De premios, de amigos y buena gastronomía por Tordesillas

De premios, de amigos y buena gastronomía por Tordesillas

Valladolid

De premios, de amigos y buena gastronomía por Tordesillas

Asistí una excelente gala taurina de tres asociaciones que se desviven por la tauromaquia en todas sus vertientes, rematada con una espléndida cena en 'Los Toreros'

28 noviembre, 2021 19:04

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Hacía tiempo que no visitaba el emblemático hotel “Los Toreros” de mi amigo Jesús Ramón Fernández y su familia. Gente emprendedora, cuyos padres iniciaron el camino hace décadas. Todo un conglomerado hostelero familiar que conforman el hotel “Doña Carmen” y “Los Toreros de Trabancos”; al margen de otros negocios.

Y es que tras la magnífica gala taurina, celebrada en Las Casas del Tratado, de la que ya hemos dado cuenta en otro reportaje, (https://www.elespanol.com/castilla-y-leon/region/valladolid/20211128/tordesillas-celebro-exito-gala-taurina-reina-juana/630687175_0.html) nos trasladamos al centro de la hermosa y monumental Tordesillas para cenar en compañía de los invitados y los directivos de las tres asociaciones (Toro de la Vega, Foro Taurino y Caballistas), organizadores de la gran velada taurina.

Me alegré, cuando José Antonio Rodríguez y Nuria Prieto, almas máter del Foro Cultural Taurino Tordesillano, me comentaron al invitarme a cenar que esta sería en el Hotel Los Toreros. Y nada más llegar al establecimiento vino a saludarme Jesús Ramón con la consiguiente alegría. Treinta años de amistad nos unen desde que uno llegara a Pucela para dirigir la extinta Antena 3 de Radio. Y lo cierto es que esa amistad continúa, a pesar de que pasa bastante tiempo sin vernos. Aún recuerdo con nostalgia los trofeos “A la mejor estocada” que patrocinaba este veterano hotel.

Una velada distendida, con momentos alterados por culpa de Román

Me ubicaron entre Nuria y Marcos, el torero doblemente premiado en la gala, y frente a Titi Campillo y un primo de Marcos, además de José Antonio y Mari Carmen, su esposa; una bella murcianica de armas tomar. En otra mesa, enfrente, pude saludar a otro buen amigo y aficionado de Tordesillas como es Santi Morais, quién departía junto a Jesús Ramón.

Fue una velada distendida, donde predominaron los toros, los caballos y los galgos, (cuestiones estas dos de las que soy un ignorante) y la ausencia de Román, que fue la comidilla de buena parte de la cena. Su “caída del cartel” provocó más de una ira entre los organizadores, sobre todo de Nuria que estaba totalmente rebotada. Por cierto, Nuria Prieto goza de unas manos de terciopelo para la pintura, ya sean toros, toreros o lo que le pongan por delante. Otra mujer, además, de armas tomar.

El condumio y el bebercio. Empezamos con croquetas y cecina

Pues bien, vamos al condumio (excelente cena) y al bebercio (variado) que es lo que indica el titular del artículo. Arrancamos con unas croquetas de boletus deliciosamente preparadas y unos suntuosos platos de cecina, (veteada y con jugo) con cama de tomate para ir mezclando. Delicioso comienzo.

Las “patatas meneás” con torreznillos y una ensalada para aliviar

Luego llegaría una porción (para cada cuatro) de “patatas meneás” adornada con pequeños torreznillos. ¡Algo para aliviar!, (comentaron las féminas) y nos llegó una ensalada muy, muy variada y abundante, también para cada cuatro. Aunque hubo de rogar que, a Javi, el marido de Nuria, le sirvieran también porque siempre lo dejaban al margen al ser impar en la mesa.

Y llegaron los segundos: bacalao y carrileras

Y por fin el plato fuerte, el segundo y último, que consistió en dos especialidades de la casa: una carrillera al vino tinto y un bacalao a la plancha con verduras. Lo de las carrilleras resultaron sensacionales, según quienes las degustaron. Uno, dio cuenta de un delicioso y siempre agradecido bacalao salteado con verduras que me supo a gloria. Porque uno, para las cenas, es de yogurt y plátano o manzana. Pero un día es un día…quién dijo miedo.

Una porción de tarta con helado de turrón. Verdejo, tinto de Toro y agua

Con una porción de tarta con helado de turrón se dio por finalizada la abundante y exquisita pitanza. Bebí un pequeño sorbo de Verdejo -no sé la marca porque no dejaron ninguna botella en la mesa- y abundante agua. Con eso me arreglé para tanta y abundante vianda. Esta vez no quise incidir con mi clarete de Cigales y la consabida  gaseosa, ni siquiera con la bejarana “Molina” de mi entrañable amigo Santonja. Había que conducir para regresar a Pucela.

Un tinto de Toro con nombre original

Sí pude ver un tinto de Toro en la mesa con un nombre original y propio de los pueblos, donde los motes o apodos imperan más que los nombres propios: “Rascalindes”. Me hizo gracia. Y me dije, se lo tengo que contar a mis amigos y paisanos Angosto y Toli, conocedores de tantos remoquetes que existen en nuestro querido Villarrobledo.  

Y es que para “rascar a una linde”, hay que echarle bemoles..., salvo que sea para hacerte con el terreno de tu vecino, se me ocurre. En fin. Hasta otra, y gracias a los buenos tordesillanos que cuidan de la tauromaquia.