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Fernando Valera, obispo de Zamora: “Estamos viviendo una situación muy dura que requiere toda nuestra atención, trabajo e imaginación”

29 diciembre, 2020 13:01

Juanma de Saá / ICAL

El obispo de Zamora, Fernando Valera, afirmó hoy que, desde el inicio de la pandemia de coronavirus, “estamos viviendo una situación muy difícil, muy dura, que requiere toda nuestra atención, trabajo e imaginación para poder responder” y destacó la tarea desarrollada por Cáritas Diocesana, que ha recibido un 30 por ciento más de solicitudes de ayuda.

“Necesitamos la ayuda de toda la sociedad y la Iglesia de Zamora. Mucha gente recibe ayudas a través de Cáritas. Cáritas es el rostro cercano de Dios, que se acerca al pobre. La Iglesia, que se hace una con los sufrimientos de nuestra gente”, señaló.

Monseñor Valera Sánchez hizo estas declaraciones en el Centro de Formación y Empleo, en la capital zamorana, durante la presentación de la campaña ‘Esta Navidad, más cerca que nunca’ y la exposición de los datos sobre personas atendidas por Cáritas Diocesana de Zamora. En la presentación también intervino el delegado director de Cáritas de Zamora, Antonio Jesús Martín.

El prelado, quien agradeció el trabajo de los periodistas, consideró que es “un momento importante” para que los medios “vayan creando un horizonte de esperanza e ilusión en medio de nuestra sociedad” y apostilló: “Si todo pide distancia, nosotros tenemos que escuchar el mensaje de estar cerca de los demás. El amor a Dios se hace realidad en el amor al hombre. La experiencia de Dios, que tiene que ser profunda en nuestro mundo, tiene que traducirse en una experiencia honda de acercamiento desde el rostro e Dios a los demás, especialmente a los pobres y a los vulnerables”.

En este contexto, Fernando Varela destacó la “gran labor” desarrollada por Cáritas Diocesana de Zamora. “Para mí, está siendo una aventura sorprendente acercarme a distintas realidades de Cáritas. Haber pasado toda la tarde de Nochebuena en el de rehabilitación de alcohólicos, el centro de acogida a transeúntes y la residencia de sacerdotes”, explicó.

“Escuchar, estar atento, estar cerca, escuchar las historias de los que nuestro mundo y diócesis, a veces pueden tener la única salida la calle, ver sus heridas y su situación. Para mí fue muy sorprendente y todo eso lo llevé a la misa de Nochebuena. En el altar esta esa gente, esos rostros y esas miradas”, concluyó.