Parva y carga de paja en la era de Villarino

Parva y carga de paja en la era de Villarino Archivo

Salamanca Tradiciones

La siega y la trilla quedan para el recuerdo

Aquellas siegas, aquellas parvas, aquellos trillos, aquel acarreo de paja y aquellos tamos que se metían hasta las entrañas. Un recuerdo por un oficio agrícola que fue y ya, por desgracia, no es

1 julio, 2023 07:00

Noticias relacionadas

Las mujeres de muchas asociaciones rurales, con la llegada del verano y el mes por antonomasia de recolección de la mies, que no es otro que julio, traen a nuestros días una labor agrícola que ha pasado a incrementar el grueso libro del pasado. Ellas, en un esfuerzo de organización impagable, intentan recuperar la 'Fiesta de la siega y la trilla', aquel trabajo de verano que tanto sudor y picores traía en las largas y asfixiantes jornadas de estío.

Una labor muy dura que comenzaba con la siega cuando los trigos estaban secos, más o menos por el día de San Juan o San Pedro, que cae ahora. En plena época de calor, a partir de las cinco de la mañana, los campos de secano eran tomados por personas, carros y mulas preparados para iniciar una de las principales actividades que permitían la alimentación el resto del año.

Con sombreros y pañuelos para intentar sofocar el calor, jóvenes y mayores, mujeres y hombres se unían para cortar el trigo, el centeno y la cebada. Cada grupo de personas tenían encomendada una función. Así, los hombres con la hoz cortaban las panojas y las mujeres realizaban el trabajo de las espigadoras recogiendo las espigas que se iban quedando en el suelo tras el corte de la hierba seca.

Los hombres se ponían la zoqueta o manija en la mano izquierda, que era de madera o de piel a modo de guante pequeño. Llevaba también un agujero redondo en la punta y se ataba a la muñeca con una cuerda o con un hiladillo. Para segar se necesitaba también una hoz, que era un instrumento curvado con corte para segar las espigas y llevaba un mango de madera por donde se cogía, generalmente con la mano derecha, a no ser que se fuera zurdo.

Labores de siega

Labores de siega L. Falcão

Cada uno de los segadores cogía un surco para ir segando hasta que se acababa la tierra. Se iban haciendo gavillas, que eran un brazado del cereal que se estuviera segando, y con tres gavillas se hacía un haz y se ataba con el atadero. Los haces se iban echando a un lado para recogerlos después y hacer la mostela, o sea, el conjunto de haces, preparada para el acarreo.

Lo cierto es que estas labores generalmente eran familiares. A no ser aquellas familias 'ricas' que contraban a segadores, sobre todo en el territorio de La Armuña salmantina, como La Orbada. Por ello, al ser verano, iba toda la familia a segar, lo mismo iban los grandes que los chicos, y también las mujeres. Si la mujer se quedaba en casa, era para hacer la comida que luego llevaba al terreno.

Sólo se descansaba una hora para almorzar, una pinta vino, embutidos y queso. Luego se comía sobre la una del mediodía. Si se comía en la tierra, se solían llevar unas sopas de ajo, un torrezno de tocino frito o un trozo de chorizo. En aquellos tiempos se disponía de poco. El que tenía lomo, llevaba lomo, y el que no, pues tocino rancio.

Espigadoras

Espigadoras L. Falcão

Mientras se estaba segando, no se guardaban los domingos. Sólo se paraba el día 18 de julio, por imperativo legal; el día de Santiago, el 25 de julio como fiesta oficial, y Santo Domingo el 4 de agosto, donde terciaba el santoral. Lo importante era segar cuanto antes, porque si caía alguna tormenta podía llevarse por delante toda la cosecha. En esos tiempos la vecindad no tenía límites, porque en muchas ocasiones, para acabar antes, el que primera realizaba estas labores corría a ayudar al vecino o al familiar.

Su carácter festivo

La hora de la comida en el suelo

La hora de la comida en el suelo L. Falcão

Mientras se segaba y acarreaba, el canto y el vino eran un elemento común en todas las zonas para amenizar la labor. Entre surco y surco, los segadores se iban contestando melódicamente con canciones populares, en su mayoría composiciones anónimas transmitidas oralmente y, entre canto y canto, un sorbo a la bota de vino hacía paliar el calor que el segador sufría.

Segaba, segaba la niña y ataba
y a cada manadita descansaba.
Dicen que no me quieres
porque no tengo
Dicen que no me quieres
porque no tengo vacas en la vacada.

Cuando se acababa la siega, comenzaba el acarreo de los haces a la era comunal con los carros o caballerías.

El transporte se hacía con los carros o a lomos de mulos, a los que se les añadía algún complemento sobre la caja, unos brazos de madera formando rectángulos, sobre los que se colgaban las redes de esparto. Lo más normal en esta fase del verano era que los agosteros acarreasen de madrugada la mies que debía trillarse durante el día. Solían hacer dos viajes de haces, que era la trilla que correspondía a un par de mulas. Se empezaba el acarreo a medianoche para evitar 'las calores' con el sol.

