El 21 de mayo de este mismo año una cría de oso pardo cantábrico fue rescatada en un camino de Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, en el municipio de Igüeña, en León en estado crítcio. Seguidamente, fue trasladada con posterioridad al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Valladolid. Ahora, seis meses después, ha regresado a su casa, el medio natural en los montes leoneses, cerca de la zona donde fue hallada.

La operación de traslado se ha llevado a cabo desde el recinto de aclimatación de osos pardos de Valsemana con la ayuda del personal veterinario de la Junta de Castilla y León, personal técnico, agentes medioambientales, las 'patrullas oso' de la Fundación Patrimonio Natural de la Junta de Castilla y León y celeadores de medio ambiente. Ahora bien, antes de llevar a cabo la actuación, el animal fue sometido a un chequeo veterinario para comprobar que durante su estancia en el centro de Valsemana había llegado a los 37 kilogramos de peso y que estaba en buenas condiciones para reintroducirse al medio natural.

Desde entonces, las 'patrullas oso' y los agentes medioambientales llevan a cabo un seguimiento y montorización del animal con el objeto de comprobar que se está aclimatando correctamente de nuevo a la naturaleza. Esto es posible gracias a los sistemas de seguimiento VHF y GSM que lleva implantados el osezno.

Cuando fue rescatado, el ejemplar presentaba estupor y reflejos disminuidos, algo que con el paso de los días fue remitiendo y el animal fue mostrándose completamente atento con respuesta de manera ocasional. La recuperación fue avanzando poco a poco y tras las primeras semanas el animal pudo incorporarse sobre las patas posteriores, logrando incluso mantener el equilibrio en estación en cortos periodios de tiempo. De esta manera, el animal pasó de los 3,8 kilogramos a 8,95.

Ya el 22 de junio fue llevado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Gobierno de Cantabria en Villaescusa. Allí comenzó la segunda fase de la recuperación, con el único objeto de que pudiese regresar con garantías a su hábitat. Allí se evitaba el contacto con humanos en un ambiente controlado y con un seguimiento exhaustivo y continuado para su desarrollo de forma normal.