Augusto Cobos, delegado territorial de la Junta de Castilla y León en funciones en Valladolid

Augusto Cobos, delegado territorial de la Junta de Castilla y León en funciones en Valladolid

Valladolid

Dos años de pesadilla y luz al final del túnel: “La Semana Santa se celebrará en condiciones cercanas a las de normalidad”

Augusto Cobos, delegado territorial de la Junta de Castilla y León en funciones, cuenta cómo ha vivido dos duros años desde la llegada del COVID-19 a Valladolid

14 marzo, 2022 07:00

Augusto Cobos (52 años, Valladolid), es el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en funciones, en Valladolid. Él ha sido una de las caras visibles de la pandemia, y ha trabajado incansablemente desde el comienzo de la misma. Gestionar la vacunación, servir de nexo de unión entre la Consejería de Sanidad y los alcaldes de los municipios de la provincia de Valladolid, que hablan especialmente bien de él, y muchas cosas más ha tenido que hacer a lo largo de estos dos años, y en esta entrevista lo recuerda.

“A la vista de la evolución de los datos, la Semana Santa se va a poder celebrar en condiciones que se aproximan muchísimo a las de normalidad”, asegura Cobos, que añade además que “la situación a la que vamos a llegar a verano hará que las fiestas en los pueblos se puedan celebrar con normalidad”.

“Uno de los momentos más impactantes se produjo cuando nos llegaron los sacos para cadáveres”, apunta el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Valladolid, remontándose a uno de los peores momentos de la pandemia. Nos cuenta todo esto y mucho más en esta entrevista en EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León.

P.- Dos años después del inicio de la pandemia del coronavirus, ¿Cómo recuerda Augusto Cobos los inicios?

R.- Como algo totalmente inesperado. El inicio lo vi, como el resto de las personas, a través de los informativos. Es cuando empiezan a llegar los primeros casos a Italia y se sospecha que puede llegar a España cuando nos ponemos alerta. En esos momentos no conocíamos la dimensión de lo que se nos venía.  Empiezo a hacerme a la idea de que puede pasar algo importante con el primer caso del ingeniero iraní en Cidaut, en Boecillo. Después, cuando me toca pedir que se paralice el besapié de la Piedad. Y, por último, la tercera clave fue en la reunión que se produce el día 10 de marzo en la Junta con presidentes de Diputación, alcaldes de más de 20.000 habitantes, presidente, consejero de presidencia y consejera de Sanidad. En ella nos dicen que el problema es serio.

P.- Al principio de la pandemia todo era muy nuevo y desconocido. Había desconcierto. ¿Cómo lo recuerda?

R.- Recuerdo como algo impactante cuando sale el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, a pedir ayuda y materiales de EPIs. Me llaman para abrir la Delegación, acudo rápido un domingo por la tarde, ya decretado el Estado de Alarma por la mañana. Había desconcierto en ese momento porque la gente no podía salir a la calle y al final se produjo una gran muestra de solidaridad de gente que venía y te entregaba las mascarillas que tenía en su casa… Recuerdo a un soldador que nos trajo su máscara argumentando que no la iba a poder utilizar porque iba a estar sin trabajar por el confinamiento.

P.- Se vio ahí el lado más humano y solidario de la población de Valladolid.

R.- Aparecen situaciones y problemas para los que nadie nos había preparado. Empresas de la Universidad empiezan a hacer estas máscaras de PVC para proteger. Incluso se fabricaban con impresoras 3D. Se ofrecieron personas que hacían batas y nosotros ahí, lo que sí que tuvimos que hacer, fue tratar de organizar toda esa ola de solidaridad. En lo que al tema batas se refiere, a través de Alejandro García Pellitero de Avadeco, buscamos una empresa que nos las pudiera hacer. Encontramos a Rainbowwear. Consiguieron una tela para hacerlas y los trabajadores de su empresa pudieron seguir con su producción. Con ello, nosotros también podíamos surtir a las residencias de mayores. Consiguiendo ese orden a la hora de canalizar las ayudas lográbamos, por un lado, producir lo que necesitábamos con las características técnicas que nos pedían desde Sanidad. Por otro, no se paraba el tejido productivo de algunas empresas que tenían que abordar este trabajo.

