Tordesillas es una localidad vallisoletana que se ubica a unos 28 kilómetros de la capital y que cuenta, en la actualidad, con una población que supera los 8.500 habitantes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Es un pueblo que potencia su actividad industrial con un gran polígono y también que cuenta con una red perfecta de carreteras para llegar a Madrid o para desplazarse a diversos puntos de la provincia pucelana.

El encanto patrimonial de Tordesillas es único. Ostenta, además, los títulos de “Muy ilustre, antigua, coronada, nobilísima y leal villa, ni más ni menos. Cuenta con iglesias únicas como la de San Antolín y Santa María y con un puente y una Plaza Mayor que son visitadas por cientos de turistas cada semana.

El valor deportivo y cultural también es reconocido. Además, allí se celebra en el mes de enero, el segundo evento motero más importante de la provincia de Valladolid como es Motauros, justo por detrás de Pingüinos, que se desarrolla en la ciudad del Pisuerga.

La riqueza de Tordesillas también llega hasta el ámbito culinario, y dentro del apartado gastronómico. Son decenas los establecimientos hosteleros con los que cuenta la villa y que tienen, además, historias familiares que vienen de cientos de años. Son un complemento perfecto para disfrutar del mejor de los sabores, con las mejores raciones y los platos más elaborados.

Allí se ubicaba, concretamente en la calle de Santa María, la principal de la localidad, el Fogón de Santa Clara. Y decimos se ubicaba, porque el pasado 1 de octubre tuvo que cerrar sus puertas tras más de 20 años de historia. Los últimos cuatro estuvo al frente Felipe y su familia. El dueño ha tenido que bajar las persianas por enfermedad.

Imagen del Fogón de Santa Clara en Tordesillas

Felipe coge el timón del negocio hace cuatro años

“Cogimos el negocio el pasado 30 de agosto del año 2019. Trabajábamos en lugar, mi padre Felipe y sus tres hijas. Ana Belén, Desiré y yo. Los cuatro, mano a mano, intentando dar el mejor servicio al cliente y que se fueran contentos del lugar”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Erika, una de las hijas de Felipe.

Un establecimiento hostelero, El Fogón de Santa Clara, que suma 21 años de vida. Cuatro de ellos con esta familia al frente que ya estuvo también gestionando, durante otros 17 años, el Bar Foraño, también en la localidad vallisoletana de Tordesillas.

“Han sido años increíbles en cuanto a trabajo. Hemos tenido mucho. La pandemia del coronavirus nos hizo mucho daño, pero conseguimos sobrevivir y llenar el comedor y la barra. Las reseñas, tanto en Google como en TripAdvisor, atestiguan que nuestra cocina tradicional hecha con cariño gustaba y mucho”, añade nuestro protagonista.

La familia el día de la inauguración

El rabo de toro y la sopa castellana, productos estrella, y un golpe definitivo

Todo ello en un local que podía dar de comer a 80 personas aproximadamente, que se deleitaban con unos manjares únicos en la provincia de Valladolid. Mientras, visitaban la localidad de Tordesillas contemplando todo su esplendor, eso sí, con el estómago lleno. 

“Nuestros platos estelares eran el rabo de toro y la sopa castellana. En cuanto al postre triunfaba el flan de queso. Los viernes conseguíamos llenar también con el cocido castellano. La gente salía muy contenta porque ofrecíamos platos de calidad y a un buen precio”, asegura orgullosa, como no podía ser de otra manera, Erika. Incluso, las sobras se las llevaban en cajas, explica nuestra protagonista.

El comedor del Fogón de Santa Clara

Sin embargo, la enfermedad de su padre, Felipe, ha llevado a la familia a tener que echar el cierre al negocio, en lo que ha sido un auténtico palo, tanto para ellos, como para los ciudadanos de Tordesillas.

Se traspasa

“Por enfermedad de mi padre hemos tenido que colgar el cartel de “se traspasa”. El 1 de octubre ingresó en la UCI y el 16 le dieron el alta, pero va a tener que jubilarse. Cerramos ese 1 de octubre y no hemos podido volver a abrir. Hemos colgado el cartel de traspaso”, añade nuestro protagonista. 

Ahora, tras bajarse las persianas del Restaurante El Fogón de Santa Clara, se busca a otra persona que dé vida al negocio. Por eso Erika facilita el número de teléfono: 635164201 para recibir la llamada de la salvación.

“Nos da mucha pena dejarlo y más por la enfermedad de mi padre”, finaliza Erika.