes que son totalmente antitaurinos y, sin embargo, valoran positivamente que hayas operado a Manzanares u otros pacientes porque lo importante para ellos es que les has resuelto el problema y que están haciendo una vida normal y desarrollando su profesión.

Sí es cierto que quizá les inspire más confianza el hecho de que personas tan importantes y con tanto poder se pongan en mis manos. Además, indudablemente, cuando te relacionan más con un tipo determinado de profesionales siempre vas a atender a más a pacientes que tengan cierta afinidad por ese mundo. Es más, mucha gente viene por lo que has hecho con fulanito o con menganito, y para mí es un orgullo que la gente lo sepa, pero yo creo que la influencia es escasa cuando tienes un prestigio y una trayectoria.

P: ¿Qué balance haces de tu trayectoria profesional?

R: El balance que hago es positivo porque soy ingeniero y médico, que era mi meta. Y sobre todo lo ves con el agradecimiento de los pacientes, que para mí es lo más importante. Con los pacientes que no acaban de ir bien del todo me gusta mantener una relación muy estrecha porque son los que más lo necesitan y eso te hace intentar mejorar.

P: ¿Proyectos a corto y largo plazo que puedas y quieras desvelar?

R: Actualmente y teniendo en cuenta las últimas innovaciones en la cirugía de raquis en cuanto a la navegación, la robótica y la inteligencia artificial, estamos desarrollando un proyecto que consiste en planificar la cirugía vertebral previa al acto quirúrgico, mediante el diseño de biomodelos 3D desarrollados por inteligencia artificial. Con esto logramos ver la columna vertebral idéntica a la del paciente con todas las alteraciones desde el punto de vista anatómico y biomecánico. Con ayuda de impresoras 3D, imprimimos los biomodelos y las guías tridimensionales individualizadas para cada vertebra y persona, a través de las cuales introducimos los tornillos en las vértebras para conseguir una correcta posición de los mismos y lograr la mejor alineación biomecánica para el paciente.

Además, estoy con más proyectos. Llevo toda mi vida diseñando y te puedo decir que todo el instrumental que yo empleo, todos los artilugios, los he diseñado yo. Estoy continuamente ideando, preparando y pensando cosas nuevas para hacer.

De momento, en retirada no pienso, hasta que el cuerpo me diga basta. Es verdad que en este momento de mi vida ya he llegado a donde tenía que llegar, a lo máximo, pero sigo dedicándome a la cirugía por ayudar a las personas de edad avanzada a las que nadie ha querido operar por las complicaciones que existen.