Ricardo posa con su primer taxi eléctrico, primero también a pila en toda España

Ricardo posa con su primer taxi eléctrico, primero también a pila en toda España Ricardo San José

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El primer taxi eléctrico de España se matriculó en Valladolid y tuvo que cargar la batería en una máquina de hielo

Fue un visionario. No conocía a nadie con un taxi eléctrico. Apenas había cargadores para estos vehículos. Pero en 2011 hizo cuentas y desde entonces lleva ahorrados 5.000 euros cada 50.000 kilómetros

25 agosto, 2023 07:00

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Unos dicen que fue un visionario. Otros le decían que estaba loco. Corría el año 2011. Roberto San José Mendiluce (Valladolid, 1967) llevaba ya cinco años recorriendo las calles de la ciudad del Pisuerga con su Volkswagen diésel. Hasta que hace doce años, hizo cuentas.

Por entonces, sólo "cuatro frikis" sabían lo que era un coche eléctrico en Castilla y León o conducían uno. No había cargadores y a nadie se le pasaba por la cabeza comprarse un vehículo con una pila.

Hoy, dos coches eléctricos después, nos cuenta cómo se gestó la historia del primer taxi 100% eléctrico de España, que no fue otro que el suyo.

En octubre de 2011 sacó la calculadora y, tras hacer las cuentas, llamó inmediatamente al concesionario más cercano y les dijo: "Quiero probar un eléctrico mañana mismo". 

Dicho y hecho. Roberto salió de aquel concesionario con el coche puesto. Un Nissan Leaf de color blanco sin parrilla frontal (los vehículos eléctricos no necesitan refrigeración), sin tubo de escape y con una batería que podría recargar en su propia casa. La marca le facilitó el punto de recarga con la compra del coche.

Ricardo en una imagen de 2011 cargando su primer taxi eléctrico

Ricardo en una imagen de 2011 cargando su primer taxi eléctrico Ricardo San José

No sólo fue el primer taxi eléctrico de España , sino también de los primeros de Europa. Hoy, doce años después, no sólo no se arrepiente de la decisión tomada en 2011 sino que, además, tiene claro que no volverá a tener un coche térmico o de combustión, ni siquiera híbrido.

"Se me abrieron los ojos de par en par en cuanto saqué la calculadora, aunque en aquellos momentos a ningún taxista se le ocurría optar por comprar un coche eléctrico", recuerda Ricardo.

Con su anterior taxi (diésel) hizo 320.000 kilómetros y se gastó 30.000 euros en combustible sin contar con los gastos de mantenimiento habituales del vehículo, más otros 26.000 euros del precio de compra. "Cuando vi que el coche con pila me costaba precisamente eso, 30.000 euros ya que me descontaban por entonces 6.000 euros por ser eléctrico, no lo dudé ni medio segundo. Encargué el vehículo ese mismo día", explica.

En 2011 "el diésel estaba a 1,20 euros y me gastaba 300 euros al mes trabajando con el taxi, pero cuando me pasé al eléctrico empecé a gastar 2 euros al día por recargar el coche, es decir, 60 euros al mes como mucho", calcula.

Por entonces, además, no existía la volatilidad en los precios de la electricidad que hay ahora, con máximos anuales de nuevo en España como el del pasado miércoles que llegó a casi los 135 euros/MWh. Sin embargo, San José insiste en que lleva muchos años con la calculadora en mano y en que, incluso con precios desorbitados de la luz, "los combustibles han subido de precio en comparación mucho más desde entonces y sigue saliendo más económico a todas luces conducir un vehículo eléctrico".

Cargar el coche en una máquina de hielo

Cuando Ricardo compró su primer taxi eléctrico el cargador se lo instaló el fabricante en su casa. Fue el primer cargador de ese modelo que vino a Europa y nadie sabía muy bien cómo instalarlo, así que "tuvo que venir un técnico y hablar con Reino Unido para saber cómo se montaba".

