Los encargados de la realización de la necropsia al cadáver del ejemplar de lobo ibérico hallado en la comarca palentina de Cervera de Pisuerga han descartado que la muerte fuese causada por el disparo.

El hallazgo por parte de un particular el pasado 21 de abril permitió que agentes medioambientales pudieran dar el aviso a la Guardia Civil y proceder conjuntamente al levantamiento del cuerpo sin vida del ejemplar de lobo ibérico. Seguidamente, el lunes 22, se procedió a trasladar al animal al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de la Junta de Castilla y León, en Burgos.

Fue allí donde le realizaron la necropsia, explorando el ejemplar y comprobando que era macho, de unos tres años, 36 kilogramos de peso y que presentaba una buena condición corporal. 

Durante la exploración externa descubrieron evidentes y numerosas lesiones en la piel, caracterizadas por ser de pequeño tamaño y profundas, habituales en las heridas punzantes. Estas lesiones estaban especialmente presentes sobre los cuartos traseros, pero también las encontraron sobre el cuello, las patas, el abdomen y el rostro.

A través de radiografías descartaron la presencia de restos metálicos y, por ende, el disparo como causa del fallecimiento. Al retirar la piel descubrieron hematomas subcutáneos, de gran tamaño, por todo el cuerpo, aunque en especial en el cuello, el abdomen y los cuartos traseros, cuyas características respaldan que el lobo continuaba vivo en el momento en el que se produjeron las lesiones.

Durante la examinación del tórax, observaron una costilla fracturada y gran cantidad de sangre acumulada en los pulmones, mientras que en la cavidad abdominal se apreció una pequeña lesión sobre el bazo, compatible con una fuerte contusión en el órgano.

Finalmente, como conclusión llegaron a que las lesiones son compatibles con mordeduras de uno o varios cánidos, sin poder precisar si se trata de animales silvestres o domésticos.