
Irene en el bar de Villagómez La Nueva con su vino
Irene y su bar en un pequeño pueblo vallisoletano: también vende exquisitos productos y un vino propio único
Desde su establecimiento hostelero también ofrece miel, garbanzos y lentejas ecológicas y el vino propio de la bodega.
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Villagómez La Nueva es un municipio vallisoletano que cuenta, en la actualidad y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), con una población de 51 habitantes únicamente.
Allí vive Irene Zorita Daniel, una joven emprendedora que, desde hace casi un año, está al frente del bar del pueblo dando el mejor servicio a unos vecinos que están encantados con su labor y que intentan facilitársela cada día.
En el establecimiento hostelero, además de poder tomar una caña o disfrutar de una sabrosa pizza, se pueden comprar productos de la zona como garbanzos o lentejas ecológicas. También tomar un vino de su propia bodega que abrió, junto a su pareja, en Mayorga.
La joven cuenta a EL ESPAÑOL de Castilla y León su historia y cómo sale adelante, día a día en una profesión tan complicada como la hostelería y en el mundo rural, dentro de un pequeño pueblo pucelano.
La vida de Irene
“Me considero una persona alegre, activa, generosa y participativa y con ganas de intentar que la vida en mi pueblo mejore”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Irene Zorita Daniel.
Nuestra protagonista tiene 33 años y suma 10 en el mundo de la hostelería. Es amante de dar un buen paseo con su perra, de la lectura, de los viajes y de pasar tiempo con la gente que quiere.
Nació en la localidad vallisoletana de Villagómez La Nueva y recuerda su infancia de forma “feliz y bonita”. Al final, todos se conocían porque en la localidad “eran seis niños”, así que disfrutaban de la calle, de sus juegos, sin peligro. Recuerda esas tardes de verano en las que, a la hora de cenar jugaban por todo el pueblo.
“Daba igual en qué parte del pueblo estuviéramos que todos escuchábamos a nuestras madres, abuelas o a quién fuera para que volviéramos a cenar. Me encantaban esos veranos”, añade.
Nuestra entrevistada apunta que, de pequeña, quería “ser muchas cosas” como todos los niños. Tanto “veterinaria o astronauta”, después “profesora” ya que piensa que la educación “cambia el mundo” … pero finalmente le atrapó la hostelería.

Irene sonriente en su bar
La hostelería y su bar en Villagómez La Nueva
“Mi incursión en el mundo de la hostelería se produce cuando mi madre tuvo un bar en la localidad de al lado. No trabajaba porque estaba en el instituto, pero ayudaba alguna vez. Ahí empecé a aprender y luego fui trabajando en otros sitios”, asegura nuestra entrevistada.
Al bar de Villagómez llegó el año pasado, por Semana Santa. Se trata de un bar que es propiedad del Ayuntamiento. Salió a concurso y logró la adjudicación del mismo. Un establecimiento hostelero con muchos años de historia ubicado en la plaza, con un parque al lado y una laguna llena de peces.
“No le he puesto un nombre como tal. Se llama Centro Social de Villagómez La Nueva. Normalmente estoy sola, aunque la mayoría de las personas del pueblo me dejan las consumiciones en la barra, me ayudan a recoger y me apoyan mucho. Eso es muy importante”, añade Irene.
En breve hará soplará una vela y, de momento, está encantada.

El Bar de Irene en Villagómez La Nueva
Un espacio tranquilo y una bodega
“En nuestro bar ofrecemos un espacio tranquilo y con buen ambiente en el que poder venir a tomarte algo o comer una pizza. También contamos con un punto de venta de productos de la zona y realizamos diversas actividades con la colaboración del resto del pueblo. Normalmente, en verano, realizamos actuaciones, hacemos bingos y mercados solidarios”, afirma nuestra protagonista.
Un bar que, como apunta Irene, “no cuenta con una especialidad como tal” sino que “son los clientes” los que “generan una atmósfera especial” para disfrutar de un “buen rato” en la mejor compañía.
“Además, vendemos miel de apicultores de la zona y garbanzos y lentejas ecológicas ‘Desanzo’ de agricultores de la zona. También el vino de nuestra bodega. Son muchos los que apuestan por comprar nuestras delicias y estamos muy contentos”, añade.

Fotografía de los productos locales que Irene vende en su bar
Fue hace cinco años cuando su pareja decidió montar una bodega. Ya se dedicaba a las viñas e Irene le ayudaba. “Me parece muy interesante el mundo del vino y todo un arte hacerlo rico. Así que empecé a hacer el vino con él hasta que salió la oportunidad del bar y pasé a elaborarlo y también a venderlo allí”, explica.
Una bodega que está en el centro de Mayorga (Valladolid) a 11 kilómetros de Villagómez La Nueva. Es pequeña y familiar. En el lugar se elaboran “vinos artesanos y muy ricos”.
Fijar población
Irene Zorita Daniel apunta que “como persona joven” a sus 33 años, lo que “intenta es fijar población en los pueblos” y asegura que “tendríamos que estar más valorados” y “flexibilizar exigencias por parte de los ayuntamientos” a la hora de montar un negocio
“En la zona, la clientela es fija. Eso hace que, al final, el trabajo sea más agradable. Te conocen y preguntan cómo estas. No es lo mismo que atender a gente que está de paso que a los vecinos de tu pueblo y alrededores”, afirma.
En lo que, al futuro, en el medio rural, apunta que “lo ve oscuro” porque “falta trabajo para que la gente joven se pueda establecer allí” y “vivienda para los que estamos”. Añade que supone que “en unos años la mayoría de los pueblos se quedarán vacíos” lo que le dará una “pena horrible” y hace un “llamamiento a los gobiernos para impulsar iniciativas” que provoquen que “la gente vuelva a los pueblos”.
“En cuanto a mis objetivos en el futuro, son sencillos. Una buena casa en el pueblo, un trabajo que me dé para vivir y viajar de vez en cuando y dormir a gusto. El deseo, que no se mueran los pueblos y encontrar una vivienda digna”, finaliza.