La Guardia Civil para a un camionero que no cumplía las normas de circulación
Circula con su camión a 139 km/h por la AP-1 con la carga mal estribada y por un carril prohibido
La Guardia Civil denuncia al conductor por incumplir varias normas y por superar los tiempos máximos de conducción diarios.
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La Guardia Civil del Subsector de Tráfico de Burgos ha puesto fuera de circulación a un vehículo articulado de gran tonelaje que viajaba por la AP-1 cometiendo múltiples infracciones y que constituía un grave peligro para la seguridad vial.
Semanas atrás, el Grupo de Cinemómetros del Destacamento de Tráfico de Miranda de Ebro registró la velocidad en su aparato de radar del vehículo pesado cuando circulaba a 125km/h, muy por encima del límite de 90 km/h fijado para la vía y este tipo de transportes.
Ante la magnitud del exceso y la sospecha de que pudiera haberse manipulado su limitador de velocidad, se dio aviso al Grupo de Especialistas en Transportes del Subsector de Tráfico de Burgos, que llevó a cabo una minuciosa inspección tanto de la cabina del conductor como del remolque que transportaba.
Como resultado, los agentes intervinientes pudieron conocer que no era la primera vez que circulaba a una velocidad imprudente. El análisis de los datos contenidos en el tacógrafo arrojó excesos reiterados, entre ellos un tramo constante de seis minutos a 139 km/h, lo que supone una marca desorbitada para un vehículo de estas características.
Paralelamente, los agentes descubrieron que la carga estaba mal estibada, lo que, a esas velocidades, multiplica el riesgo de accidente. "Un simple desplazamiento de la mercancía habría alterado el centro de gravedad del vehículo, comprometiendo por completo su estabilidad y capacidad de maniobra en curvas o frenadas", afirman fuentes de la Benemérita.
A ello se le sumaba un limitador de velocidad que no funcionaba correctamente, jornadas de conducción que excedían lo permitido por la normativa y maniobras antirreglamentarias durante la circulación, como adelantar por el tercer carril de la autopista, reservado a vehículos ligeros.
La combinación de todos estos factores convertía al transporte en un "peligro rodante" para los usuarios de la vía. De haberse producido una retención, la elevada velocidad y el peso del vehículo habrían hecho imposible detenerlo en condiciones seguras con consecuencias "potencialmente catastróficas".
Finalmente, el vehículo fue inmovilizado, impidiendo que continuara su negligente marcha y asegurando el bienestar de los usuarios de la vía.