Cinco imágenes diferentes de Daniel Barrios durante este tiempo

Cinco imágenes diferentes de Daniel Barrios durante este tiempo

Valladolid

25 años de hospitales, cuatro tumores en la cabeza y una historia de superación

Al vallisoletano Daniel Barrios con solo 11 años le diagnosticaron una primera neoplasia que se ha prolongado durante más de dos décadas pero siempre con buen humor: "Más disgustos me da el Real Valladolid"

7 octubre, 2021 07:00

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“Hoy se cumplen 20 años de mi primera operación y de mi primer tumor y 25 de hospitales, 4 tumores en la cabeza o en el ‘riego’ como digo yo, jeje, un cáncer y recorriendo ‘hoteles hospitalarios’ por Madrid, Valladolid y Barcelona, conseguí vencer el cáncer, epilepsia y el poder volver a andar”. Así, de esta manera tan sencilla resume Daniel Barrios, más conocido como Sanchís, cómo han sido sus últimos 25 años de vida conviviendo con cuatro tumores en la cabeza.

Sin embargo, con este alcazareño no puede nadie, “me da más disgustos el Real Valladolid”, bromea y más con los últimos resultados del equipo pucelano. Un cuarto de siglo ganando la batalla al desaliento, a las malas noticia y a la desesperanza, y lo que le queda porque a sus 36 años tiene claro que no se rinde. Si contamos la historia de Daniel tendríamos “para escribir un libro”, apunta.

“Son cosas de la edad”

Todo comenzó allá por 1996, cuando tenía 11 años, y “no sabía lo que decía, no se me entendía al hablar y me dolía la cabeza”. El médico de Alcazarén (Valladolid) le dijo que,  al estilo del grupo noventero Modestia Aparte, “eran cosas de la edad”. Pues bien, con estas cosas, estuvo más de un año del hospital de Medina del Campo al del Valladolid. Y por fin, eureka, las cosas de la edad se habían transformado en un tumor en la parte lateral del ojo izquierdo y en el hospital pucelano no se podía operar. Así que con 15 años hizo su primer viaje al Hospital Niño Jesús de Madrid.

Durante su estancia en el hospital

Durante su estancia en el hospital

Un tumor maligno y 110 pastillas

Daniel hizo un mal compañero de viaje, la epilepsia que descubrieron gracias a que le hicieron un encefalograma “que es como un GH, te ponen todo de cámaras y saben todo de ti”. Y es que el vallisoletano no para de hacer chascarillos con todo lo que le ha pasado. “Bueno, hoy me pillas bien, otros días estoy inaguantable”, relata a El Español Noticias Castilla y León. El 1 de octubre de 2001 llegó su primera operación, que salió perfecta. Parecía que su vida entraba en la ‘nueva normalidad’, pero dos años después…el mismo tumor se regeneró. En esta ocasión el ‘bicho’ era malo, por lo que tuvo que someterse a 31 sesiones de una potente radio en el hospital madrileño de Puente de Hierro. “Me quedé calvo, y así sigo por los laterales, paso frío por las orejas”. La operación ocurrió un 12 febrero de 2003, y es que Sanchís es un fiera para las fechas. “De los hospitales sí me acuerdo bien, pero de lo que he hecho ayer nada”, apunta, al mismo tiempo que destaca que en esta época llegó a tomarse 110 pastillas en seis días y estuvo aislado de todas las personas.

Daniel después de una de las operaciones de sus tumores

Daniel después de una de las operaciones de sus tumores

Pérdida de movilidad

En 2005 recibió al alta, “estaba bien, aunque ya se sabe que con estas cosas nunca puedes cantar victoria”. Y diez años después, la pesadilla volvió a su vida en forma de epilepsia. Los servicios médicos le volvieron a ver un nuevo tumor. “Ya nos dijeron cuando padecí el primero que esto podría pasar, y sí, ocurrió”. En esta ocasión estaba en la parte de arriba de la cabeza y le provocó la paralización de medio cuerpo. Duros meses de rehabilitación que le han dejado graves secuelas en su movilidad, con caídas incluidas y sin poder moverse. “Lo pasé muy mal”, recuerda en una época en la que trabajaba en el servicio de limpieza el Ayuntamiento de Alcazarén. El 13 marzo de 2015 ‘renació’ por tercera vez.

Y la cuarta llegó en 2017, el 28 de noviembre. En esta ocasión su experiencia vital le llevó hasta Barcelona para poder ser tratado de una incansable epilepsia. Una semana de pruebas y llegó la noticia. Otro nuevo tumor en la cabeza. “No me desanimo porque ya sé que esto es lo que hay, lo que tengo que asumir y luchar”, afirma resignado el vallisoletano.

Fiestas, agradecimientos y el carnet de conducir

25 años de lucha contra el cáncer le permite tener un montón de anécdotas que guarda en su baúl de los mejores recuerdos. Por ejemplo, la fiesta sorpresa que le hicieron sus amigos con partido del Real Valladolid incluido, otra en Alcazarén con más de 100 vecinos que le dieron un recibimiento de héroe, lo que es. También recuerda como 10 años después de volver al hospital de Madrid fue reconocido por una enfermera. De un disco de La Oreja de Van Gogh que le regalaron cuando cumplió 18 años hospitalizado. Incluso recuerda entre risas que el exfutbolista Guti y su entonces mujer Arancha de Benito se enteraron de su situación en el hospital y quisieron visitarle para darle ánimos. Barrio reconoce que ese día “no estaba para visitas” y encima siendo del Pucela “a muerte”.

Homenaje recibido en su pueblo, Alcazarén

Homenaje recibido en su pueblo, Alcazarén

Ahora bien, si tiene que quedarse con un día lo hace con el 17 de junio de 2005. Esa mañana se sacó el carnet de conducir. ¿Por qué? Pues porque ese día “dejé de molestar a mi familia y amigos con viajes”. No obstante, critica que no le hayan dado licencia para poder aparcar en zonas para personas con movilidad reducida. ¿Qué más quieren?, se pregunta.

Daniel no pretende “ser ejemplo ni lección de nada”, ya que “es lo que toca”. 25 años son muchos años de agradecimientos pero sobre todo los da a su familia, amigos, pueblos y, por supuesto, a los médicos, enfermeras, y personal sanitario que le ha tratado. Y, aunque reconoce que la situación sanitaria “es mejorable”, cree que los profesionales “son los mejores”.

Visita el estadio del Real Valladolid junto a sus amigos

Visita el estadio del Real Valladolid junto a sus amigos

Ahora, jubilado, con una cojera crónica, con secuelas en cabeza, “y cada día con la memoria peor”, no le da importancia a lo que le pasa, “si tuviera que preocuparme por todo lo que pierdo…”. Lo que hace es mirar al futuro esperando no tener más sustos, para ello toca madera. “En este caso, mi cabeza”, bromea.