Fiestas de Lumbrales (Salamanca)
VÍDEO | El encierro a caballo de Lumbrales: tradición, polvo y alegría compartida
Gran animación en un multitudinario encierro a caballo con reses de Miranda de Pericalvo.
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En Lumbrales, corazón del Abadengo salmantino, hay una cita que cada verano enciende la emoción de vecinos y visitantes: el encierro a caballo. No se trata solo de una actividad taurina, sino de un espectáculo que mezcla la destreza de los jinetes, la fuerza brava de los toros y el bullicio de un pueblo que late al mismo compás.
Desde primera hora, las calles se llenan de expectación. Las peñas preparan sus camisetas, las charangas calientan instrumentos y los más pequeños corretean entre risas preguntando cuándo llegarán los caballos. El aire huele a tierra seca y a fiesta, con ese cosquilleo nervioso que anuncia que algo grande está a punto de suceder.
De pronto, una polvareda en el horizonte y… ¡ahí vienen! Los caballistas, orgullosos con sus monturas, guían a los toros con elegancia y firmeza. El galope resuena como un tambor, los cascos levantan polvo y los aplausos estallan en cada esquina. Es un ritual que se vive con respeto, emoción y una buena dosis de adrenalina tal como aconteció este sábado en un multitudinario encierro con reses de Miranda de Pericalvo.
Encierro a caballo en Lumbrales
Las calles, un hervidero
El recorrido urbano es un hervidero: unos corren delante con valentía, otros aplauden desde las barreras y las charangas ponen la banda sonora con pasodobles que suenan a pura fiesta. “¡Viva Lumbrales!”, gritan desde los balcones, y el eco se mezcla con el bramido de los toros y las risas de la gente.
Cuando el encierro termina, la plaza acoge una divertida capea no exenta de sustos, y las calles se convierten en un hervidero de abrazos, fotos y tertulias improvisadas en las peñas. Se comenta la faena de este año, se recuerda la de otros tiempos y se brinda con alegría por unas fiestas que saben a tradición, a amistad y a verbena.
Lumbrales está de fiesta
Porque en Lumbrales, el encierro a caballo no es solo una cita taurina: es el alma de las fiestas, un mosaico de emociones que une generaciones y que cada verano se cierra con la misma exclamación festiva: ¡Viva Lumbrales y vivan sus fiestas!