P.- ¿Cuál fue el peor momento que recuerda de estos dos años de pandemia?

R.- Cuando me informan de que ha entrado el COVID-19 en una residencia como era la Casa de la Beneficencia. Ahí me doy cuenta de que iba a pasar algo muy grave que no íbamos a poder controlar. Y otro de los momentos más impactantes fue cuando nos llegaron los sacos para cadáveres. Para que cumplieran con toda la normativa. Las funerarias no tenían. Se hace un pedido y se les da a través de la Junta de Castilla y León. El ver que te llegan esos sacos de cadáveres a la Delegación y que desde aquí los tienes que entregar fue una imagen muy impactante. Al final hay una serie de momentos en los que tienes la sensación de que no sabes qué hacer. Cuando te llegaban datos de las residencias de mayores era sumamente complicado. Algunas que apenas contaban con trabajadores porque estaban contagiados o se cogían la baja porque tenían miedo. Situaciones complicadas.

P.- Además de en la Casa de la Beneficencia pasó en muchos otros centros…

R.- Pasó en la Casa de la Beneficencia, en Arroyo de la Encomienda, en Tordesillas… en muchas residencias. Cuando había implicada una residencia en un municipio pequeño dentro del ámbito rural era como que el impacto era mayor. Ahí estableces un vínculo especial con los alcaldes que se volcaban con las residencias. Tenían un contacto directo, en muchas ocasiones, con los mayores que estaban allí. Muchas veces ellos no saben tampoco a quién acudir, lo hacen a la Delegación y en nuestra coordinación con Subdelegación y Diputación tratamos de responder al problema.

P.- ¿Cómo recuerda esos cierres perimetrales en Pedrajas de San Esteban o en Íscar en verano de 2020?

R.- Yo tengo que informar, en rueda de prensa, de que hay un brote en Íscar. Poco antes de comenzar me indican que después tendremos una reunión con los alcaldes para analizar las medidas que se van a tomar. Cuando doy la rueda de prensa no conozco las medidas exactas pero el cierre perimetral podía estar sobre la mesa. Esta situación provocó que creara una relación muy cercana con los dos alcaldes, sobre todo con el de Pedrajas de San Esteban. Yo tenía que entender las dificultades por las que estaba pasando el pueblo por el cierre perimetral, pero debía trasmitirles las razones que nos llevaban a tomar esa medida. Mi esfuerzo se centró en apoyar todo lo que pude a los alcaldes de esos municipios. Que no se sintieran solos. Creo que sí que conseguimos que se sintieran respaldados por la Delegación Territorial de la Junta.

P.- La colaboración con los alcaldes ha sido positiva, como apunta. Ellos hablan muy bien de usted.

R.- Una de las cosas que se hicieron en Valladolid y creo que fue un acierto y que se difundió a otras provincias, fueron los encuentros con los alcaldes de municipios de más de 2.000 habitantes, a finales de abril, cuando llevábamos solo un mes de pandemia. Mantenemos las reuniones con esas localidades para trasmitirles toda la información y que ellos, a su vez, pudieran hacerlo en su zona de influencia.

Este aspecto, para mí, ha sido uno de los de mayor éxito. En estos encuentros coordinados por la Delegación Territorial estaba siempre Subdelegación del Gobierno y Diputación de Valladolid. Se trataba de resolver dudas a los alcaldes, explicarles las medidas y recoger sus sugerencias para trasladarlas al Consejo de Gobierno para analizar las consecuencias de la aplicación de las normas que estaban en vigor. Se trataron asuntos tan importantes como la de los mercadillos, los mercados al aire libre o las piscinas. Se han tratado temas como el de las fiestas en los pueblos en encuentros que se han mantenido hasta ahora. La última ha sido hace quince días. Esto estableció un canal de comunicación que fue muy importante para todos. Posteriormente, esas reuniones se han llevado a cabo también con los alcaldes de menos de 2.000 habitantes, pero con menos frecuencia. Hemos intentado que estos alcaldes de los municipios más pequeños tuvieran información de primera mano.

P.- En enero de 2021 lleva la vacuna. Tiene que ser complicado coordinarla en una provincia como Valladolid. ¿Cómo lo vivió?

