ARCHIVO - La Policía Nacional deteniendo a una mujer

ARCHIVO - La Policía Nacional deteniendo a una mujer

Valladolid

Una mujer explotaba sexualmente 24 horas al día a cuatro víctimas en Valladolid: siempre vigiladas por cámaras

Las mujeres prostituidas malvivían "una situación de miedo continuo y aislamiento" y dormían hacinadas en literas.

Más información: Jaque mate a un clan familiar que controlaba con santería y obligaba a prostituirse a mujeres en semiesclavitud

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La Policía Nacional ha detenido en Valladolid a una mujer acusada de un delito de trata de seres humanos con fines de explotación sexual.

La operación, denominada 'Alaska', se inició el pasado mes de abril y culminó el 29 de octubre con el arresto de la presunta proxeneta.

La investigación comenzó tras la declaración de una de las víctimas, una mujer en situación de vulnerabilidad que carecía de permiso de trabajo y se encontraba sin recursos para mantener a su familia en su país de origen. Sus allegados, según la Policía, vivían "en la extrema pobreza y dependían de ella para su sustento".

Los agentes del Grupo III de la UCRIF de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Valladolid identificaron a la presunta tratante, una mujer extranjera que habría aprovechado la desesperación de la víctima. Una vez bajo su control, la obligó a aceptar "unas condiciones abusivas e inasumibles" para ejercer la prostitución.

La detenida publicitaba los servicios sexuales de la víctima, negociaba directamente con los "clientes" y fijaba los precios de cada encuentro.

Después, informaba a la mujer de los actos que debía realizar, "sin posibilidad de negarse o de rechazar a un cliente que no le gustara". También era ella quien cobraba por los servicios, entregando posteriormente solo la mitad de las ganancias.

Las víctimas estaban disponibles las veinticuatro horas del día. Solo podían salir a la calle un par de horas diarias y siempre con el permiso de su tratante.

El domicilio donde eran explotadas estaba equipado con cámaras de videovigilancia que permitían a la detenida controlar en todo momento sus movimientos, incluso cuando no estaba presente.

En la vivienda se encontraban otras tres mujeres en la misma situación. Las cuatro dormían hacinadas en una habitación con literas, mientras que la otra estancia del piso se reservaba para recibir a los "clientes".

Según la Policía Nacional, la proxeneta mantenía a las mujeres "en una situación de miedo continuo y aislamiento" para conseguir su sumisión total. Las amenazaba con expulsarlas a la calle si incumplían alguna norma.

Esta posibilidad les causaba terror, ya que todas estaban en situación irregular en España, no tenían conocimiento alguno sobre la ciudad y carecían de medios o apoyo para escapar.

La operación 'Alaska' concluyó con la detención de la sospechosa el pasado 29 de octubre. Tras pasar a disposición judicial, la autoridad competente decretó su libertad.