"Es como estar en una película": el castillo de Salamanca que alojó a miembros de la realeza y ahora celebra las mejores bodas

Es una de las provincias más visitadas de toda España, pero aún sigue escondiendo un sinfín de secretos para vecinos y turistas.

El valioso legado cultural y arquitectónico de la provincia de Salamanca acerca cada año a miles y miles de visitantes, no solo a la capital, sino también a muchos de sus pueblos, siendo Ciudad Rodrigo, La Alberca y Alba de Tormes algunos de los más recurrentes.

Sin embargo, Salamanca también cuenta con un gran número de villas llenas de encanto que, por unos motivos u otros, pasan inadvertidas para quienes se animan a visitar la provincia charra.

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Es el caso de Puente del Congosto, un pequeño municipio de la comarca de Guijuelo, de poco más de 220 habitantes según el INE de 2024, en el que la historia, las leyendas y las tradiciones se entremezclan entre una arquitectura popular muy singular que enamora a todo el que la visita.

Su seña de identidad y su principal atractivo turístico es, sin lugar a dudas, el castillo de los Dávila. Una fortaleza declarada Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico desde 2019, que se construyó en la margen izquierda del río Tormes para proteger el puente en la ruta Ávila - Ciudad Rodrigo.

Su origen se remonta al siglo XIV, cuando Puente del Congosto estaba en manos del caballero Gil González Dávila, a quien debe su nombre. Tras él, fue propiedad de la Orden de Calatrava y años más tarde de la Casa de Alba.

Imagen de archivo del Castillo de Puente del Congosto Turismo Castilla y León

Y es que, esta ha alojado a miembros de la realeza y la nobleza como Carlos V, Isabel La Católica e incluso a Fernando Álvarez de Toledo, el Gran Duque de Alba.

Se dice que fue en este castillo donde en 1497 comunicaron a la reina Isabel La Católica el fallecimiento de su hijo, el Príncipe de Asturias, así como que el emperador Carlos V pernoctó en él durante su viaje de retirada al monasterio de Yuste.

También que tanto el castillo como la villa pasaron a manos de los duques de Alba en un momento de la historia y que en 1809 las tropas francesas ocuparon la fortaleza durante un periodo de dos años.

Si bien, actualmente es propiedad de un particular y está destinado a la celebración de bodas y eventos, de ahí que haya sufrido importantes transformaciones en los últimos años.

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En concreto, saca rendimiento de la celebración de bodas de cuento, pues son muchas las parejas que eligen esta fortaleza para celebrar uno de los días más especiales de su vida, si no el más.

¿El motivo? Que reúne todo lo necesario para hacer realidad sus sueños a través de eventos nupciales únicos, mágicos y completamente personalizados.

Desde un amplio patio de armas, una torre de homenaje con capacidad para 350 invitados y un salón de banquetes contiguo de estilo medieval para 190 personas, hasta terrazas almenadas, capilla y unas fascinantes vistas que convertirán el evento en una experiencia absolutamente inolvidable.

Para quienes lo han visitado, un lugar "precioso, cuidado e increíble", que "te hace sentir como si estuvieras en una película" y que se ha convertido en uno de los lugares de celebraciones más demandados de la provincia de Salamanca.