Han sido, siglos atrás, escenario de algunos de los episodios más importantes de la historia de España. Tierra de castillos y fortalezas, la provincia de Valladolid permite al visitante recorrer siglos de historia para perderse entre vetustas construcciones que fueron en su día epicentro de la vida política, económica y social de la época medieval.

Suficiente un pequeño paseo por los pueblos cercanos a la capital para sumergirse en el rico patrimonio cultural e histórico que prolifera a lo largo y ancho de Valladolid gracias a decenas de fortalezas de defensa que fueron escenario tiempo atrás de enfrentamientos entre reyes y nobles.

Hoy, son lugar de peregrinación de los amantes del patrimonio y la riqueza cultural que siglos atrás marcó el destino de la identidad de Castilla. Damos un pequeño paseo por los diez castillos que no puedes perderte si visitas la provincia de Valladolid:

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    Castillo de Curiel de Duero

    A lo alto de su cerro situado en una roca a más de 900 metros de altura, se sitúa una inexpugnable fortaleza en la localidad vallisoletana de Curiel de Duero, que puede presumir de ser el castillo más antiguo de la provincia pues comenzó a construirse en el siglo IX. Su emblemática torre del homenaje y las extensas murallas que rodean a tan histórico recinto son las joyas de esta gran fortaleza.

    De interesante arquitectura, lo que más impacta al visitante son las preciosas vistas que ofrece del tranquilo pueblo de Curiel de Duero, que descansa tranquilo a sus pies, a la vez que se divisa un extenso paisaje panorámico del Valle del Duero en el que se aprecia a lo lejos la imponente silueta del castillo de Peñafiel.

    Durante casi dos siglos fue prisión de nobles y reyes y sus murallas han sido testigo de la Reconquista entre los siglos IX y XI. Tras pasar por varios propietarios y siglos de historia después, este castillo es en la actualidad un lujoso complejo hotelero que invita a la desconexión y al descanso.

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    Castillo de Fuensaldaña

    Construido a mediados del siglo XV, el castillo de Fuensaldaña alberga historia en cada una de sus estancias. Esta fortaleza, propiedad de la Diputación de Valladolid fue sede de las Cortes de Castilla y León entre 1983 y 2007. De hecho, en el interior de su patio de armas se construyó el hemiciclo del parlamento regional.

    Esta bella fortaleza es además un centro de interpretación de los castillos, un punto de partida idóneo para los turistas que deseen saber más sobre las muchas y variadas edificaciones medievales que recorren la provincia de Valladolid.

    Su fisonomía es la típica de un castillo señorial, con una torre del homenaje -que es hoy en día un observatorio astronómico- y tres plantas que ofrecen en cada una de sus salas gran riqueza patrimonial, histórica y cultural que permiten conocer más de cerca qué son las fortificaciones, cuándo comenzaron a construirse en nuestro país y cómo se levantaban piedra a piedra para llegar hasta nuestros días.

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    Castillo de Íscar

    Dominando desde lo alto del pueblo y asentado sobre las ruinas de anteriores fortalezas, se erige orgulloso el castillo de Íscar desafiando a un mar de pinares. La parte más antigua de esta joya arquitectónica data del siglo XIII, y se basa en restos de las murallas y el interior de la torre del homenaje.

    Varias han sido las mejoras que se han llevado a cabo en esta construcción, pues ya en la segunda mitad del siglo XV se procedió a un refuerzo general de la torre, con fines defensivos y constructivos con un acceso a través de un puente levadizo.

    Tras pasar por varios herederos, el Ayuntamiento de la localidad lo compró en 1991 y hoy es uno de los principales reclamos turísticos con los que cuenta la localidad. Se puede visitar de forma libre o guiada durante todo el año para que los asistentes se empapen de la cultura y la vida que siglos atrás se albergaba en sus estancias.

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    Castillo de Medina del Campo

    Con el paso de los siglos, el castillo de la Mota de Medina del Campo (propiedad hoy de la Junta de Castilla y Léon), sigue siendo un referente en la localidad y destaca como uno de los lugares más interesantes del municipio.

    Punto de gran importancia histórica, este castillo tenía una función defensiva por asentarse en un lugar militarmente estratégico, pero además acogió entre sus salas las funciones de archivo, pues allí se guardaron parte de los documentos de la corona de Castilla. La fortaleza de Medina fue uno de los objetivos de las tropas imperiales de Carlos V durante la revuelta de los Comuneros en 1520, hecho que provocó que muchas ciudades se sumaran a la rebelión.

    Su buen estado de conservación nos permite hoy disfrutar de visitas libres y guiadas en las que se aprecia la construcción de un castillo que data del siglo XV y que combina dos usos principales, el turístico y el punto de reunión para cursos y congresos.

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    Castillo de Montealegre de Campos

    En pleno contexto de las disputas entre los reinos de León y Castilla, se enmarca la construcción de esta fortaleza del siglo XIV. Mantuvo su carácter defensivo a lo alto de un páramo de los Torozos hasta que se unificaron los dos reinos y pese a que ha pasado por varios propietarios, hoy pertenece al Ayuntamiento y está abierto para todo el que decida empaparse de la cultura y la vida que albergaba en sus salas siglos atrás.

