Javier López, gerente de El Recreo Centro de Turismo Rural en San Martín de Castañeda
Un famoso restaurante de Sanabria pierde 30.000 euros en una semana: "Luché toda la vida para levantarlo"
El incendio de Porto de Sanabria arrasa rutas y espacios naturales protegidos, mientras hosteleros como Javier López ven cómo su temporada turística se derrumba entre cenizas y cancelaciones.
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Una de las rutas imprescindibles en la comarca de Sanabria es la subida a la Laguna de los Peces. Un entorno único, mágico, natural y puro, que acoge a multitud de especies animales y vegetales, así como unas vistas maravillosas. O así era hasta hace una semana.
El devastador incendio de Porto de Sanabria ha arrasado con este entorno natural protegido, con una preciosa laguna glacial y valles como el del cañón del río Forcadura con un barranco de más de 250 metros. Una pérdida incalculable en valor medioambiental y algo más cuantificable económicamente para quienes viven del turismo en esta deprimida comarca zamorana.
Bien lo sabe Javier López, gerente de El Recreo Centro de Turismo Rural en San Martín de Castañeda. Este es una de las localidades con parada obligatoria en esa subida a la Laguna de los Peces.
Terraza de El Recreo Centro de Turismo Rural en San Martín de Castañeda antes del incendio
Lo primero porque, literalmente se cruza el pueblo, y después precisamente por el buen hacer en la mesa de hosteleros como Javier, cuyo restaurante es uno de los referentes de la gastronomía sanabresa por excelencia.
Pero en estos días, su preciosa terraza no está llena de turistas, como sería habitual en estas boyantes fechas, sino de pura ceniza. Una capa negra que todo lo cubre, por fuera de las mesas y por dentro del alma de estos vecinos, que han sentido el miedo, la rabia y el dolor en sus propias carnes.
San Martín de Castañeda estuvo a punto de ser alcanzado por las llamas del incendio iniciado el 14 de agosto en Porto. El 19 de agosto, el pueblo fue desalojado por el avance de un fuego que, afortunadamente, ha remitido, y los vecinos han vuelto a casa el 22 de agosto, tras una semana de terror.
Javier recuerda que "hicimos las maletas con miedo". Conocen muy bien su monte y saben que "hay cerros que se reavivan con nada, con que cuele un poco el aire. Incluso con medios aéreos cuesta, porque hay tanta maleza que no llega el agua al suelo. Lo que arde es la propia tierra, como una turbera de vegetación. Esa es la verdad".
El desalojo fue un momento de máxima tensión para todos ellos. "Cualquier persona puede tener miedo, pero cuando haces las maletas y las dejas preparadas en la puerta, dices: Dios mío de mi vida, ¿qué ha pasado aquí? Por una hora estuvimos acojonados", recuerda.
Muchos se fueron durante el desalojo, pero otros vecinos decidieron quedarse para proteger lo suyo, entre ellos Javier. "Es tu vida, es tu sangre. ¿Qué me vale a mí irme, si se me quema el hotel, si he luchado toda mi vida por levantarlo?", justifica.
Pérdidas económicas millonarias para un pueblo pequeño
Aunque no ha habido que lamentar víctimas humanas, las pérdidas económicas en la hostelería y la ganadería son cuantiosas para Sanabria. En el caso de Javier López, los daños se cifran en torno a 30.000 euros en solo una semana.
"Solo en el restaurante calculo entre 20.000 y 25.000 euros. Si le sumamos las cancelaciones de huéspedes, hablamos de 30.000. Y eso es una barbaridad para nosotros, porque siempre decimos que hay que tener un buen verano para pasar un buen invierno", detalla.
Terraza de El Recreo Centro de Turismo Rural en San Martín de Castañeda cubierta por el hollín del incendio
El incendio llegó en plena semana grande del 15 de agosto, la más fuerte del año para el turismo en Sanabria. "La gente ya tenía miedo días antes de los desalojos, iba cancelando y no venía", recuerda.
