Han pasado casi dos décadas desde que sucedió, pero finalmente un sacerdote ha sido condenado por la Audiencia Provincial de León después de considerar probado que abusó sexualmente de un niño de 14 años durante alrededor de dos años. Los hechos ocurrieron a partir del año 2005, cuando el acusado y la víctima tenían una relación de amplia confianza desde el año 2004, momento en el que se conocieron en un campamento espiritual de Toledo.

No fue hasta el año 2016 cuando la víctima se vio preparada para presentar denuncia ante el Juzgado de 1º Instancia e Instrucción número 1 de La Bañeza. El hombre, por aquel entonces menor de edad, ingresó en Toledo en un centro religioso cuando tenía 11 años. Fue un año más tarde cuando conoció al acusado, que desde entonces se convirtió en su referente personal, moral y espiritual.

La sentencia, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León, considera probado que a partir de 2005 y hasta 2007 los encuentros entre ambos se intensificaron, donde, además, con el ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, el sacerdote acometió diferentes actos que vulnerarían la libertad sexual de la víctima, en esos momentos menor de edad.

Dichos encuentros donde se comenzaron a producir los abusos sexuales, empezaron con besos, llegando a intensificarse con el paso del tiempo y habiendo felaciones y tocamientos. Todos ellos en contra de la voluntad de la víctima, que incluso en alguna ocasión llegó a mostrar su descontento, sin que el acusado cesara en sus actos y además le señalase que "no era pecado y que no se lo contara a nadie".

Todos estos actos se prolongaron desde el año 2005 y hasta el verano de 2007. Una situación que ha llevado a la víctima a tener que tratarse médicamente en numerosas ocasiones, presentando todavía patologías a pesar de los tratamientos.

Finalmente, el 30 de junio de 2016, la víctima presentó la denuncia, dilatándose el proceso penal hasta el presente año 2023. Con los hechos probados ratificados, el magistrado de la Audiencia Provincial de León ha considerado culpable de un delito de abuso sexual continuado al sacerdote y le ha impuesto una pena de siete años y un día de cárcel.

Asimismo, tendrá prohibido acercarse a la víctima a menos de 250 metros por un tiempo de ocho años y un día, además de pagarle una indemnización en concepto de responsabilidad civil de 40.000 euros.