Olga y su quiosco en Portillo

Olga y su quiosco en Portillo Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Valladolid

Olga, de Melilla a un pueblo de Valladolid para ser la resistencia ante el cierre de quioscos: "Vivo feliz con mi negocio"

La dueña de un quiosco en la provincia de Valladolid que abrió hace 13 años quiere seguir muchos años más dando el mejor servicio a sus clientes.

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El pasado mes de febrero, EL ESPAÑOL de Castilla y León les hablaba del inquietante cierre de quioscos que vivía la provincia de Valladolid. En su amplia mayoría era por jubilación, pero otros lo hacían por razones económicas. Sea el motivo que sea, la situación de estos, en muchas ocasiones negocios míticos, preocupa.

El presidente de la Asociación Vallisoletana de Vendedores de prensa, Juan Carlos García, aseguraba, en declaraciones a este periódico, que en la actualidad cuentan con “un total de 53 socios” dentro de la asociación. Unos 10 son locales.

De esos 53 asociados, un total de 46 se ubican en la capital y siete en la provincia de Valladolid. En 2023 había 63 inscritos. “Durante el 2024 se han dado de baja unos 10. La mayoría por jubilación”, añadía Juan Carlos García.

Olga Mesa es una mujer de 55 años que cuenta con un quiosco, desde hace 13 años, en la localidad vallisoletana de Arrabal de Portillo. Ella es la resistencia y uno de estos quioscos que se mantienen en pie.

Llegó de Melilla en 2002 para recalar en Portillo y abrir, en 2012, su negocio con el que está encantada.

El interior del quiosco de Olga en Portillo

El interior del quiosco de Olga en Portillo Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

De Melilla a Portillo

“Me considero una esposa y madre de dos hijos que es la dueña de un pequeño quiosquito que se llama ‘El Antojillo’. Soy una persona alegre y trabajadora. Bastante optimista y creativa”, asegura Olga Mesa Escamilla, en declaraciones a este periódico.

Nuestra protagonista nació en Melilla un 13 de julio de 1969. 33 años después, en 2002, decidió embarcarse en una nueva aventura para llegar a Portillo, donde reside en la actualidad y asegura ser “muy feliz”.

Cuando vivía en Melilla, sus padres tuvieron un quiosco hasta que ella cumplió los 19 años. Quién sabe si de ahí viene su vocación actual. Más tarde tuvo, durante unos cinco años, una librería hasta que llegó el cambio de residencia.

Aunque naciera en Melilla, nos confiesa, a sus 55 años, que recuerda “con cariño” sus veranos en Portillo, en la casa de sus tíos. El destino le ha llevado a hacer vida en la localidad pucelana definitivamente.

13 años de historia con su quiosco

La idea del quiosco en Arrabal de Portillo nos llega allá por el año 2011. Tras un periodo de incertidumbre en el que, por entonces, era nuestro trabajo. Pese a la crisis, decidí ser valiente y emprender en nuestro quiosco. Eran momentos difíciles pero la ilusión nos llevó a dar el paso y estar donde estamos hoy”, explica Olga.

Su quiosco, finalmente, abrirá en el año 2012. Es nuestra entrevistada la que coge el toro por los cuernos desde cero. En un local sin nada y cerca del instituto. Tras unas obras y con la ayuda de profesionales, amigos y conocidos procede a su apertura.

“Llevo 13 años al frente y estoy muy orgullosa de ello. Vendo prensa, periódicos, gominolas, caramelos, dulces, bollería, juguetes para niños y encurtidos. Incluso hacemos pan y tartas. También brochetas, bolsas y más tipos de creatividades con gominolas, por encargo que son muy bonitas”, nos explica.

Imagen del quiosco de Olga en Portillo

Imagen del quiosco de Olga en Portillo Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Asegura que lo que más vende en la calle Reverendo José Montero de Arrabal de Portillo donde se ubica su quiosco son “los dulces y las gominolas” dada la cercanía a un instituto y “el pan” que hace todos los días.

Sacar adelante un negocio en el medio rural y el futuro

“El medio rural creo que tiene una dificultad a mayores para sacar un negocio adelante como es la escasez de habitantes o personas de paso como sí que puede tener una ciudad. Al final, de eso se trata, de ser creativos y constantes para intentar salir adelante”, explica Olga.

Sobre los cierres de los quioscos que se producen en diversos puntos de la geografía española en general y en la provincia vallisoletana en particular Olga afirma que ve “el futuro complicado” debido a los “grandes establecimientos que pueden fijar unos precios más asequibles u ofertas” con las que los negocios pequeños “tienen difícil competir”.

“Aunque hay temporadas mejores y otras peores puedo seguir abriendo mi quiosco cada día pese a las dificultades que han ido surgiendo durante estos 13 años. Quiero seguir viendo el futuro desde la ventana de mi quiosco. Vivo feliz con mi negocio”, finaliza nuestra entrevistada.

Olga, una mujer luchadora y con fuerza para seguir sacando, cada día, su quiosco adelante.