C.G.M de espaldas, atiende a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León

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Valladolid

“Mi relación con el juego y las drogas ha sido continua desde los 18 años”

Impactante relato de un palentino de nacimiento, pero vallisoletano de adopción

2 mayo, 2022 07:00

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C.G.M es un palentino de nacimiento, pero vallisoletano de adopción, que decide permanecer en el anonimato para contarnos su historia. Asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León, que no se avergüenza de haber sido adicto a las drogas y al juego, pero prefiere guardar su identidad, aunque cuenta su historia para ayudarse a si mismo y también a otros que están en su lugar.

A sus 43 años, este hombre confiesa que “su relación con el juego y las drogas ha sido continua desde los 18”. Ahora quiere disfrutar de una nueva vida. Superada la pesadilla de las drogas, ha decidido acudir a AJUPAREVA (Asociación de Jugadores Patológicos Rehabilitados de Valladolid) para superar su adicción al juego.

“Vine a la asociación a dejar el juego y, ahora, me estoy encontrando con una comunidad maravillosa”, confiesa.

P.- Su vida ha estado marcada por las drogas y el juego… Hábleme un poco de ello.

R.- Un poco antes de los 18 ya me drogaba. Siempre he trabajado de tarde y noche en discotecas y bares en Valladolid. Con la mayoría de edad me fui de la ciudad. Mi relación con el juego y las drogas ha sido continua desde los 18 años. Jugando al bingo siempre que tenía ocasión.  Hasta los 28-29 años no empecé a drogarme de una forma más antisocial, más solo, a mi rollo. En casa, algo más marginal. La droga, mientras es social, es muy divertida pero cuando llegas a una edad en la que consumes solo empieza a ser puro vicio. A los 32-33 años toco fondo, decido dejar las drogas. Me rehabilito. Consigo dejarlas y a partir de ahí empieza mi contacto única y exclusivamente con el juego. Hay dos fases en mi vida: una relacionada con las drogas mayormente, desde los 18 a los 34, y después ya una vida más dedicada al juego, casi en su totalidad.

P.- Una pesadilla, las drogas.

R.- Las drogas me han dado problemas desde que tengo uso de razón. Con 17 o 18 años, ya, plenamente. Al principio no lo veía como un problema, me encantaba. Me ponía loco y me divertía a nivel social. He sido consciente de que perdía el control cuando he ido a más. En todo el camino de las drogas, cualquier persona miente, manipula, traiciona, hace todo tipo de movimientos y crea todo tipo de ilusiones para justificar su adicción y demás. Fui consciente con 28-29 años de que tenía un problema real con ellas, aunque seguí con él hasta los 34 años, aproximadamente, cuando toqué fondo y solucioné el tema a rajatabla. Me fui a ‘Proyecto Hombre’ y aunque no acabe el programa , sí que conseguí salir de ellas. Iba muy convencido. Nunca me sentí identificado con ese proyecto. Fui, cogí lo que necesitaba, y me marché.

P.- ¿Cómo superó el problema? ¿Se lo contó a su familia y tuvo su apoyo?

R.- Sí. Estaba obligado. Cuando decidí dejarlas lo había perdido todo y estaba en A Coruña. Me acuerdo de que fui a ‘Proyecto Hombre’ allí y me dijeron que tenía que acudir con la familia. Se lo conté a mi hermano, me vino a buscar, y me trajo a Valladolid. Ahí, con mis padres, me sentí apoyado. Mi familia siempre ha estado ahí.

P.- ¿Siente orgullo de haber superado la adicción a las drogas?

R.- Sí que te sientes orgulloso porque, realmente, cualquier tipo de adicción te pone en una situación de esclavitud. Soy de los que piensan que, aunque esto sea una enfermedad, uno tiene que ser responsable de sus actos. Los que estamos expuestos a estas adicciones solemos tomar malas decisiones y conductas. Cuando lo dejas, sí que sientes orgullo, pero sobretodo orgullo de finalmente empezar a tomar buenas decisiones. Tanto al dejar las drogas como el juego, sabes que estás haciendo lo correcto y hacer lo correcto te hace sentir bien, especialmente porque cuando dejas la adicción a un lado empiezan a florecer sentimientos, cambios de conducta tanto con uno mismo como con sus allegados que producen un subidon que le da 1.000 vueltas al que produce el juego…y fijate, lo he aprendido con 43 años, ojalá lo hubiera hecho mucho antes, pero nunca es tarde.

P.- ¿A qué jugaba?

R.- He sido jugador de bingo siempre. Años después, cuando se produjo el boom de las apuestas, ya con treinta y tantos, empecé a jugar al bingo y a las apuestas deportivas. Es lo que tiene el mundo online, que puedes hacerlo a cualquier hora. Cuando no había bingo me centré en las apuestas deportivas. Como puedes ir desde el tenis en España hasta el ping-pong en China es una opción fantástica para el jugador.

P.- ¿Qué sintió la primera vez que jugó?

R.- La primera vez que jugué fue al bingo y fui con tantas ganas que no me acuerdo. En general, en el juego encuentro una evasión total de mi vida. No he estado contento con ella nunca. Tampoco con quién he sido. Siempre he querido ser más y tener más. Por eso nunca he estado a gusto conmigo mismo. Con el juego se me olvidaba todo para centrarme en los numeritos, en el premio y demás. La sensación mía, personal, era la evasión del descontento que tenía con mi vida.

