Eugenio Cuadrado Benéitez y su invento el Excitador Eléctrico Universal

Eugenio Cuadrado Benéitez y su invento el Excitador Eléctrico Universal

Zamora

Eugenio Cuadrado Benéitez, el sacerdote zamorano que inventó el excitador eléctrico universal y ganó en la Expo de París

El científico olvidado que trajo la electricidad a Zamora y fue pionero en España con su invento

19 abril, 2024 07:00

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Recientemente el Colegio y Asociación de Ingenieros Técnicos Industriales de la provincia de Zamora entregaba los primeros premios Eugenio Cuadrado Benéitez a la multinacional zamorana Grupo TecoZam. Un reconocimiento a esta empresa por su enorme desarrollo de la ingeniería civil dentro y fuera de nuestro país, que, además, lleva a Zamora por bandera por todo el mundo. 

El gremio de ingenieros reconocía así la labor de TecoZam como inventor de grandes proyectos como la 'superalcantarilla' de Londres, la Thames Tideway Tunnel, el mayor proyecto de ingeniería industrial de agua jamás emprendido en Reino Unido. Pero quizá, lo más curioso es que con este premio no solo reconocían a la empresa zamorana, sino que se hacía un homenaje a otro genio industrial y científico de Zamora, olvidado durante décadas.

Este es Eugenio Cuadrado Benéitez. Sacerdote, matemático, catedrático en física y química, inventor y, sin duda, un adelantado a su tiempo. Nacido el 14 de noviembre de 1855 en Carbellino de Sayago, Zamora, fue un científico que trascendió los límites convencionales de la época al combinar su vocación sacerdotal con una profunda pasión por la ciencia. Hijo de Julián Cuadrado y Leoncia Benéitez, sus primeros años se desarrollaron en una familia humilde, que seguramente no podía prever el impacto que el joven Eugenio tendría en los campos de la educación, la ciencia y la electricidad en España.

Su educación comenzó a los 12 años cuando ingresó como alumno externo en el Seminario de San Atilano de Zamora, donde pronto se destacó por su excepcional capacidad académica, especialmente en las áreas de matemáticas y ciencias físicas.

Al concluir el curso académico de 1879-1880, su talento no pasó desapercibido para el rector, quien le encargó organizar un gabinete de física y química, convirtiéndolo así en el fundador del primer museo de ciencias del seminario. Este museo no solo sirvió como un recurso educativo de gran valor para los estudiantes, sino que también estaba abierto para visitas públicas, lo que contribuyó a la difusión del conocimiento científico entre una comunidad zamorana mayoritariamente iletrada.

Su ordenación sacerdotal el 12 de noviembre de 1882 por el obispo Tomás Belestá y Cambeses marcó el inicio de una carrera dual como hombre de fe y erudito científico. Belestá pronto lo nombró profesor de latín en un colegio en Alcañices, seguido por su nombramiento como catedrático de física, química y matemáticas en el Seminario de San Atilano de Zamora.

Luz eléctrica para la Semana Santa

Con esa dualidad en su mente y su fe, no es de extrañar que uno de los primeros logros de su carrera tuviera que ver con la Semana Santa de Zamora. Fue en 1885 cuando, Eugenio Cuadrado Benéitez realizó un innovador experimento con luz eléctrica, para mejorar la visión en una de sus procesiones señeras. Esto supondría la primera llegada de la luz eléctrica a Zamora.

Y es que utilizando pilas hidroeléctricas, iluminó la procesión de Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias con potentes focos, que causaron gran impresión entre los asistentes y marcaron el momento histórico de la introducción de la electricidad en la vida cotidiana de la ciudad.

Tal fue el éxito de este momento, más el notable peso de su experiencia y conocimientos en el campo de la electricidad, que la Corporación Municipal de la época le encomendó la importante tarea de hacerse cargo de la instalación del alumbrado público en diversas ocasiones, nombrándole además como perito en los conflictos entre los intereses municipales y las compañías concesionarias.

El Excitador eléctrico universal, pionero en España

Excitador Eléctrico Universal

Excitador Eléctrico Universal Museo Virtual de Historia de la Educación

Pero su contribución más significativa a la ciencia de nuestro país llegó a principios del siglo XX con la construcción del generador eléctrico Excitador eléctrico universal, basado en los diseños del ingeniero inglés James Wimshurst y en el que aplicó sus conocimientos a la obtención de rayos Roentgen a través de la electrostática. Eugenio Cuadrado Benéitez pudo viajar hasta la Exposición Universal de París de 1900, becado por la Diputación de Zamora, para presentar su novedoso invento y su original aportación le llevó a ganar la medalla de oro.

Un invento que recibió el sobrenombre de 'La Centella', constaba de discos rotatorios con sectores metálicos alternados, montados en ejes aislados y accionados por una manivela. Estos discos estaban rodeados por conjuntos de peines fijos, conectados a varillas metálicas que recogían y almacenaban la carga eléctrica generada por la fricción entre los sectores metálicos y los peines.

Cuando los discos rotaban, se producía una diferencia de potencial entre los sectores metálicos, lo que generaba una corriente eléctrica de alto voltaje que podía ser utilizada para alimentar dispositivos eléctricos o realizar experimentos científicos.

Pero, lamentablemente, por sus limitaciones financieras, no pudo explotar comercialmente su creación en Zamora. Así que más adelante, en 1899, colaboró con el famoso ingeniero civil Federico Cantero Villamil en la fundación de la sociedad 'El porvenir de Zamora', con el objetivo de explotar la presa hidroeléctrica de San Román, cerca de Zamora, que se convirtió en el primer salto de agua en España en generar energía eléctrica. 

Eugenio Cuadrado Benéitez dedicó sus últimos años a la docencia hasta su fallecimiento el 7 de febrero de 1914, a los 59 años de edad. Desde entonces, y hasta el pasado fin de semana, el recuerdo su legado apenas había quedado reducido a una placa en su honor colocada en la fachada principal del Seminario Menor de Zamora, colocada cuando se cumplió el primer aniversario de su fallecimiento, pero que queda tan alta que apenas puede ser leída.