Nunca tuvo miedo a quedarse sin batería. "Cuando terminaba mi jornada de mañana volvía a casa a comer y lo cargaba, y después de comer volvía a hacer mi turno y al regresar a casa para cenar y dormir lo dejaba cargando toda la noche. Así de fácil".

Sin embargo, la tecnología y el desarrollo tanto de las baterías como de la movilidad eléctrica no son hoy como hace 12 años. El primer taxista de un coche eléctrico en España recuerda cuando, al poco de comprar el coche, subió a su taxi una señora en la estación de trenes de Valladolid y le dijo: "A toro, por favor". 

Al principio Ricardo se quedó un poco dubitativo porque en 2011 no había apenas puntos de recarga para coches eléctricos y su batería no estaba en ese momento al 100%. Para seguir haciendo el servicio por la capital, sin problema, pero: ¿llegaría hasta la localidad zamorana de Toro, a la que le separan 78 kilómetros de la provincia de Valladolid?

Lo que tuvo claro es que "llegar a Toro sí que llegaba, ahora... volver, no lo tenía tan claro". No obstante, "los honorarios que me iba a dejar llevar a esa clienta a Toro, no podía despreciarlos. Así que me fui a Toro y llegué hasta allí sin problema". Hoy hay 21 puntos de recarga en Zamora y uno en concreto en la localidad toresana. En 2011, "no recuerdo que hubiera ninguno".

En su primer viaje 'largo' con un eléctrico, Ricardo tuvo que ingeniárselas y buscar una solución porque la batería de entonces no le permitía regresar a Valladolid sin parar a recargar. "Pero como los coches eléctricos, realmente, se pueden cargar en cualquier enchufe de 220 voltios si se da una situación de emergencia aunque tardes muchísimo más, busqué un enchufe donde poder darle de nuevo autonomía a la batería".

En un primer momento acudió a un taller en Zamora, pero "el encargado tenía miedo de que al enchufar mi coche a la corriente de su establecimiento le saltaran todos los plomos", recuerda con una sonrisa.

Así que este taxista vallisoletano continuó su camino unos pocos kilómetros más y muy despacio hasta llegar a una estación de servicio a la salida de Toro. "Allí le expliqué lo que me pasaba y me dejaron enchufarlo a la toma de corriente de una máquina de hielo que estaba en el exterior". 

Ricardo tomó una imagen del momento en el que tuvo que cargar in extremis su taxi eléctrico en el enchufe de una máquina de hielo

Ricardo tomó una imagen del momento en el que tuvo que cargar in extremis su taxi eléctrico en el enchufe de una máquina de hielo Ricardo San José

Ricardo recuerda perfectamente que le tocó estar "un par de horas esperando hasta que cargara lo suficiente para poder regresar a Valladolid y cuando le pregunté al chico de la gasolinera qué le debía no quiso cobrarme nada, así que hice una pequeña compra en la tienda de la estación de servicio".

¿Y cuando los precios de la electricidad están por las nubes?

Anécdotas aparte, Ricardo es un convencido de que "el coche eléctrico no es el futuro sino el presente. No sólo por una cuestión medioambiental, sino también de eficiencia y economía".

Este vallisoletano tiene una tabla de Excel donde ha ido anotando cada consumo de su primer coche eléctrico hasta llegar al cálculo de que "por cada 50.000 kilómetros recorridos me he ahorrado 5.000 euros. Y eso en alguien que hace muchos kilómetros al año como es un taxista, es un dineral".

Pero ¿qué pasa cuando se producen crisis del gas que encarecen el precio de la electricidad como la que disparó los precios desde finales de 2021 y hasta hace escasos meses?

La calculadora de Ricardo se convierte en su ChatGPT particular y lo saca de dudas. "Un compañero mío taxista tiene un coche de combustión y se está gastando 90 euros a la semana en llenar el depósito con el que, como mucho, hará 800 kilómetros si llega. Con los precios de ahora mismo me gasto 50 euros a la semana, pero consigo recorrer hasta 1.000 kilómetros aunque me toque recargarlo muchas más veces", explica. 

