Daniel Viñé con su dron durante la entrevista con este periódico y su fotografía más famosa en un volcán en Islandia

Daniel Viñé con su dron durante la entrevista con este periódico y su fotografía más famosa en un volcán en Islandia

Valladolid

Daniel Viñé, el sanitario vallisoletano que capta imágenes imposibles a vista de dron: "Hay un factor suerte"

Su pericia desde el aire le ha llevado a cosechar un segundo puesto en un certamen internacional, a pesar de ser un aficionado y habiéndose presentado varios profesionales.

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Parece una calavera. El demonio dicen otros. Pero es un volcán en erupción en el año 2021 en Islandia. Hay otra fotografía que hay quienes lo asemejan a un árbol y, de fondo, un destructivo incendio que amenaza con su llegada. Pero es un embalse de residuos de una gran mina.

Daniel Viñé García (28-12-1980, Valladolid) logra captar con su dron imágenes imposibles e inimaginables. Y a pesar de ser un fotógrafo aficionado, pues él se dedica al sector sanitario, es técnico en imagen para el diagnóstico y trabaja en prevención radiológica en los hospitales Clínico y Río Hortega de la ciudad del Pisuerga, su talento no tiene límites.

Hasta el punto de que recientemente ha logrado alzarse con un segundo puesto en un certamen internacional donde, además, participan muchos fotógrafos que sí son profesionales. En concreto, se ha llevado la ‘plata’ en la categoría Photographer of the Year del International Aerial Photographer of the Year.

El sanitario vallisoletano presentó seis fotografías aéreas al concurso, con la pertinente inversión ya que había que pagar 24 dólares por cada una. De todas ellas, le seleccionaron cuatro, entre las que están la famosa calavera, su foto más importante e impactante, y el árbol entre llamas en un embalse de residuos.

Aunque destacado en fotografía aérea, Daniel también dedica tiempo a la fotografía “normal”, terrestre, la de toda la vida. Tanto en momentos diurnos como nocturnos, aprovechando las mejores luces y colores que regalan instantes como el amanecer o la puesta de sol.

Poco a poco me fue enganchando el dron. Sí que noto que la fotografía aérea me gusta cada vez más y que mis fotos cuando hay concursos suelen destacar más que las otras (las realizadas con la cámara tradicional)”, reconoce.

El fotógrafo vallisoletano destaca que, aunque “desde la tierra hay sitios que están muy bien, cuando vuelas tienes otra perspectiva completamente distinta y son bestiales”. Ahora bien, la fotografía con dron también presenta sus particulares hándicap.

Daniel Viñé ha quedado segundo recientemente en un concurso internacional de fotografía aérea

Daniel Viñé ha quedado segundo recientemente en un concurso internacional de fotografía aérea

El principal, para Viñé, es que la duración del tiempo de la batería, que habitualmente no suele extenderse más allá de los 30 minutos en los drones que utiliza el vallisoletano. “Tienes que elegir muy bien lo que quieres y hay un factor suerte y decisivo”, apunta.

Eso sí, avisa de que le ha pasado alguna vez de “casi perder el dron”. “Estás haciendo fotos en un sitio espectacular, con unas condiciones espectaculares, queda poca batería pero tú apuras. Traes el dron, hay un poco de viento en contra, no puedes y más de una vez me ha tocado aterrizarlo por ahí e ir a buscarlo con las coordenadas”, cuenta.

Las fotos

De las cuatro fotografías seleccionadas, la que más puntuación sacó fue la del volcán de Islandia, con forma de calavera y que es, a buen seguro, su publicación más reconocida de su porfolio fotográfico.

Data del año 2021 y el proceso para realizarla aglutina una serie de factores y circunstancias que provocaron que esta inimaginable imagen se diese. Pero no fue sencillo para Daniel, que incluso no fue consciente de lo que había captado hasta un tiempo después.

“El día que hice la foto me levanté a las 00:00 horas, hice coche e hice ruta andando. Cuando vi la foto aluciné en colores. Fueron unos pequeños instantes. El volcán se estaba apagando”, recuerda.

La fotografía más famosa de Daniel Viñé, captada en un volcán en Islandia en 2021

La fotografía más famosa de Daniel Viñé, captada en un volcán en Islandia en 2021

Él, desde el mando de control de su dron, tenía una visión más amplia del terreno, que unido a que estaba pendiente a las temperaturas del volcán para que “no achicharraran” su herramienta de trabajo provocó que no fuera hasta que llegase a casa cuando fue consciente de la calavera.