R.- En este caso la sensación es totalmente distinta. Tú sabes que tienes la solución, o gran parte, al problema y tienes que gestionarla de forma correcta para que llegue al mayor número de personas en el menor tiempo posible. Se ha hecho un trabajo conjunto con la Gerencia de Salud, se buscó cuál sería el mejor lugar para llevar a cabo la vacunación. Creo que acertamos al elegir el Centro Cultural Miguel Delibes. Permitía que la gente que venía de fuera no tuviera que entrar al centro de la ciudad. Estaba bien comunicado, espacio idóneo y propiedad de la Junta de Castilla y León. Pienso que fue la mejor opción. El proceso de organizar la vacunación es mucho más complejo de lo que la gente imagina. Entran en juego muchos factores. Desde el tipo de vacuna, por el protocolo que marcaba el Ministerio de Sanidad que iba cambiando, pasando por el tipo de vacunas que se podía poner a las personas en función a su edad. La vacuna que ibas recibiendo sin conocer la periodicidad para almacenarla. El garantizar una segunda dosis sin que hubiera nunca ruptura de stock. En Valladolid no se ha producido esto en ningún momento. Había que jugar con muchas variables. Evidentemente, no todo sale a la perfección, pero pienso que el proceso de vacunación ha sido muy satisfactorio.

P.- ¿Cómo va la vacunación infantil?

R.- El 71,3% con la primera dosis y el 42,7% con la pauta completa entre menores de 5 y 12 años, a fecha de 11 de noviembre. Comparándolo con el porcentaje en el territorio nacional, en España hay vacunados en esta franja de edad (infantil) con una dosis 57,6% y pauta completa: el 20,1%.

Augusto Cobos durante la entrevista con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León

Augusto Cobos durante la entrevista con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León

P.- En cuanto a los datos COVID, se han relajado. Valladolid llegó a marcar la incidencia acumulada más alta de España a finales de año. Ha habido un repunte en Carnaval. ¿Cómo lo ve?

R.- Han bajado los casos y el número de fallecidos. El pico lo tuvimos el 5 de enero. Ese día la población de 20 a 28 años llega a una incidencia de 8.000 casos por cada 100.00 habitantes a los 14 días. Se experimentó también un aumento de la incidencia entre los menores, sin vacunar. Ahora, todas las edades van bajando su incidencia, pero tenemos a los de 12 a 19 años que desde Carnaval ha aumentado. Poco a poco se va estabilizando. En los últimos días es cierto que hay una subida de la incidencia, pero, en principio, no es preocupante porque es en ese tramo de edad (de entre 12 y 19 años). Estos jóvenes nunca van a terminar en los hospitales y lo que necesitamos es que no lo transfieran a sus familiares. Son los que tienen más posibilidad de contagio porque no hay vacunación de recuerdo. El peligro no es que ellos enfermen gravemente, sino que contagien, por lo que les pedimos esta prudencia.

P.- Se acerca la Semana Santa. ¿Va a haber restricciones?

R.- Hay un documento oficial, que está en vigor, y que es el que publica la Junta en la Consejería de Sanidad en enero. Está colgado en el portal de Sanidad en el que da una serie de pautas para la celebración de fiestas entre las que están Carnaval, Semana Santa, romerías o fiestas en los pueblos después de Pascua. Son normas muy sencillas: la única prohibición son los besapiés y besamanos. El resto son, o recomendaciones, o aplicar la normativa estatal a las circunstancias actuales o concretas de una festividad. Se dice: “No pueden asistir a las fiestas ni como espectadores ni como participantes personas que se hayan contagiado en los últimos siete días”. Eso es el deber de cuarentena. No una norma específica.

Entiendo, que, a la vista de la evolución de los datos, la Semana Santa se va a poder celebrar en condiciones que se aproximan muchísimo a las de normalidad. No se pueden celebrar besapiés y besamanos porque es donde tendríamos un foco y una probabilidad de contagio muy alta y para el resto de las cuestiones lo que se plantean son recomendaciones: es decir, es preferible una calle ancha que una calle estrecha, pero, evidentemente, hay iglesias que están en calles estrechas por lo que la salida de la procesión tiene que hacerse por ella. Pedimos a la gente que en vez de concentrarse en la salida de la procesión se distribuya por todo el recorrido. Es una petición, nada más. Esa va a ser la línea que se siga.

