Dos de los mejores equipos de las últimas semanas se enfrentan este viernes en el Estadio José Zorrilla. Por un lado, el Real Valladolid, el conjunto más en forma de toda Primera División, con cuatro victorias consecutivas, las tres últimas sin encajar gol, y situado en una increíble sexta posición. Y por el otro, el RCD Espanyol, que acumula cuatro encuentros sin perder, con tres victorias y un empate, ocupando el segundo puesto del campeonato.

Espadas en alto en un duelo que tendrá doble premio, puesto que de puntuar los visitantes serían colíderes, o líderes en solitario en caso de vencer; mientras que de vencer los locales, dormirían empatados en lo más alto de la tabla. Quién hubiera pensado que esto sería posible cuando empezó la temporada.

Rubi saca el máximo partido

La llegada de Rubi al banquillo del Espanyol ha revolucionado a todo Cornellá. Sus actuaciones en casa se cuentan por victorias, con cuatro de cuatro, mientras que a domicilio ha ido mejorando sus números, logrando la primera victoria la pasada jornada en Huesca con un doblete de Borja Iglesias. El técnico catalán propone un juego vistoso, de ataque, de posesión, pero vertical, buscando los espacios y el área, diferente a lo que se encontró el Real Valladolid en el Villamarín.

Sin embargo, no descuida la defensa, pues solo ha encajado siete tantos en lo que va de curso. Diego López es el arquero titular que da seguridad bajo los palos, mientras que la defensa más habitual la forman Javi López y Dídac Vilá en los laterales, con David López y Mario Hermoso en el eje de la zaga. Una parcela defensiva que se ha repetido con el paso de las jornadas, retocándola cuando ha sido necesario con jugadores como Rosales, Naldo o Duarte, que no han bajado el nivel.

Foto: LaLiga

El esquema utilizado por Rubi es un característico 4-3-3, en el que siempre cuenta con tres futbolistas creativos y a la vez sacrificados en la medular. Marc Roca es la piedra angular sobre quien todo gira, pudiendo ser acompañado por diversos perfiles de futbolistas. Granero y Darder, para controlar más la pelota; Víctor Sánchez para guardar más las espaldas o Melendo para encontrar más desborde.

En la delantera, el gol tiene nombre: Borja Iglesias. Le ha costado encontrar la portería, porque los movimientos y el desparpajo lo ha tenido desde la primera jornada, pero viene de lograr un doblete que le sitúan ya con cuatro dianas esta temporada. A su lado, Sergio García vive su enésima juventud, aportando experiencia, calidad y olfato goleador; mientras que Hernán Pérez ha recuperado la confianza y poco a poco va sumando minutos a su espalda. Baptistao y Piatti son recambios de lujo que pueden dinamitar cualquier partido desde el banquillo.

La confianza, la base de todo 

Hombre por hombre, este RCD Espanyol es muy parecido al del curso pasado con Quique. Un equipo que apenas despertó sentimientos a su afición, completando una temporada irregular y con pocas alegrías. La llegada de Rubi ha cambiado esa dinámica, con pocos refuerzos –tan solo Borja Iglesias es titular–, pero con un cambio de estilo que ha devuelto la confianza a jugadores como Hermoso, Roca o Hernán Pérez, defenestrados el curso pasado.

Rubi ha logrado cambiar esa mentalidad, practicando un juego alegre, vistoso, que gusta a su afición y que, además, obtiene resultados positivos. Una ‘alegría’ futbolística que deberá parar el Real Valladolid, que se encuentra en un momento prácticamente idéntico, con una solidez atrás que será puesta a prueba por un equipo, el periquito, que tiene mucho peligro cuando los hombres que juegan el balón encuentran a Borja Iglesias en ataque.