“El volcán visto desde una vista cenital tenía forma de cabeza y la textura de la lava hizo la de los ojos, la nariz y la boca. Al verlo era el hombre más feliz del mundo. Indescriptible, fue absolutamente increíble”, cuenta todavía emocionado.

Dos de las fotos corresponden a un embalse de residuos de una mina de grandes dimensiones. Daniel decidió presentarlas a concurso porque al jurado le gustaban “las cosas abstractas, minimalistas, un poquito raras, que fueran distintas del típico paisaje”.

Fotografía de Daniel Viñé captada en un embalse de residuos de una mina: las formas hacen un árbol y a lo lejos un incendio

Fotografía de Daniel Viñé captada en un embalse de residuos de una mina: las formas hacen un árbol y a lo lejos un incendio

De una de ellas puede intuirse, tal y como al menos lo siente Viñé, “el agua haciendo formas azules, que pudieran ser como árboles”. “Luego los colores naranjas podrían ser como un sol o un incendio”, apunta el fotógrafo, quien añade que “lo que mola es que la gente vea la foto y no sepa ni lo que es”.

En este mismo escenario sacó otra fotografía que fue llevada a concurso y seleccionada. En este caso, el agua vuelve a hacer la forma de un árbol de color naranja rodeado un manto blanco que pudiera parecer nieve. “Se dan estas formas y me pareció muy curioso”, apunta.

Fotografía de Daniel Viñé también sacada en el embalse de residuos de una mina. El agua forma un árbol sobre una especie de manto de nieve

Fotografía de Daniel Viñé también sacada en el embalse de residuos de una mina. El agua forma un árbol sobre una especie de manto de nieve

La cuarta de las fotografías corresponde, de nuevo, a un volcán. En este caso en La Puna argentina. Desde una vista cenital, el vallisoletano la llevó a concurso por las formas que presentaba la formación geológica y las sombras que generaba el sol.

“Le está dando el sol por la izquierda y proyecta la sombra por la derecha. Parece como el pico de un pájaro y la zona roja como la lengua. Me resultó también algo distinto, más allá del paisaje”, explica.

Cuarta de las fotografías de Daniel Viñé, donde las sombras formadas por el sol y las texturas en un volcán crean una especie de pájaro

Cuarta de las fotografías de Daniel Viñé, donde las sombras formadas por el sol y las texturas en un volcán crean una especie de pájaro

Segundo puesto internacional

Acostumbrado a recibir un correo previo con la felicitación de los organizadores cuando logra algún tipo de resultado positivo en los concursos, esta vez fue diferente. “Mi objetivo era meter alguna foto en el top 100, rentabilizar de esa manera”, explica.

Sin embargo, cuando descubrió que había quedado segundo en la clasificación de Photographer of the Year y cómo lo hizo provocó su sorpresa, tanto por el resultado como por la forma de recibirlo. “Aluciné”, resalta.

“Cuando ganas algo en un concurso de estos te suelen avisar antes. No es lo normal que te llegue un correo con los resultados y fue lo que me pasó. Me llegó y pensé, ‘no he sacado gran cosa’. Cuando miro el resultado… Estoy muy contento”, presume.

Inicios

Su afición a la fotografía, según relata a este periódico, se inició en 2005, cuando se compró su primera cámara para inmortalizar recuerdos de algunos viajes que realizaba. “Cuando veía alguna cosilla sacaba la cámara y poco a poco fui cambiando hasta el punto de hacer viajes única y exclusivamente para hacer fotos”, recuerda.

Su primera compra fue una cámara compacta, “muy de aficionado”, para que a los pocos meses pasara a “una réflex” y a adentrarse en “foros y cosillas”.

Viñé, en realidad, reconoce que prefiere tener la fotografía “como hobby”, ya que así siempre estará “ilusionado”. “Si fuera mi trabajo, si tuviera que hacer viajes fotográficos con clientes, enseñar a gente y demás, creo que perdería la pasión”, precisa.

Pero esto no es incompatible a que cuando dedica su tiempo a la fotografía, su esfuerzo corresponde a como “si fuera profesional”. A día de hoy, Daniel realiza un viaje internacional anual junto a Fran, Paco y Felipe, tres amigos fotógrafos.

Este año ha sido a La Puna, una región de Argentina “no turística, que requiere 4x4 y alguna cosa más”. También viaja con su mujer, a quien ha enganchado a este mundo, durante “tres o cuatro semanas” al año en busca de un “destino fotográfico top”.

Tampoco faltan las “escapaditas de una semana a destinos más cortos como pudiera ser en Europa o Islandia”. O a la montaña en nuestro país. “En España también hay paisajes impresionantes. La costa norte está muy bien o los Picos de Europa, la Sierra de Gredos o los Pirineos”, reivindica.