Imagen de la central térmica de la Electra Popular Vallisoletana, en el Paseo de Isabel la Católica, en 1911.

Imagen de la central térmica de la Electra Popular Vallisoletana, en el Paseo de Isabel la Católica, en 1911. Archivo Municipal de Valladolid

Valladolid

La electricidad llegó a Valladolid hace 135 años

En la noche del 22 al 23 de octubre de 1887 se inauguró en el Teatro Zorrilla el primer servicio de luz eléctrica de la historia de la ciudad

22 octubre, 2022 07:00

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En la noche del 22 al 23 de octubre de 1887, hace ahora 135 años, la luz eléctrica llegó a la ciudad de Valladolid. Esa madrugada, se inauguró en el Teatro Zorrilla el primer servicio de luz eléctrica de la historia de la capital, que sustituyó al vetusto alumbrado por medio de lámparas de gas. Poco después, el Círculo de Recreo, en la calle del Duque de la Victoria, también estrenó este novedoso alumbrado.

La compañía encargada de llevar a cabo esta importante novedad en la ciudad fue la Sociedad Electricista Castellana, que había sido fundada solo siete meses antes, el 7 de marzo de 1887. Solo un año después del flamante estreno del alumbrado eléctrico en la ciudad, en 1888, la luz eléctrica llegó al Campo Grande y al templete que se encontraba ubicado en el centro de la Plaza Mayor. Una iluminación que llegaría a través de un total de seis arcos voltaicos que se ubicaron para tal fin.

La primera central eléctrica

La Sociedad Electricista Castellana había recibido la concesión del alumbrado público de la ciudad el 21 de marzo de 1887 y empezó a construir una pequeña central en la zona de Huerta del Rey, que entraría en funcionamiento en la noche de ese 22 de octubre, hace 135 años. Esta central estaba dotada de una máquina de vapor de 60 caballos y generaba la electricidad a través de dinamos de corriente continua. 

Hasta ese momento, la responsabilidad de la iluminación de Valladolid había recaído en la Compañía Madrileña de Alumbrado y Calefacción por Gas, que había intentado por todos los medios dificultar la llegada de la luz eléctrica, ante la competencia que suponía para sus intereses. Con todo, no pudieron evitar lo inevitable y aquel 22 de octubre, después de la inauguración de la central, Valladolid conoció el alumbrado eléctrico por primera vez.

Aquella central térmica vivió una importante ampliación en el año 1895, en un espacio situado justo al lado de la anterior, que fue testigo de la instalación de cuatro generadores de vapor que alcanzaban una potencia de 300 caballos cada uno de ellos. En 1904 se impulsó una reforma de la misma, instalándose una máquina de vapor de 800 caballos. Con todo, el servicio que otorgaba la Sociedad Electricista Castellana comenzó a quedarse anticuado y a perder clientes y otra compañía llegaría para ocupar su lugar en 1907: la Electra Popular Vallisoletana.

La Electra Popular Vallisoletana

En 1905 ya estaba en funcionamiento la Sociedad Colectiva Rodríguez y Alba, que había sido fundada por Calixto Rodríguez y Santiago Alba, y que tenía la intención de llevar a cabo una línea eléctrica desde el salto de San Román, en Zamora, hasta Valladolid, además de impulsar la red de distribución de la ciudad y construir un edificio en la ciudad vallisoletana para instalar una central térmica.

El 15 de enero de 1906 se suscribió el proyecto del edificio que aún se encuentra en el Paseo Isabel la Católica, con el objetivo de albergar una central térmica, además del edificio social, las oficinas de la empresa y viviendas para los obreros. El edificio fue construído con gran rapidez e inaugurado en septiembre de 1907.

La nueva central facilitó que se extendiera el consumo de electricidad entre las personas más humildes de Valladolid, permitió también la creación de tranvías eléctricos y llevó a que se pudiese electrificar la industria, un aspecto clave para el desarrollo económico de la ciudad, con especial importancia de la electrificación de los talleres del conocido entonces como Ferrocarril del Norte.

La Electra Popular Vallisoletana fue uno de los más importantes núcleos de la economía local hasta su desaparición en 1973 tras ser absorbida por Iberduero, la actual Iberdrola. Se puso punto y final así a la historia del primer contacto de la ciudad de Valladolid con el alumbrado eléctrico, un avance fundamental en la historia de la capital.