Javier Gallego, en el entorno de sus cabañas turísticas en Vigo de Sanabria

Javier Gallego, en el entorno de sus cabañas turísticas en Vigo de Sanabria

Zamora

"El incendio de Sanabria pudo no ser un desastre con una avioneta": el lamento de Javier en uno de los pueblos desalojados

El gerente de un negocio hotelero en Vigo de Sanabria explica que "el domingo había entre 1.500 y 2.000 personas, y el lunes por la tarde quedábamos 20".

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Una semana ha pasado desde que se declaró el brutal incendio que está arrasando el valiosísimo Parque natural Lago de Sanabria y Sierras Segundera y de Porto y Alrededores.

Las primeras estimaciones ya superan las 10.300 hectáreas arrasadas y, con ellas, el modo de vida de centenares de vecinos. Sanabreses que han crecido en estos montes, ahora ennegrecidos por un incendio voraz, cambiante, traicionero y que ha llamado a la puerta de muchos pueblos de la zona.

Uno de los que más cerca lo tuvieron es Vigo de Sanabria. Un pueblo que se ubica a apenas unos minutos del lago, vio cómo las llamas se acercaban y mucho.

Vigo de Sanabria, con el incendio al fondo

Vigo de Sanabria, con el incendio al fondo Cedida

"La noche del lunes y la del martes estuvimos muy asustados. Pensábamos que lo íbamos a tener encima", asegura Javier Gallego, gerente de las cabañas turísticas que se encuentran en pleno monte de Vigo.

La localidad fue desalojada el lunes 18 de agosto a mediodía, más por el humo que por el avance del fuego. Una orden de evacuación que dividió a las familias. "Mi mujer y mi nieto se fueron, otros nos quedamos", explica Gallego.

Él decidió permanecer para proteger su negocio y las viviendas de sus vecinos. "Mis cabañas están en el monte y había que estar pendientes", explica.

Y también para guiar a los servicios de extinción porque, asegura que "no íbamos a subir al monte a apagar, porque no tenemos medios, pero sí a dar indicaciones y estar pendientes de que el fuego no llegara a las casas", asegura. De hecho, está convencido de que si parte de la población no se hubiera negado a irse, "habrían dejado el pueblo arder".

Cabañas turísticas de Vigo de Sanabria

Cabañas turísticas de Vigo de Sanabria Cedida

Los vecinos que permanecieron se organizaron para refrescar las casas con mangueras y vigilar el avance del fuego. Una situación de alerta y mucho miedo que "te afecta psicológicamente, porque sabes que es un elemento que no controlas y, de noche, no se ve. Es muy difícil", reconoce.

Ahora que el fuego está controlado en su zona, queda un segundo enemigo: el humo. Y es que la orografía del valle, un cañón profundo a 1.100 metros de altura, hace que el humo se concentre en el pueblo.

"Llevábamos dos días metidos entre humo. La garganta me duele y no se ve a cien metros de todo lo que hay. Desde la subida hacia San Martín de Castañeda, el lago desaparece entre la nube de humo", relata.

La temporada arrasada

Ahora que lo más peligroso ha pasado, Javier confiesa que el pueblo está sumido en "una mezcla de tristeza, enfado, hartazgo y cansancio. Todas a la vez". En su interior acumulan todos estos sentimientos cuando "ves que se ha quemado el monte, que la gestión podría ser mejor y, además, económicamente nos ha arrasado".

Agosto es el mejor mes para el turismo en Sanabria. "La semana de verano que más clientes teníamos, todo lleno. El domingo había entre 1.500 y 2.000 personas, y el lunes por la tarde quedábamos 20", detalla.

Y es que con el alcance nacional del incendio en el Lago de Sanabria, las cancelaciones fueron inmediatas, ahora están vacíos "prácticamente todo el mes de agosto. Todo lo que habíamos planeado se fue al traste", lamenta.

Así que, Javier anima a los visitantes a volver al Lago y a la comarca. "En cuanto pase esta semana y se calme el humo, se puede venir. Está precioso, todo lleno de verde, no se ha quemado el lago".

Este sanabres cree que "la mejor medicina que nos podéis dar ahora es venir. Ese es el mejor regalo que nos podéis hacer".

"El incendio pudo haberse controlado antes"

Como suele ser habitual en la boca de buena parte de los vecinos de la comarca, critica la falta de planificación y mantenimiento de los montes por parte de la Junta de Castilla y León.

La UME en Vigo de Sanabria durante el incendio

La UME en Vigo de Sanabria durante el incendio Cedida

"Cuando era chaval había cortafuegos en el monte, pero hace 30 años que no se hacen. No digo que se desbroce todo el monte, pero sí mantener caminos accesibles y pistas para que entren camiones, porque invierno no se hace nada", se queja.

Según él, el incendio podría haberse controlado antes, algo que le enfada sobremanera. "Ese fuego se pudo parar en el Valle del Tera el jueves con una avioneta en tres horas, pero no se llevó ninguna a la zona porque, según les comentan, "estaba en otro sitio". Javier insiste en que con un día más de intervención, el desastre se habría evitado".

También denuncia que el despliegue fue tardío y desproporcionado: "El lunes había como 15 avionetas entre avionetas y helicópteros, 7 camiones de la Unidad de Bomberos, 7 camiones de bomberos… Todo un gasto enorme para salvar el valle. Con una cuarta parte de ese gasto se habría evitado la pesadilla".

Critica también la organización y coordinación de las administraciones públicas. Javier cree que "no faltan medios, lo que falta es organización. Hay descoordinación total entre Junta, Diputación, bomberos, retenes y helicópteros. Cuando llega el punto crítico se actúa rápido, pero habría que evitar llegar a ese punto".

Eso sí, Javier defiende con uñas y dientes el esfuerzo de los operativos sobre el terreno. "Los chicos y chicas de las cuadrillas son de quitarse el sombrero. Turnos de veinte horas, cargando 25 o 30 litros de agua a la espalda, andando por montes empinados, durmiendo en una colchoneta. Eso es inhumano".