Además del hotel, El Recreo ha sufrido la paralización de visitantes en su famoso restaurante, especializado en carnes de la tierra. "Tenía cámaras llenas de producto perecedero: fruta, pescado, carne. Todo son pérdidas económicas", detalla.
Todo en un año que ya había sido difícil para el sector hostelero en la zona por la mala meteorología en los momentos estivales. "Semana Santa vino lloviendo, el puente de mayo también, y la temporada de nieve se cortó. Se nos ha juntado un año tremebundo, de verdad", se lamenta.
La lucha por defender lo propio
Mientras hablamos con Javier, él está bajando un día más del monte donde colabora en la extinción de pequeños focos y trabajos de refresco, junto a otros vecinos del pueblo que decidieron no irse.
Visto lo ocurrido en esta fatídica semana, el hostelero critica la falta de coordinación en el operativo, aunque valora profundamente el esfuerzo de bomberos, medios forestales, Ejército, voluntarios y medios aéreos, asegura que "sin ellos hubiera sido imposible".
Sin embargo, subraya que la experiencia de los vecinos ha sido clave y vital. "Los cortafuegos que se han hecho fueron bajo nuestras directrices. Sabemos por dónde va a atacar el fuego, por dónde pasa el ganado, qué zonas son más críticas", asegura.
Vecinos de San Martín de Castañeda ayudando en los incendios
Pero critica que en muchos momentos "nadie nos pidió consejo, porque solo se seguía el protocolo. Y el protocolo está muy bien, pero a veces no sirve para nada".
Para él, una intervención temprana, con la participación de quienes conocen el terreno, habría reducido el daño y la magnitud de este fatal incendio. A pie de fuego explica que "hemos apagado tres veces el mismo foco".
Y es que está convencido que "con una descarga de helicóptero días antes se habría frenado. Esto no es cuestión de suerte, es cuestión de conocimiento del terreno y de actuar en el momento adecuado".
Naturaleza arrasada y rutas perdidas
El fuego ha destruido enclaves emblemáticos como el cañón del Tera y la Laguna de los Peces, mientras que otros espacios, como la cascada de Sotillo, parecen haberse salvado.
Desgraciadamente, Javier reconoce que "habrá rutas que no se podrán hacer, pero hay muchas alternativas, como la limitada Alcobilla, que es preciosa".
Y lo más importante: el lago no se ha quemado. Un mensaje que quiere que quede muy claro para aquellos que deseen volver cuando toda esta catástrofe termine. "A su alrededor está todo verde, como siempre y cuando se vaya el humo, se puede estar perfectamente", añade.
Javier insiste en que Sanabria sigue siendo un lugar de gran valor natural y que la mejor manera de ayudar es volver: "La única forma es viniendo, tomando un café, comprando en una tienda, creando riqueza. Nosotros lo recibimos con cariño".
"No hemos aprendido nada de la Sierra de la Culebra"
El testimonio del hostelero está marcado por la indignación. "Si se hubiera pedido consejo a los ganaderos y a la gente del pueblo, creo que se hubiera quemado la mitad", asegura.
Javier reitera la necesidad de prevención y mantenimiento del monte y recuerda que "hace 30 años los cortafuegos existían, los caminos estaban limpios. Hoy todo son trabas, no puedes limpiar el monte, no puedes cortar leña. Todo es protocolo, y aquí a veces no vale para nada".
El dolor se multiplica en él hasta emocionarse cuando escucha comentarios de turistas que cancelan reservas y aseguran que "la provincia de Zamora da asquito".
"Eso te rompe el corazón. Tenemos tantas cosas bonitas que vender y sin embargo dejamos quemar la Sierra de la Culebra y ahora Sanabria", continúa sosteniendo el llanto.
El mensaje final es claro: "Que vengan a Sanabria. Que no se olviden de nosotros. La única manera de levantar esto es seguir recibiendo visitantes".