Hermanas comendadoras durante su trabajo
Cinco templos del dulce en Castilla y León entran en los Solete Repsol de Navidad: pastas, rosquillas y amarguillos
La distinción reconoce el valor artesanal y cultural de la repostería monástica de los conventos de la Comunidad.
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En una época en la que lo rápido prima, los dulces de los conventos nos hacen pensar que la gastronomía también puede ser un acto de paciencia y de disfrute. Castilla y León cuenta con varios conventos donde además de rezar, se cocina y muy bien.
Algo que les hace situarse como referente de esa herencia gastronómica que une historia, territorio y sabor. La Guía Repsol ha presentado este pasado 1 de diciembre en Granada una nueva edición de sus Soletes de Navidad, una selección que destaca más de 300 establecimientos de todo el país donde disfrutar de la gastronomía más ligada a estas fechas.
Por primera vez, la guía incluye 27 conventos y monasterios, un homenaje a la repostería artesanal que las comunidades religiosas elaboran desde hace siglos en obradores cargados de historia.
Entre esos 27 templos del dulce, cinco pertenecen a Castilla y León, una comunidad donde la tradición repostera se mantiene viva entre muros centenarios y donde los productos navideños siguen elaborándose a mano, receta a receta, como se hacía hace generaciones.
Hagamos una ruta por los cinco monasterios castellanos y leoneses que se han ganado un Solete de Navidad.
La Repostería de las Monjas (Palencia
Hermanos Madrid, s/n, 34005 Palencia
En el corazón de Palencia, las monjas dominicas guardan un pequeño tesoro gastronómico. Su obrador, conocido popularmente como La Repostería de las Monjas, mantiene una producción constante durante todo el año, pero en Navidad alcanza su punto más importante.
Los visitantes acuden por sus rosquillas, empanadas caseras y, cuando llega enero, por un roscón de Reyes que agota existencias. Elaboraciones sencillas, tradicionales y fieles a las recetas del convento, donde la calidad está por encima de cualquier moda.
Convento de Santa Isabel (Valladolid
Calle Encarnación, 10A, 47003 Valladolid
Las Hermanas Clarisas Franciscanas llevan 45 años horneando dulces artesanos que forman parte ya del imaginario vallisoletano.
Su oferta diaria incluye pastas de mantequilla, tejas de almendra, ochos, palmeras y paciencias, una gama amplia que mantiene fiel una clientela que entra con devoción por la pequeña puerta del convento. En Navidad, la demanda se dispara, convirtiendo al torno del convento en uno de los rincones más concurridos del centro histórico de Valladolid.
Monasterio de las Clarisas de Soria (Soria)
Pl. Condes de Lérida, 3, 42002 Soria
En Soria, las Clarisas suman a su surtido habitual de pastas, rosquillas y dulces conventuales uno de los productos estrella de la provincia: el Turrón del Abuelo, un clásico navideño que elaboran con mimo desde hace décadas.
Los sorianos pueden adquirirlo directamente en el torno del convento o encontrarlo cada jueves en el mercadillo local, convirtiendo este dulce en un símbolo más de la Navidad soriana.
Monasterio de Santa Cruz (Sahagún, León)
Av. Doctores Bermejo y Calderón, 10, 24320 Sahagún (León)
Las monjas benedictinas del Monasterio de Santa Cruz son conocidas por unos dulces que, como dicen quienes los prueban, “justifican por sí solos la visita”. Su especialidad son los amarguillos, pequeñas piezas elaboradas a base de almendra que combinan una textura delicada con un sabor intenso.
Este Solete reconoce a un obrador que da continuidad a una de las tradiciones monásticas más antiguas de la región.
Monasterio de Concepcionistas (León)
Plaza Las Concepciones, C. San Francisco, 2, 24003 León
Fundado en el siglo XV por Leonor de Quiñones, este convento de clausura mantiene la esencia de la repostería histórica leonesa. Sus dulces artesanos son conocidos por su sabor equilibrado y su elaboración manual.
Además de pastas y elaboraciones tradicionales, aceptan encargos especiales de empanadas, y en Navidad destacan unos turrones artesanos que se han convertido en producto estrella por su calidad y autenticidad.