Carga de los haces

Carga de los haces L. Falcão

La trilla, del trillo a la trilladora

La trilla ha vivido diversas fases muy rudimentarias. En primer lugar, la utilización de caballerías que con su repetido pisoteo hacían saltar las semillas y quebraban las pajas. Pero el invento más importante antes de la mecanización fue el trillo. Era un armazón de gruesos tablones que estaban unidos. La parte delantera se curvaba para arriba. En su cara inferior llevaba encajados pequeños trozos de pedernal, para separar el grano y cortar las espigas.

Las mieses, ya en la era, se extendían minuciosamente en un amplio círculo, dejándolas un tiempo para que se fueran tostando al sol facilitando la labor de la trilla. Tras el almuerzo, los agosteros enganchaban las mulas al trillo y empezaban el monótono circular sobre la mies, conducidos por un trillique, que era generalmente un rapaz, todavía pequeño para hacer la siega que era la labor más dura, sentado en un tajo haciendo peso, o una mujer. Cuando la mies quedaba calcada y las espigas de encima estaban desgranadas, se daba vuelta a la trilla, con horcas o ganchos acoplados a la parte de atrás del trillo.

Labores de trilla en Villarino de los Aires

Labores de trilla en Villarino de los Aires Archivo

Lo de volver la trilla y recoger las orillas se repetía cuantas veces eran necesarias a lo largo del día, hasta que las espigas estuviesen desgranadas y las pajas bien cortas. Era el momento de recoger lo trillado y añadirlo al montón alargado, llamado parva, que se iba formando.

La separación del trigo y la paja en los montones de mies trillada era la última de las faenas de la recolección. Se venteaban poco a poco las parvas, por medio de palas y bieldos, hasta que aparecieron las máquinas aventadoras, que simplificaron mucho la faena. Pero bueno, eso ya es trigo de otro costal.

Labores de trilla

Labores de trilla Archivo

Una vez limpiado el trigo de la paja, el grano se metía en costales que eran transportados a la panera, donde esperaban la temporada de lluvias para su molienda en los molinos de agua que se sucedían en arroyos y ríos.

Mientras, la paja era transportada en carros o mulos provistos de redes a los pajares, donde se resguardaba de la lluvia para ser consumida por los animales o servir de cama al ganado. Los más pequeños, en esta faena, tenían la misión de recalcar o apretar la paja que lanzaban por los ventanucos. Era un trabajo muy molesto, siempre acompañados de pañuelos a modo de mascarilla para evitar respirar el tamo, que se pegaba en las entrañas. ¡Qué tiempos!

Trilladora

Trilladora Archivo

Diversos tipos de trilla, según épocas y lugares

Aventando el grano en la trilla de antaño

Aventando el grano en la trilla de antaño Archivo

A modo general, se denomina trilla a la operación que se hace con los cereales, tras la siega o cosecha, para separar el grano de la paja. Según las épocas y las regiones se han empleado diversos sistemas para separar el grano de la paja:

✓ Golpeando las gavillas de cereal contra una piedra majadera, o una tabla llamada tarugo majadero. Las gavillas se sujetaban con las dos manos un manojo cogido por el bálago, y la espiga se sacudía contra la superficie de majar; así, ésta se desgranaba y soltaba la semilla. Se usaba para pequeñas cantidades y tenía la ventaja de que la limpia posterior era más fácil.

✓ Haciendo pisotear la mies esparcida por la era a recuas de bueyes o caballerías. Este tipo de trilla, en la Meseta se empleó para pequeñas cosechas de garbanzos y cebada (ya que éstas se desgranan con mayor facilidad que el trigo y, a veces, no son necesarios más instrumentos).

✓ La trilla con mayal: el mayal es un sencillo apero compuesto por un mango de madera largo y fino atado a una maza, también de madera, más corta y estrecha, con la que se golpea la parva hasta separar la semilla del tallo. El mayal, junto con el palo de majar, era un instrumento propio de agricultores modestos o jornaleros, pues los más acomodados usaban el trillo.

✓ Con trillo: El trillo consistía en una plancha de madera, cuya superficie inferior tenía incrustadas una gran cantidad de piedrecillas cortantes, habitualmente lascas de sílex y el frente curvado hacia arriba como un trineo. Los trillos eran arrastrados por caballerías o bueyes sobre la parva extendida en una era.

✓ Hacia los años 30 del siglo XX estas labores eran manuales. Con la mecanización agraria, a partir de los años 40, comenzaron a difundirse segadoras mecánicas, aunque la trilla siguió siendo tradicional.

Estrofas de siega, trilla y muela

Bailes de siega

Bailes de siega L. Falcão

Esquilones de plata, collar de tejo,
gastan los ‘bues’ zampones del tío Mamerto.
Ponle los esquilones a los ‘'bués'’ negros,
pa que saquen el carro de aquellos cerros.                                                           ‘Estornaste’ el carro, rompiste el eje,
ve a la sabiduría que te lo eneje.

Esquilones de plata bueyes tumbones, eso sí que son señas de labradores.

*********************
Segadores que segáis
en tierras de Salamanca,

si veis la noche nublada   

coged la manta y pa casa.