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Valladolid

¡Camarero, una de saltamontes con sabor a barbacoa, por favor!

6 febrero, 2018 11:27

Marco Negroni es un hostelero vallisoletano de 45 años que suma 25 en el ‘mundillo’, diez de ellos al frente de uno de los bares de referencia de la capital del Pisuerga como es el Passion Café, donde se pueden degustar diversos batidos o cócteles que él mismo idea y elabora en cuestión de minutos para su disfrute.

A la carta de este establecimiento hay que sumarle ahora los insectos, que se pueden comer en bolsitas y en forma de snack, sustituyendo a los cacahuetes o a las pipas por estos alimentos que poseen proteínas y que pueden resultar muy válidos para nuestro organismo cuando se conozca todo su potencial.

La idea surgió en 2014, cuando este local ubicado en la calle Ruiz Hernández 15 ya ofrecía estos insectos “en forma de tapa”, como nos cuenta Marco, provocando una revolución, incluso, entre los “señores del centro de jubilados cercano que llegaban a tomarse una caña y a degustar esta peculiar tapa” pero que ha tenido que ser pospuesta hasta este 2018, cuando desde el 1 de enero se ha permitido esta distribución de insectos para el consumo humano en Europa.

Una idea que nace en Malasia

La idea surge en Malasia, en uno de mis viajes. En un mercado de una ciudad llamada Malacca, una parte del mismo estaba dedicado a la venta de insectos comestibles para la población local, no para turistas, era para ellos. Allí pudimos ver desde grillos, hasta saltamontes pasando por gusanos del nopal, todos ellos vivos. También tenían arácnidos como escorpiones, y tarántulas”, afirma Marco Negroni.

La idea de la venta de insectos para su consumo le llegó al regente de Passion Café ya en el año 2014, pero una falta de legislación y la aprobación este 1 de enero de la distribución para consumo humano de estos insectos en Europa ha provocado que haya sido en este 2018 cuando su venta le está reportado las primeras ganancias por el hecho de ser pionero primero y por el papel publicitario que también juega una importante labor.

Los insectos se venden en este establecimiento “como snack” aunque también se pueden sumar en alguno de los platos que completan la carta “como el guacamole o el humus” donde “son fáciles de integrar” y sirven para que los especiales comensales “puedan lanzar una foto para subir a las redes” en algo de valor importantísimo para el negocio de nuestro entrevistado.

La oferta es variada llegando a “los 50 tipos de insectos diferentes” en los que “los más normales son los grillos, saltamontes y las langostas”, pasando por las “hormigas cortadoras de hojas” y llegando a “los escarabajos rinoceronte”. Otra de las peculiaridades es que estos insectos pueden comprarse con sabor a barbacoa, curry y diversos tipos de salsas y que también pueden ir integrados en tabletas de chocolate.

En fase de experimentación

El hecho de que desde el día de 1 de enero esté permitida la distribución de insectos para el consumo humano en Europa “abre muchas puertas de negocio a diferentes profesionales”, apunta Negroni. Desde “el que lo produce hasta el que lo gestiona y comercializa y hasta el último eslabón que es el que lo vende en su establecimiento”.

“En España está habiendo aceptación pero también curiosidad. La gente los consume más que por necesidad nutricional por el hecho de experimentar como un reto exótico que haces un día y que cuentas a tus amigos o que estos ven a través de las fotos que subes a Instagram”, apunta el hostelero.

Existen distribuidoras de insectos para su uso alimenticio en Francia, Inglaterra y Holanda, entre otros países. Estos alimentos, antes de llegar a su destino pasan un control sanitario muy minucioso que evita que “alguien se intoxique”, pero que como señala Negroni, no va más allá del que superan otros productos como un pescado fresco.

En cuanto al precio, la caja en Passion Café vale “doce euros” en lo que es un “coste simbólico” para nuestro protagonista ya que a él le vale “diez”. Marco no duda en asegurar que más que un negocio, la venta de estos insectos sirve “para hacer una buena promoción de su local”.

Alimentos con grandes propiedades alimenticias

Componentes publicitarios a un lado, lo cierto es que 100 gramos de insectos aportan las mismas proteínas que un filete de ternera y que el 60% de este nuevo alimento de consumo humano es proteína. Además los estudios apuntan que con 1.000 litros de agua se producen 16 gramos de carne de vaca o 185 de insectos de los que se acaba aprovechando todo.

“Creo que los insectos comestibles van a estar en la carta, sobre todo, de quien quiera ofrecer algo nuevo para atraer a nuevos clientes porque la variedad, con 50 tipos de insectos, es muy grande”, añade Marco.

Para Negroni, el objetivo de que “la gente conociera estos productos” y además “se normalizara entre la lista de consumibles” para que el que quiera “los compre, venda o cocine” está conseguido. “Estoy muy orgulloso de que hayamos sido pioneros en España con los insectos y visionarios desde hace cinco años”, concluye.