C.G.M. durante la entrevista

C.G.M. durante la entrevista

P.- ¿Cuándo comienza en las apuestas deportivas?

R.- La vida del ludópata es muy borrosa. Hay muchas cosas de las que no te acuerdas porque, quizás, no tienen ningún tipo de importancia. Todos los recuerdos son malos de todo el mal que he hecho. Imagino que cuando empezaron las casas de apuestas, las casas online. Yo, con 26 años, me fui a Australia a vivir y apostaba a las carreras de galgos y caballos. He estado enganchado al juego toda la vida. Desde que tuve la oportunidad, lo hice. Como soy un jugador empedernido, me daba igual una cosa que la otra. Lo que estaba abierto, a cualquier hora. He puesto el juego por encima de cualquier cosa.

P.- ¿Qué significado tiene para usted apostar? ¿Qué le genera?

R.- No sé qué significado tiene el apostar. Lo que sí que sé es lo que saco cuando hago cualquier tipo de apuesta y demás. No sabría explicarlo. Una evasión total. Olvido mi vida y pienso en el placer de borrar números y demás. Mirando hacia atrás, y pensando, fui una persona con muchos complejos, que pienso muy mal de mí mismo porque he hecho mucho mal y eso te deja una huella. Es algo que estoy intentando superar en AJUPAREVA, borrar esa huella para volver a disfrutar y a ser persona para querer, reír, sentir, emocionarme…

P.- ¿Cuánto dinero ha llegado a perder? ¿Tiene deudas?

R.- Desde los 18 y hasta ahora, entre todo lo que he jugado, puedo llegar a haber perdido 250.000 euros, tranquilamente.

En cuanto a las deudas, el último momento de juego de mi vida se me fue un poco de las manos. Tengo una deuda de 6.000-7.000 euros ahora mismo. El banco me ha hecho una restructuración y tengo que pagarla en 60 meses, unos 100 euros al mes. Para mí, la deuda económica es cero, no significa nada. Lo que he perdido es la ilusión, la oportunidad de tener amigos, familia, de ser persona y tener una tranquilidad. La mayor pérdida que tengo en el juego es la de mi vida.

P.- ¿Cuándo se da cuenta de que tiene un problema?

R.- Realmente, siempre lo he sabido. Sé y soy consciente de que el juego es un problema y nunca he querido dejarlo. Siempre he tenido trabajo para llevar mi ritmo de vida. No me apetecía dejarlo porque era una parte importante de mi día a día. Ahora, quiero tener una vida tranquila y contar con todas estas cosas que me he perdido, cumplir mis objetivos vitales. Por eso he tomado la decisión de dejarlo.

P.- ¿Cuándo acude a AJUPAREVA?

R.- Acudo hace ya cuatro meses. Digo: hasta aquí. Voy voluntariamente y me lo pienso mucho, ya que no quiero perder ni mi tiempo ni el de nadie. Creo que debo salir solo de esto. Miro en internet y la mejor crítica la tiene AJUPAREVA. Cuando voy, me acoge María Jesús. Acudo muy convencido, pero sin saber lo que me voy a encontrar. Vine a dejar el juego a AJUPAREVA y me he encontrado con una comunidad maravillosa. Me gusta compararlo con los boxes de la Fórmula 1, donde te cambian las piezas dañadas, y las ruedas… pero no solo eso, además te enseñan a conducir bien, lo único que tienes que poner tú es la gasolina, las ganas.

P.- Todo el mundo destaca el calor humano que genera AJUPAREVA.

R.- Desde Ángel, el presidente, hasta toda la Junta Directiva y voluntarios, todo el mundo aporta algo, y que decir del equipo de profesionales… el doctor Bombín, Sandra, Elena… Sus becarios…siempre guiándote, aconsejándote con una tremenda sensibilidad. Es curioso, pero no solo quieres curarte tú, tienes unas ganas terribles de que mejore el de al lado, de que le vaya bien. No somos malas personas que venimos a ser buenas personas. Somos gente que venimos a superar una enfermedad. Cada uno de los que entramos por esas puertas, ya sea voluntariamente u obligados, estamos un poco rotos, hemos hecho mucho daño al prójimo y a nosotros mismos. Hace poco leí una frase de una escritora francesa que decía: “la vida se encoje o se expande dependiendo del coraje de cada uno”, pues  bien, creo que los que entramos en AJUPAREVA tenemos la vida encogida y con muchas limitaciones. Esta comunidad te da las herramientas y las directrices para devolverte el coraje que se necesita para enfrentar y pelear una situación tan limite como esta que pasa por poder volver al buen camino de manera victoriosa y recuperar el control de tu vida.

Vine aquí a dejar el juego y me estoy  encontrando a mí mismo. Sé que poco a poco me encontraré por completo, tengo tiempo y toda una vida por delante.

P.- En el deporte ha encontrado otra vía de escape.

R.- Mi relación con el deporte es muy importante. Llevo años haciendo entre 8 y 12 horas semanales, tranquilamente. Me levanto, corro, doy clases, hago entrenamiento. Todo lo que tenga que ver con sudar, me gusta. El deporte ha sido fundamental para mi vida y en mi rehabilitacion.

P.- Un objetivo y un deseo

R.- El objetivo a medio plazo, entre diez y doce meses, pasa por rehabilitarme, por cumplir el programa. A largo plazo, ayudar a otros a conseguirlo. El deseo, que al menos una persona que lea esta entrevista y tenga problemas con la adicción se ponga en contacto con AJUPAREVA.