Larry Campos junto a su mujer, Marisabel, y sus tres hijas, Fabiola, Marisabel y Maritza

Larry Campos junto a su mujer, Marisabel, y sus tres hijas, Fabiola, Marisabel y Maritza

Valladolid

Larry, el venezolano que huyó de su país con su familia y ahora triunfa en Valladolid: "Nuestra integridad física corría peligro"

Tras años de sufrimiento y unos duros comienzos en España, hoy disfruta de una dulce etapa al frente de uno de los bares venezolanos "más conocidos" de la ciudad.

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Hace siete años, Larry Campos (46) decidió huir de su país junto a su familia - su mujer, Marisabel, y sus tres hijas entonces menores de edad, Fabiola, Marisabel y Maritza - en busca de una vida "más segura".

Así fue como llegaron a España, un destino que eligieron por ser "la opción de habla hispana más lejana" a su país y la que, a su juicio, les ofrecía "un futuro más estable".

"La situación política y social de Venezuela era muy difícil y nos obligaba a irnos lo más lejos posible. Nosotros no pertenecíamos a ningún partido, pero nuestra integridad física corría peligro por temas de seguridad", revela Larry en una entrevista con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León.

Su primera parada fue Alicante. Inicialmente se alojaron en la casa de unos amigos y al mes se mudaron a un piso que una familia les alquiló pese a no tener permiso de trabajo.

Allí permanecieron hasta mayo de 2019, cuando se vieron obligados a recurrir al Samur Social de Madrid por falta de recursos económicos.

"Al principio nos dijeron que no podían recibirnos porque no había plazas, pero al manifestar que yo soy paciente oncológico nos permitieron entrar en un programa de acogida", explica el venezolano.

Así, a las dos semanas les asignaron una vivienda en Valdepeñas (Ciudad Real) en la que podían quedarse un periodo máximo de seis meses.

Sin embargo, una vez llegado el inicio del nuevo curso escolar y con el fin de evitar que sus hijas tuviesen que cambiar de colegio al poco tiempo de comenzar las clases, Larry y su esposa pensaron que lo más conveniente era solicitar el traslado a un destino definitivo.

"Nuestra ONG se comunicó con otras para preguntarlas si podían recibir a una familia entera y se ofrecieron cuatro de Elche, Barcelona, Salamanca y Valladolid", recuerda Larry.

Entonces fue cuando decidieron iniciar una nueva vida en la ciudad del Pisuerga, un lugar en el que hoy, cuando ya han pasado cinco años de todo aquello, continúan residiendo y sin intenciones de marcharse.

"Alicante ya lo conocíamos y no nos gustaba, a Barcelona no nos íbamos a ir por temas de seguridad, y finalmente elegimos Valladolid porque casualmente la compañía de bingos y casinos con la que yo trabajé muchos años en Venezuela era de allí", confiesa.

De este modo, el 25 de septiembre de 2019 Larry y su familia llegaron a Valladolid de la mano de una ONG que durante varios meses les facilitó dinero para que pudiesen cubrir los gastos derivados de la vivienda y sus necesidades básicas.

Hasta que en diciembre de ese mismo año a Larry le concedieron el permiso de trabajo y en enero encontró su primer empleo.

"Hemos tenido mucha suerte porque hemos coincidido con personas que nos han tendido la mano para poder iniciar una nueva vida, pero para un inmigrante el primer año en España es muy duro porque no tienes permiso para trabajar", sostiene.

Si bien, aquella mala época ya pasó y ahora la familia disfruta de un momento de éxito marcado por la estabilidad.

Y es que, tras pasar por diferentes sectores, a principios de 2023 el venezolano se lanzó a emprender su propio negocio gracias al dinero que su mujer recibió a través de la prestación de desempleo tras una larga temporada trabajando.

Después de "pensarlo mucho", ella decidió solicitar la totalidad del paro de una sola vez y así es como Larry pudo abrir el Bar Galdos.

Un establecimiento que por aquel entonces se encontraba cerrado y al que el matrimonio dio una segunda vida con la comida venezolana como protagonista.

Si bien, es él quien lo regenta, dado que ella, aunque le echa una mano cuando lo necesita, sobre todo con la cocina, trabaja para otra empresa.

"Es verdad que la hostelería es muy difícil porque te quedas con un porcentaje muy pequeño de todo lo que vendes al tener que pagar muchas cosas, pero, aunque todavía vamos un poco a la pata coja, nos va súper bien. Yo creo que a finales de este año ya podremos empezar a disfrutar de los beneficios de tener un bar", confiesa Larry.

Esto, tras muchos meses de esfuerzo tanto por su parte como por la de su mujer y gracias al impulso recibido a través de varios influencers que han dado a conocer el bar en sus redes sociales.

"Carlos Dávila, Infi Fooder y María son tres angelitos que nos mandó Dios y que hoy nos han permitido poder decir que tenemos uno de los bares venezolanos más conocidos de todo Valladolid. Nuestras ventas se han multiplicado y estamos a tope", celebra.

Una dulce etapa a la que el venezolano también suma la buena evolución de su enfermedad y el reciente nacimiento de su primera nieta.

"En Valladolid estamos muy contentos y no tenemos planes ni de mudarnos ni de regresar a Venezuela. Me hubiese gustado quedarme en mi país, pero con la situación que hay allí, mil vidas viviría y mil vidas elegiría España como destino", concluye.