Félix en el Mesón Felipe de Matapozuelos.

Félix en el Mesón Felipe de Matapozuelos. Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Valladolid

"En principio cerramos": los más de 40 años de historia del mesón de un pueblo de Valladolid y una doble jubilación

Félix, de 69 años, espera a la jubilación de su hermano Máximo el próximo 6 de enero de 2026 para afrontar una nueva vida lejos del complicado mundo hostelero.

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Matapozuelos es un municipio de la provincia de Valladolid que se ubica a poco más de 30 kilómetros de la capital. Se sitúa en plena Ruta del Vino de Rueda y cuenta con un patrimonio arquitectónico y gastronómico que no se puede pasar por alto.

En una localidad que, en la actualidad y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuenta con una población de 1.015 habitantes, reina la torre de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, de estilo gótico tardío.

Allí nació Félix Casado San José, amante del cine, la lectura y los viajes y que ahora tiene 68 años. Está al mando, junto a su hermano Máximo, del Mesón Felipe, en la localidad pucelana, que abrió sus puertas allá por el año 1982.

Mi hermano Maxi se jubilará el 6 de enero de 2026, que es cuando cumple los 65 años. Yo lo haré con él. En principio, cerramos el Mesón Felipe”, asegura Félix en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Mesón Felipe en Matapozuelos

Mesón Felipe en Matapozuelos Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

La idea del mesón

“Mi vida es muy sencilla y se resume en trabajar y vivir. Esas dos cosas son las que me han traído hasta aquí con el lema de vivir y dejar vivir”, asegura Félix, nacido, criado y crecido en Matapozuelos, en declaraciones a este periódico.

Recuerda su infancia de forma “feliz”. Iba a la escuela y después “se iba a jugar con sus amigos al río por la tarde”. Nos confiesa que “hizo oficialía y primero de maestría” y “después se fue de voluntario a hacer el servicio militar”.

“La idea del mesón vino porque un año, con la cuadrilla, hicimos una especie de chiringuito. Siempre me ha gustado este mundo. Al final nos denunció el alcalde y tuvimos que cerrar. A raíz de esto, me entró la idea de hacer algo relacionado con el mundo hostelero”, apunta nuestro protagonista.

Explica que, se le “acabó el contrato cuando estuvo trabajando en Telefónica por tierras madrileñas” y que “volvió a casa”. Fue en ese momento cuando se decidió a montar el bar. Ahí empezó todo allá por el año 1982.

Una brillante historia

Abrimos el Mesón Felipe ese año. En 1982. Lo construimos nuevo con los ahorros que tenía y lo que nos dejaron mis padres. Se encuentra en la calle Miguel Ruiz número 4, un poco retirado del centro, pero en buena ubicación”, añade.

Un establecimiento hostelero que cuenta con 67 metros cuadrados de bar, más un comedor grande de 75 y uno más pequeño de 24. En la actualidad trabajan tanto él como su hermano y tiene muy presente la labor de sus padres, que siempre estuvieron ahí, apoyando.

“El Mesón Felipe, en este momento, es el decano de la hostelería en Matapozuelos. Ha sido un referente para que nuestro pueblo sea hoy conocido como ‘Villa Gastronómica’. A raíz de nuestra apertura fueron abriendo el resto de los locales y hasta hoy”, añade Félix.

Nuestro protagonista asegura que “venden felicidad” y que mientras vivía su madre “hacían los mejores callos y morro de la comarca” y los “mejores platos de cuchara de la zona” además de su “sabrosa sopa castellana”.

Jubilación e incertidumbre

El 6 de enero de 2026 nos jubilamos. El Día de Reyes. Nos gustaría traspasarlo y que la máquina de las quinielas no la tuviera que vender y siguiera ahí durante más de los 40 años que llevamos nosotros, pero, según está la hostelería no se si habrá alguna persona que quiera probar suerte”, apunta nuestro protagonista.

Maxi, el pequeño de los dos hermanos cumplirá 65 años ese día. Félix va a hacer 69 y asegura que “ha seguido en el bar por no dejar a su hermano solo ante la gran carga de trabajo en el lugar”.

“En principio cerramos. Para las máquinas de las quinielas con las que contamos parece que hay gente interesada. En cambio, y de momento, para coger el bar no”, asegura nuestro protagonista.

Añade que, a un futuro inquilino del Mesón Felipe le deja “toda la clientela” pero ellos ya piensan en un descanso más que merecido tras muchos años al pie del cañón dando a sus clientes el mejor trato.

“El futuro está ahí. Espero que sea largo y feliz para hacer un montón de cosas que quiero hacer después de tanto trabajo. El objetivo es ese, vivir e intentar ser feliz”, finaliza Félix.