    Cuatro espectaculares torreones y una bella torre del homenaje con casi 20 metros de altura completan la arquitectura que conformaron siglos de construcción medieval. El castillo de Montealegre de Campos sirvió como refugio a los Comuneros y aunque fue parcialmente restaurado, en su interior alberga un Centro de Interpretación del Medievo. 

    Para aprovechar esta joya arquitectónica, en el patio de armas se celebran conciertos programados organizados por la Diputación de Valladolid aunando el arte y la cultura como firme apuesta por la historia patrimonial.

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    Castillo de Peñafiel

    Es la fortaleza más emblemática y conocida de la provincia de Valladolid. Este castillo, declarado Monumento Nacional en 1917, comenzó a construirse en el siglo X, aunque las intervenciones más importantes que dan lugar al aspecto actual tuvieron lugar en los siglos XIV y XV. Fue un punto clave en la línea defensiva del Duero para cristianos y musulmanes y su estratégica localización permitía vigilar de forma constante y salvaguardar a su población de cualquier peligro.

    Es sin duda la seña de identidad arquitectónica de la Ribera del Duero y tiene gran importancia para el enoturismo, tanto es así que el castillo de Peñafiel acoge entre sus estancias el Museo Provincial del Vino.

    Considerado como un lugar de peregrinación para los amantes del turismo cultural y vitivinícola, su inconfundible forma de barco, su imponente torre del homenaje y sus tres plantas abovedadas han hecho que este castillo sea conocido con el sobrenombre del 'Buque de Castilla'. De obligada visita para los amantes de la historia, la cultura y el vino.

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    Castillo de Portillo

    Siglos de historia aguardan esta estancia medieval que ha llegado bien conservada hasta nuestros días. El castillo de Portillo, la joya patrimonial de la localidad, data del siglo XV. Su patio de armas, su torre del homenaje, un profundo pozo de 30 metros y un exterior bien conservado le han servido para ser reconocido desde hace décadas como Bien de Interés Cultural.

    Recibe cientos de visitas durante todo el año y es el escenario perfecto de veladas literarias y musicales, recreaciones históricas y punto de encuentro de actividades deportivas y artesanales en las que se desarrollan importantes mercados y ferias para el municipio.

    La vida cultural gira en torno a la fortaleza del famoso castillo de Portillo, situado en lo alto de un cerro que domina la Tierra de Pinares. Hoy es propiedad de la Universidad de Valladolid, aunque se construyó con la intención de demostrar a los súbditos el poder y la riqueza de sus señores siglos atrás.

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    Castillo de Tiedra

    Destaca este castillo del siglo XI por estar asentado en una ubicación estratégica que permite disfrutar de las vistas del Valle del Duero. Esta fortaleza formaba en el pasado parte de la línea defensiva de los Torozos y en cuanto a su arquitectura, conquista al visitante por su sencilla estructura entre la que destacan varias plantas abovedadas y una torre del homenaje que se erigía como bastión de la defensa de la frontera interior de los reinos de León y de Castilla.

    El castillo, propiedad del Ayuntamiento desde 2004, está protegido por una muralla de poca altura, que en el pasado estuvo rodeada de un foso. Se pueden visitar sus cuatro plantas durante todo el año y además alberga en su interior exposiciones artísticas temporales.

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    Castillo de Torrelobatón

    Comenzó su construcción con un único objetivo, la intención de vigilar el Valle del Hornija, por eso, se levanta en la zona más alta de la villa. Esta fortaleza del siglo XIII está indiscutiblemente ligada a la historia de Castilla, pues es el último lugar en el que los comuneros dejaron su huella, para después poner rumbo a Toro y Villalar donde las cabezas visibles que se alzaron contra las tropas realistas, Padilla, Bravo y Maldonado, fueron derrotados y ajusticiados.

    En la torre del homenaje y el adarve de su muralla se encuentra el Centro de Interpretación del Movimiento Comunero que muestra las claves para entender un acontecimiento de gran relevancia para la historia de Castilla y León: las circunstancias histórico-políticas, sus protagonistas y los escenarios de la revuelta.

    Esta histórica construcción ha sido restaurada por la Fundación del Patrimonio de Castilla y León y en su interior acoge el Centro de Interpretación del Movimiento Comunero. Un plan perfecto para aquellos que quieran conocer a fondo un capítulo histórico que marcó el devenir de Castilla.

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    Castillo de Trigueros del Valle

    Es el santo y seña turístico de la localidad vallisoletana de Trigueros del Valle, un pueblo que ha sabido aprovechar como nadie la fortaleza medieval a través de una propuesta diseñada para todos los públicos bajo el nombre del 'Castillo Encantado'. Esta fortaleza del siglo XV acoge desde hace dos años exposiciones temáticas que mezclan la historia, las creencias y la fantasía en las que el visitante puede disfrutar del trabajo del escultor, Juan Villa, en forma de impresionantes dragones, coloridas sirenas y unicornios y un sinfín de animales de fantasía, que conviven en las salas, mazmorras y pasadizos ocultos de este castillo.

    Se accede por la torre defensiva, que presenta una enorme tronera desde los adarves de la muralla. Sus numerosas estancias bien conservadas hacen las delicias de mayores y pequeños que salen encantados de este castillo lleno de color y fantasía.