Elena de Castro con uno de los perros que pasea

Elena de Castro con uno de los perros que pasea Foto cedida

Valladolid

Elena compagina su trabajo de paseadora de perros con la ingeniería: "Es algo flexible que para estudiantes está muy bien"

La joven palentina, pero afincada en Valladolid, empezó en el sector como un hobby y ahora le permite sufragarse gastos propios mientras puede ir a la universidad.

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Lo que empezó para ella como un hobby, hoy se ha convertido en un nicho de posibilidades que le permite, gracias a su flexibilidad horaria, sufragarse sus gastos mientras estudia al mismo tiempo el grado de Ingeniería de Diseño y reduce la dependencia económica de sus padres.

Natural de un pueblecito de Palencia, Elena de Castro lleva afincada en Valladolid viviendo junto a su abuela desde hace "muchísimos años". Estudiante de la Universidad de Valladolid (UVa), para esta joven de 22 años el cuidado y paseo de perros le ha supuesto una ventaja en un "doble aspecto".

Mientras que le ha permitido estar en contacto con los perros, un animal del que se considera "enamorada", el filón económico que supone este trabajo le ha ayudado a poder pagarse a ella sus "viajes, vacaciones y lujos" sin tener que depender de sus padres.

El 'boom' de los paseadores y cuidadores para los perros, según reconoce, es una opción "muy buena" para los estudiantes, ya que, a diferencia de un empleo convencional, se puede adaptar a los horarios más variables que puede tener en la universidad.

"Cuando me veía un poco apurada de dinero, al principio de empezar la carrera, empecé a buscar algo de trabajo. Mi problema es que tengo horario partido y era como... no voy a encontrar nada en la vida. El tema de los perros es super flexible en eso", explica la joven palentina.

Así surgió

Elena se considera una amante de los perros de "toda la vida", aunque cuando era más pequeña reconoce entre risas que les tenía "miedo". "Siempre he querido tener perro y es cierto que nos movíamos mucho porque mis padres viven en el pueblo y yo aquí (en Valladolid)", relata.

Fue hace tres años y medio cuando un amigo íntimo de la familia les comentó que una de sus perras iba a dar a luz a otro cachorro, pero que él "no iba a estar siempre" y les preguntó si se lo podían cuidar.

"Nosotros cuidábamos en invierno a sus perros y él los tenía en verano. Así fue como empecé a ver que es algo que me encanta y que lo amo", recuerda Elena.

Con su situación en Valladolid, viviendo en un piso y junto a su abuela, Elena admite que "no hay posibilidad de tener un perro" en su casa. Por eso, comenzó un periodo de "darle vueltas" y surgió la idea de buscar un trabajo relacionado.

Fue como descubrió que existían aplicaciones para ello. Algunas de ellas como GuDog o Rover. Dos de las que utiliza en la actualidad y son las plataformas que conectan a los dueños de los canes con los cuidadores.

"Me hice un par de aplicaciones y al principio eso de que te inscribes y no te llega nada, hasta que hace tres años me llegó la primera notificación de si quería pasear a un perro", apunta la joven estudiante de la UVa.

Ya con una experiencia acumulada, Elena centra su cartera de usuarios en la zona centro de Valladolid. "Hay veces que no me interesa hacerme un trayecto de una hora para ir a Parquesol para pasearle media hora que me pedía la gente", admite.

Cuenta con perros fijos, que pasea todos los días y otros que son más "intermitentes", según la necesidad de los dueños. Es en verano cuando la demanda experimenta un pequeño ascenso, especialmente cuando la gente se va de vacaciones.

"En verano si se van de vacaciones sí que me dejan al perro una semana y le cuido en mi casa", explica Elena. Lo que sí que cumple a rajatabla la joven es el estar centrada en un único animal al mismo tiempo.

"En ese aspecto estoy muy comprometida con el usuario. Yo no quiero estar paseando cinco perros a la vez, uno de cada persona, me niego", subraya rotundamente.

Y es que Elena es de las que tiene la creencia de que "cada perro es como es" y hay que "sacarle bien". "Igual que yo querría que sacasen a mis perros. De uno en uno. En verano me dicen que da igual, pero es que a mí no", apunta.

Entre los perfiles que más demandan estos servicios, la estudiante y paseadora de perros se ha encontrado, entre otros, con aquella persona que "por trabajo viaja mucho". "El primer perro que cuidé era por eso, una señora que vivía sola y tenía un perro y de repente una semana se tenía que ir a x ciudad", asevera.

Otro de los perfiles son aquellos que trabajan varias horas seguidas. Este es el más habitual para Elena. "Sacan al perro antes de irse a trabajar y hasta las 16:00 o 17:00 no van a volver. Entonces, es que no va a estar el perro solo absolutamente toda la mañana", subraya.

Tarifas y comisiones

Las aplicaciones que conecta a dueños y cuidadores se llevan un porcentaje del cobro del servicio. No obstante, Elena destaca que tiene potestad propia para poner sus tarifas dentro de un rango que la plataforma estipula.

"Hay mucha gente que solo quiere paseo, otros paseo y que estés en casa o que te los lleves a la tuya. Cada cosa tiene un rango y luego el propio cuidador es el que pone exactamente qué precio quiere. Hay suplemento de movilidad también", desvela.

Asimismo, cumplen con parámetros de seguridad, como que los cuidadores tengan que aportar el DNI para "saber quién eres por si pasa cualquier cosa".

Elena ha encontrado en el cuidado de perros un trabajo que le aporta "alegría" y que para ella supone "todo". "Llegas y están tan contentos... te impregnan totalmente de alegría. Aprendo un montón de ellos, de paciencia, de amor... es super bonito tener perro e incluso no tenerlo y paseándolo, aunque no sea tuyo", reconoce.

Mientras tanto, esto le reporta unos beneficios que le ayudan a sufragar sus gastos personales y, a la vez, puede compaginarlo con su formación universitaria. Una posibilidad para estudiantes, gracias a su flexibilidad, que Elena ha decidido aprovechar.