P.- Una Semana Santa lo más parecida a la de 2019 pero con cabeza.

R.- Eso es. Con sentido común por parte de las cofradías que ya han asegurado que lo van a aplicar y por parte de las personas que acudan a ver las procesiones. Evitar aglomeraciones y procurar una mejor distribución. La procesión del Viernes Santo en Valladolid, por ejemplo, no plantea ningún problema porque transcurre por calles anchas de la ciudad. Plaza Mayor, calle Santiago, Miguel Íscar… ahí no hay problema. Hay recorridos que no se tienen que adaptar. Otros que se pueden y otros que no se puede.

P.- Sí que hubo un poco de polémica cuando se publicó a principios de año ese borrador

R.- Está el documento oficial colgado en la web de la Junta que es claro y sencillo. Y después está el borrador que empieza a circular, específico para Semana Santa, que es el que molesta a las cofradías. Estas plantean que no hace falta normas específicas, cuando ya existen unas generales.

Creo que, en su momento, habrá una serie de recomendaciones que lleven al caso concreto de las procesiones la normativa estatal en vigor en ese instante. Serán recomendaciones de sentido común y que se pueden trasladar casi de forma oral a las cofradías. No dependen de las propias cofradías sino de la gente que acude como espectadores a las procesiones para que mantengan esa distancia.

Hay algo muy sencillo: las procesiones van acompañadas por bandas de cornetas. La persona que toca la corneta va sin mascarilla. La Junta ofrece la posibilidad de cribados a los que toquen las cornetas para que sepamos que no están infectados. También pedimos separación entre los asistentes para evitar respirar el aire de la persona que toca el instrumento. Es una cuestión de pura lógica.

P.- Parece que la mascarilla en interiores está más cerca de desaparecer. ¿Cómo lo ve?

R.- Esas son cuestiones que se tienen que tomar a nivel estatal. Lo que no tiene sentido es que cada Comunidad tenga una normativa distinta. Tiene que ser, cuando hay un consenso por parte de todas las Comunidades Autónomas, con una norma común para todo el territorio nacional. Entiendo que mucha gente tiene ganas de quitarse la mascarilla, pero hay que tener calma. En pocos días llegará el buen tiempo y estaremos más tiempo en exteriores.

Hasta que llegue ese momento hay que hacer un ejercicio de prudencia. Tenemos al personal sanitario agotado. La situación en los hospitales ha mejorado muchísimo, pero seguimos cargando con mucho trabajo a la Atención Primaria y la tenemos agotada. Es pedir a la gente ese pequeño ejercicio de prudencia.

Augusto Cobos

Augusto Cobos

P.- ¿Las fiestas de los pueblos de este verano podrán ser también lo más normales?

R.- Sí. Hay una cuestión que está relacionada con el comportamiento del virus. Cuando el tiempo mejora, parece que se debilita. Nosotros estamos más tiempo en el exterior y la probabilidad de contagio es menor. El año pasado tuvimos un pico al principio del verano motivado por la movilidad de los jóvenes de 18 a 30 años que no estaban vacunados. Este verano creo que no vamos a tener ese repunte y si lo sufrimos va a ser mínimo como en Carnaval. La situación a la que vamos a llegar en verano será de normalidad y las fiestas en los pueblos se van a poder celebrar con normalidad. Habrá situaciones que tardaremos mucho en recuperar como los besapies y los besamanos.

P. - ¿Satisfecho con la gestión de los dos años de pandemia?

R.- Ha sido muy complicado pero la experiencia de gestión ha sido muy positiva. El conocimiento adquirido de la realidad de la provincia y de los pueblos, también. El valorar el trabajo que hacen los alcaldes en pueblos pequeños en los que trabajan las 24 horas al día de los siete días de la semana. Sin contraprestación económica. Y donde tienen muchas veces el malestar de los vecinos por decisiones que toman tomar. El aprendizaje en estos dos años y medio ha sido brutal. El balance es más que positivo. Me habría encantado el no tener que enfrentarme a una situación tan dura, pero es lo que ha tocado y había que dar el 100% para sacarla delante de la mejor forma posible.