Castilla y León

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Salamanca

Plaza de Colón, la plazuela de San Adrián y la yerba

13 octubre, 2018 11:38

En un mundo tan célere y alocado como el actual apenas sobreviven los recuerdos que van más allá de un lustro. Ésa es la barrera que marca la pervivencia de la información en internet, pero hay otra mucho más valiosa que aún se atesora en álbumes de fotos escondidos en recónditos cajones, esos que ya apenas casi se ven en familia, y sobre todo, una información guardada a fuego en la memoria de quienes vivieron cada momento. NOTICIASCYL tiene en marcha una serie dominical que repasa la evolución de los barrios de Salamanca.

Tras abordar todas las zonas más allá del casco histórico, sólo falta abordar el corazón de Salamanca, el entorno de su Plaza Mayor, pero son tantos los cambios que se han producido en algunas zonas que hasta final de año vamos a repasarlas de forma más exhaustiva. Hoy es el turno para la plaza de Colón, que tiene poco más de un siglo con su estructura actual, pues durante la Edad Media se levantaba allí la iglesia de San Adrián, entre palacios, conventos y casas señoriales, hoy día la Torre del Clavero, la Torre de Abrantes o de Anaya, el Palacio de Orellana, el Convento de los Clérigos Menores de San Carlos Borromeo y el Convento de los Trinitarios (actual Iglesia de San Pablo y Juzgados).

Alrededor se configuró una plaza empedrada que acogió el mercado de la ciudad hasta que se trasladó a la plaza de San Martín, actual Plaza Mayor, la que entonces era considerada la mayor plaza de la cristiandad. Según los historiadores, “las altas torres de los palacios perduraron al igual que el importante tránsito comercial durante los siglos XVI y XVII, para ir poco a poco cediendo el sitio a las poderosas órdenes religiosas y a otros circuitos de entrada a la ciudad”.

Así permaneció la plaza hasta mediados del siglo XIX, cuando la iglesia fue demolida tras su progresivo declive, al igual que el convento de clérigos menores, muy deteriorado por la Guerra de Sucesión y la Guerra de la Independencia, dejando una explanada yerma, o más bien, la plazuela de la yerba, como se la denominaba comúnmente. Verde asociado también a la Guardia Civil, que posteriormente establecería allí su cuartel, en un edificio que hoy día son los Juzgados de Salamanca. Décadas pasaron hasta que se proyectaron jardines, no sin antes varios intentos de edificar un salón artístico, un almacén de mercancías y cereales o un mercado como el anexo a la Plaza Mayor.

El Ayuntamiento quería un jardín, pero el Obispado reclamó los terrenos como suyos. Tal fue la disputa que tuvo que mediar la Diputación, proponiendo el monumento a Colón con motivo del IV Centenario del descubrimiento de América. Todas las partes aceptaron, se encargó la estatua y se colocó para su inauguración el 9 de septiembre de 1893, durante las Ferias y Fiestas de la capital del Tormes (aunque a punto estuvo de ubicarse junto al convento de San Esteban, más relacionado con el almirante descubridor, y posteriormente trasladarse hasta una nueva glorieta que se proyectó en la Puerta de San Pablo). Todavía faltarían algunos remates posteriores, como el actual muro de piedra que nivela la plaza y más zonas verdes para conferir este espacio como lugar de ocio y recreo, desterrando las casetas de baratijas y puestos de botijeros que solían instalarse. Toda una azarosa trayectoria al hilo de las peripecias de la sociedad charra.