Rafael Fernández García en Castrotierra de la Valduerna con sus ovejas

Rafael Fernández García en Castrotierra de la Valduerna con sus ovejas Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

León

Rafa, el ganadero que sorteó los incendios para salvar a sus 3.000 ovejas, pero no los destrozos: "He perdido 8.000 €"

El profesional, de 64 años, ha vivido días muy duros intentando salvar de la acción del fuego a su ganado.

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Rafael Fernández García es un ganadero de ovino que nació en Genestosa un 6 de febrero de 1961. Tiene, por tanto, 64 años. En la actualidad vive en Castrotierra de la Valduerna, también en la provincia de León, y ha sufrido de cerca la pesadilla que todos los vecinos han padecido este verano con los incendios.

“Ha sido un año terrorífico. Catastrófico por los incendios. Por suerte he conseguido salvar a mis 3.000 ovejas, aunque he tenido pérdidas de dinero porque se me han quemado varios artilugios”, confiesa en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

La acción del fuego provocaba que nuestro protagonista tuviera que ir, de pueblo en pueblo, intentando salvar la vida de sus ovejas. Por suerte, lo consiguió e intenta recuperar la normalidad, algo sumamente complicado.

El territorio en el lugar es negro, tras la acción de las llamas por lo que el pasto del que se alimentaban muchos animales en la zona ya es inexistente.

La acción del fuego en las instalaciones de Rafael

La acción del fuego en las instalaciones de Rafael Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Una vida dedicada a la ganadería

Me considero un ganadero más de Castilla y León al que, con 14 años, le tocó afrontar el reto de la ganadería. Por aquel entonces era mucho más duro que hoy. Utilizábamos el burro como medio para transportar comida y materiales en el trayecto de la trashumancia de la ribera a la montaña. Ahora, la situación ha cambiado mucho. Ha habido grandes avances en nuestro sector”, apunta Rafael.

Nuestro protagonista nació en Genestosa para trasladarse con 14 años hasta los 31 por muchos pueblos de la ribera. Para asentarse finalmente en Castrotierra de la Valduerna, el que es su hogar en la actualidad y desde hace 33 primaveras, para sumar esos 64 años de vida que tiene nuestro entrevistado.

“Mi infancia estuvo marcada por la ganadería. En casa siempre tuvimos ovejas, cabras y todo tipo de animales. También vacas. De pequeño, aunque no sabía lo que quería ser de mayor, ya me gustaba este mundo y aposté por él”, explica el leonés.

Ya, con 14 años, comienza como pastor, trabajando a cuenta ajena, en Toral de Fondo. Allí trabajó hasta la mayoría de edad, cuando cambiará el rumbo y, junto a su hermano, con 18, arrendaron un terreno para proseguir con el mundo ganadero, pero, esta vez, los dos juntos, mano a mano.

Rafael con sus ovejas

Rafael con sus ovejas Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

En solitario, 3.000 ovejas y los incendios

A los 18 comienzo a trabajar con mi hermano hasta que tenía 26. Repartimos las ovejas y cada uno comenzó en solitario. Tengo explotaciones en varios municipios de León. En Castrotierra de la Valduerna, en Fresno de la Valduerna, en Villamediana de la Vega y en Villoria de Órbigo. En total tengo unas 3.000 ovejas”, añade Rafael.

Su mujer le ayudó en todo en los comienzos con dichas explotaciones. Por aquel entonces vivían en Quintana del Marco y fue después es cuando marchan a Castrotierra de la Valduerna. Tienen dos hijos que les ayudan con todas estas explotaciones y que también pasaron momentos de miedo con la acción de los incendios y con el fin de salvar a todo su ganado.

“Los incendios han sido terribles. Las ovejas han sufrido mucho. El día del incendio de Quintana y Congosto tuvimos que sacarlas de la majada porque venía el fuego por la carretera de Nogarejas. Era el 12 de agosto. Las movimos desde Quintana y Congosto y hasta Castrotierra de la Valduerna”, asegura, aún con la voz entrecortada.

Echa la vista atrás, menos de dos meses después, para afirmar que “todo quedó quemado” en Quintana y Congosto. “Además, un hijo tenía arrendado un terreno en Palacios de Jamuz y no quedó nada por la acción del fuego”, explica.

La opción fue trasladar a todas las ovejas a Castrotierra de la Valduerna, aunque, al día siguiente, la Guardia Civil les ordenó “abandonar el lugar para marchar hasta Villoria de Órbigo”, señala.

Muchos paseos, de aquí para allá, pero se obró el milagro.

Material calcinado tras los incendios en León

Material calcinado tras los incendios en León Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Un milagro, pero también pérdidas

Al final se salvaron todas las ovejas. Este estrés siempre repercute en los animales. También sufren. Fue un auténtico caos que nunca había vivido. Todo por culpa de estos grandes incendios que cogieron una velocidad muy alta. Las llamas llegaban a los 30 kilómetros por hora”, recuerda.

Al final, el esfuerzo valió la pena porque no hubo que lamentar muertes del ganado, después de tantos viajes con ese fin. Sin embargo, nuestro protagonista sí que ha sufrido daños y desperfectos por culpa del fuego.

Rafael con sus ovejas

Rafael con sus ovejas Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Perdimos 96 paquetones de veza, un generador y demás en nuestras explotaciones de Quintana y Congosto. En Castrotierra y Fresno de la Valduerna, por suerte, no tenemos que lamentar daños. En Palacios de Jamuz y en Quintana y Congosto sí que ardieron varias cercas y pastores eléctricos. He perdido 8.000 euros”, asegura.

El ganadero añade que “no ha solicitado” las ayudas desplegadas por la Junta de Castilla y León, aunque “está estudiándolo” y añade que le dieron “camiones de forraje para mantener a sus ovejas” pero que “esta no es la solución”.

“Ha quedado todo arrasado y calcinado. La vida sigue. En lo que a la gestión se refiere hay que tomar cartas en el asunto y ayudar a los que más lo necesitan”, finaliza nuestro entrevistado.