Si al ahorro en combustible "le sumamos que un coche eléctrico apenas tiene mantenimiento porque no hay que cambiarle el aceite, ni el embrague ni los frenos que apenas tienen desgaste porque la frenada es regenerativa; la cosa está clara", dice convencido.

Con su primer taxi eléctrico "las pastillas de freno estaban como nuevas después de 400.000 kilómetros", asegura, además de que la batería "nunca" le dio un solo problema.

Ejemplo del estado de las pastillas de freno del coche eléctrico de Ricardo tras recorrer con él más de 400.000 kilómetros

Ejemplo del estado de las pastillas de freno del coche eléctrico de Ricardo tras recorrer con él más de 400.000 kilómetros Ricardo San José

Lo que sí tuvo es que cambiarla, que nada es eterno, pero eso fue a los 354.000 kilómetros. Una batería que por entonces le costó la friolera de "9.000 euros, pero que me seguía compensando por el ahorro total que me suponía conducir un eléctrico".

Si tenemos en cuenta que "es difícil que un particular hoy en día le llegue a hacer 354.000 kilómetros a su coche, está claro que la opción el eléctrico le merece la pena a cualquiera porque en condiciones normales no va a tener que cambiarle la batería nunca". Aquel primer taxi eléctrico no pudo hacerle otros 345.000 kilómetros con la nueva batería tras tener un accidente de tráfico que lo obligó a comprar uno nuevo. 

Y al primer eléctrico, le siguió el segundo

Ricardo fue "el conejillo de indias" de los taxis eléctricos en España. El primero en recorrer las calles de una ciudad española con un vehículo a pila que continúa siendo su elección. Tras esa primera experiencia llegó el segundo. Al de ahora, comprado en 2016 y con 28 kw, ya le ha hecho 188.000 kilómetros. Y eso que lo compró de segunda mano en Barcelona.

El hecho de que haya comprado su segundo taxi eléctrico de segunda mano en absoluto le hace pensar que vaya a salirle peor. "Llevo dos años con él y la batería está perfecta, no ha perdido un solo kilómetro de autonomía, así que espero poder recorrer 600.000 kilómetros sin mayor problema", asegura.

Imagen del segundo taxi eléctrico de Ricardo, aparcado junto al Acueducto de Segovia

Imagen del segundo taxi eléctrico de Ricardo, aparcado junto al Acueducto de Segovia Ricardo San José

A pesar de la experiencia de Ricardo, lo cierto es que son aún muchas las dudas de los consumidores a la hora de decantarse por la compra de un coche 100% eléctrico por la rapidez con la que están evolucionando y el desconocimiento acerca de su seguridad. Todo lo que está relacionado con electricidad se relaciona a su vez con la posibilidad de que se incendie o explote y, sin embargo, "yo jamás he tenido esos miedos porque llevan tantos sistemas de seguridad que si el coche detecta el más mínimo sobrecalentamiento o cortocircuito, se desconecta solo", indica tranquilo.

[Verdades y mitos del coche eléctrico: ¿pueden explotar las baterías de litio?]

De hecho, las baterías de litio-ferrofosfato (celdas LFP) están ganando cuota de mercado precisamente porque aguantan mejor el calor, tardan menos en recargarse aunque su capacidad de recarga también es menor.

Además, los altos precios del litio al incorporarse la necesidad de su utilización para la movilidad eléctrica (ya se utilizaba para el resto de baterías de móviles, tabletas o cámaras digitales) han obligado a los fabricantes a dar un impulso a la innovación para dar con nuevas fórmulas que abaraten el precio final de un coche eléctrico, dado que el coste de su batería, es el de mayor proporción en el precio final del vehículo.

"Estas baterías tienen menos densidad energética pero son aún más fiables y seguras con sistemas de seguridad térmica para evitar sobrecalentamientos y al ser más económicas de fabricar van a permitir a más gente poder tener un coche eléctrico", sostiene.

Aún le quedan algunos años para jubilarse (dice que no muchos) y muchas noches de servicio en su taxi, pero cuando cuelgue la licencia y se retire asegura que volverá a comprarse un coche eléctrico.