Raquel Saborido en su farmacia de La Unión de Campos

Raquel Saborido en su farmacia de La Unión de Campos

Valladolid

Farmacéutica por vocación en la España vaciada

Raquel Saborido Coiradas suma 14 años en La Unión de Campos suministrando fármacos a los vecinos de este municipio y también de Urones de Castroponce y Valdunquillo

12 septiembre, 2022 07:31

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La Unión de Campos. Curiosa resulta la formación de este municipio vallisoletano allá por la segunda mitad del siglo XIX. De la fusión de dos pueblos próximos entre sí como Villagrá y Villar de Roncesvalles aparece un lugar que se ubica a unos 80 kilómetros de la capital del Pisuerga y a una hora de la misma. Hoy, fijándonos, todavía se puede ver una cierta línea de discontinuidad entre los términos.

En la actualidad, el pueblo cuenta con 216 habitantes y con una farmacia que está ubicada en la calle Cruz, 17 de la localidad. Una de las 119 rurales con las que cuenta la provincia de Valladolid, según los datos del Colegio de Farmacéuticos. La capital del Pisuerga cuenta con otras 162, como informan las mismas fuentes.

En la Unión de Campos da servicio, como farmacéutica y desde 14 años, Raquel Saborido Coiradas, da servicio cada día a los vecinos del municipio. También a los de Urones de Castroponce y Valdunquillo. “Mi objetivo es conseguir que la farmacia se mantenga con vida”, asegura nuestra entrevistada en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Vocación y amor

Soy farmacéutica por vocación. Mis tíos, de Sevilla, también lo eran. Los veía desde pequeña y yo también me adentré en esta profesión que considero apasionante. El amor también hizo lo suyo para que, de Santiago de Compostela, acabara en La Unión de Campos”, asegura Raquel, emocionada, echando la vista atrás.

Desde hace 14 años es la farmacéutica de La Unión de Campos, toda su vida como profesional ahora que suma 41 primaveras. Allí ha vivido hasta hace dos años, tras la pandemia. Ahora lo hace con su pareja en Benavente, dentro de la provincia de Zamora. “Estudié con mi marido en Madrid. Él es fisioterapeuta. Acabó la carrera y se estableció en Benavente. Queríamos convivir y ahora vivimos juntos”, añade.

La profesional de la farmacia da un servicio indispensable no solo a los vecinos de La Unión de Campos, donde trabaja todos los días. También a los de Urones de Castroponce (108 habitantes), tres días a la semana, y a los de Valdunquillo (138 habitantes), durante dos.

“Doy atención farmacéutica como tal. Soy una sanitaria que está las 24 horas en el pueblo. El médico viene cuando tiene consulta, pero la farmacéutica, en este caso yo, está constantemente disponible para los vecinos. Ante cualquier urgencia y para lo que soliciten”, explica Raquel Saborido. 

Raquel en su farmacia

Raquel en su farmacia

Pacientes agradecidos

“Lo bueno y lo que me llevo de la atención en los pueblos es que estas personas mayores son las agradecidas del mundo. Ven la figura del farmacéutico y del boticario con cariño y te agradecen todo lo que haces por ellos. Merece la pena ir todos los días”, añade nuestra entrevistada. 

Raquel se desplaza a Valdunquillo y Urones de Castroponce de manera altruista para “ayudar a las personas que no tienen capacidad para moverse”. Gestiona citas por teléfono y apoya y colabora con estos pacientes para conseguir, con aplicaciones móviles, conseguir que tengan la mejor atención sanitaria posible.

“No cobro nada por ello. Es vocacional y muy satisfactorio para mí. Me siento muy cómoda dando servicio en una farmacia rural. A día de hoy es lo que quiero y veo mi futuro aquí”, confiesa convencida.

Raquel Saborido en la farmacia

Raquel Saborido en la farmacia

La farmacia: su vida

No quiero que me den dinero para seguir viviendo. Quiero que me garanticen la viabilidad de la farmacia. Yo soy una enamorada del pueblo y el mundo rural y lo bueno para mí es seguir trabajando aquí. Cuando hay servicios en los distintos municipios, la gente no se marcha”, nos cuenta Raquel.

En cuanto a la Sanidad en este medio rural, Raquel añade que “está muy mal” y añade que “en declive total”. “Faltan servicios. No son acordes. Necesitamos una asistencia diaria para que los mayores sean atendidos cuando se sientan mal. Hay que facilitarles las cosas a estas personas”, apunta.

Añade que esta situación “no es por los médicos que realizan un gran trabajo” sino “por una mala gestión” ya que “los cambios que nos venden en aras de la mejora de la Sanidad rural no son más que trabas para los ancianos” ya que “la tecnología que pretenden implantar es imposible de gestionar por ellos”.

El objetivo y el deseo de nuestra profesional no es otro que conseguir que, a corto plazo, la farmacia se mantenga con vida. Una vida, la de un local con mucha historia, que pasa por ser la suya propia.