Julián Rodríguez Santiago en su casa de Medina del Campo
Julián (60) y su vida en una villa vallisoletana tras triunfar como árbitro: "Se cobraba bien, pero lo hubiera hecho gratis"
El excolegiado vallisoletano completó 12 temporadas en Primera División, ocho como internacional. Tras pasar por la política, ahora se dedica, en cuerpo y alma, a su despacho de abogados.
Más información: En este pueblo está la Plaza Mayor más grande de España
Medina del Campo pasa por ser una villa de origen prerromano que se encuentra ubicada a unos 45 kilómetros de Valladolid. Cuenta, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), con una población de 20.097 habitantes.
El monumento estrella para ver en la Villa de las Ferias es, sin lugar a dudas, el Castillo de la Mota. Declarado Bien de Interés Cultural en 1904, una gran fortaleza del siglo XV que tenía la doble misión de defender el lugar y salvaguardar los archivos municipales más importantes de la Corona de Castilla.
También nos fijamos en el Palacio Real Testamentario, que alberga un centro de interpretación sobre la figura de Isabel La Católica donde redactó su testamento allá por octubre de 1504.
En la localidad vallisoletana vive Julián Rodríguez Santiago, vallisoletano de nacimiento, exárbitro internacional y expolítico, que ahora ejerce la abogacía en su despacho ubicado en el municipio pucelano.
Charlamos con él sobre el pasado, el presente y su futuro, muy ligado aún al mundo del fútbol.
Su lado más humano
“Me considero una persona normal que tuvo unos orígenes humildes. Costó salir adelante. Mi padre tenía ovejas y mis hermanos y yo trabajábamos. Yo creo que, de ahí, de saber lo que cuesta todo, me viene el hecho de valorar más lo que tengo y he conseguido”, asegura nuestro protagonista.
Nuestro entrevistado tiene la carrera de Derecho. De hecho, asegura que se llevaba los apuntes hasta donde tenían las ovejas para estudiar mientras las cuidaba. Perteneció a la promoción de 1985-1990, en la Universidad de Valladolid, y logró el título.
“De pequeño quería ser futbolista, después llegaría la idea de ser árbitro. A día de hoy sigo muy vinculado al mundo del fútbol ya que, cada 15 días, ejerzo de delegado federativo”, explica Julián Rodríguez Santiago.
Apasionado del fútbol, a sus 60 años, abrió su bufete de abogados en Medina allá por el año 1999. Tiene más de 25 años de historia. Mientras arbitraba, también se dedicaba al mundo del derecho. Su bufete lleva el nombre de Rodríguez Santiago Abogados y trabajan un total de cuatro personas.
El vallisoletano arbitró durante 12 años en Primera División (98-2010) y fue Internacional ocho (2000-2008).
El arbitraje
“Todos los niños, por aquel entonces, jugábamos al fútbol. Un compañero de clase me dijo que probara con el arbitraje. Aposté por ello, me enganchó y yo creo que acerté en mi decisión”, explica nuestro protagonista.
Comenzó desde abajo. Arbitrando partidos de fútbol base, siguió progresando hasta que en 1998 debutó en la máxima categoría del fútbol español. Ni más ni menos que en el Camp Nou en un F.C. Barcelona – Extremadura, un mes de septiembre.
Julián Rodríguez Santiago en Mendizorroza
“Soy muy tímido. Recordaba una función de teatro de pequeño en la que tuvieron que sacarme del escenario porque no pude articular una frase y estaba ahí, en un campo grandioso. Empecé a correr y todo se me olvidó hasta llegar a los 219 entre Liga y Copa”, nos confiesa.
Además, ha arbitrado un total de 46 partidos internacionales, entre Copa Intertoto, UEFA, previa de Champions e incluso partidos de selecciones. Llegó incluso a arbitrar la final de Copa del Rey del año 2007 entre Sevilla y Getafe en el Bernabéu o la de la Supercopa de España, la ida entre Valencia y Zaragoza en 2005.
Además de una final copera en 2004 en Arabia Saudí y otra en Bulgaria un año después.
La presión, el VAR y el sueldo
“Cuando estás dentro no notas la presión. Es después del partido. Bastante tienes con tomar decisiones en décimas de segundo. Yo soy un romántico del fútbol de antes, pero pienso que el VAR ha llegado para que todo sea más justo. Me hubiera gustado tenerlo en mi época”, asegura.
Añade que en el mundo del arbitraje “podías hacer 1.000 partidos buenos, pero pasabas a la historia por uno malo”.
Rodríguez Santiago lo dejó en el año 2010. Confiesa que aún sueña con que al día siguiente tiene partido.
“Es algo que me llenaba. Me llegaba muy dentro. Siempre pensé que había nacido para esto. Se cobraba bien, pero lo hubiera hecho gratis. Se podía vivir bien de ello”, explica.
Su paso por la política y abogado
“Estudié porque la vida de árbitro, como la de futbolista, es efímera. Te jubilas con 45 años y hay que labrarse un futuro. Por eso, cuando dejé el arbitraje, me centré en mi despacho de abogados”, añade.
Julián Rodriguez Santiago en su despacho de abogados
Nuestro protagonista, además, también estuvo en el mundo de la política. Le convencieron de que sus cualidades podían ser positivas para lanzarse a la aventura y aceptó el reto.
“Fui concejal de Urbanismo y teniente de alcalde en Medina del Campo durante ocho años. Las legislaturas que van del 2011 al 2015 y del 2015 al 2019. Era el número dos del PSOE con Teresa López a la cabeza. Estoy muy orgulloso de mi labor y de haber podido ayudar a los vecinos de Medina del Campo”, asegura.
Ahora ejerce la abogacía, aunque recalca, que, de elegir entre político, abogado o árbitro, se quedaría con la última profesión.
Su vida actual
“En la actualidad, mi vida está dedicada al despacho de abogados y, cada 15 días, colaboro con la Federación Española ejerciendo de observador arbitral. Me gusta, porque no me desligo del mundo del fútbol que me encanta”, añade.
Vive en un pueblo que define como “tranquilo” y en el que “tiene todas las necesidades cubiertas”. Sus padres, con residencia en Valladolid, fallecieron este año. Aún así, nuestro protagonista va a la ciudad del Pisuerga tres o cuatro veces a la semana entre juicios y demás.
“Quiero disfrutar de la vida porque es efímera. He sido lo que he querido ser y he estado donde he querido estar a lo largo de todos estos años y estoy muy contento por ello”, finaliza.
Julián Rodríguez Santiago, un hombre con el que da gusto hablar. De esos de los que quedan pocos en nuestra sociedad.