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Miguel Ríos en Salamanca, directo al corazón

6 octubre, 2018 03:14

La historia de Miguel Ríos con Salamanca es una vieja historia de amor, iniciada allá por 1982 cuando Jesús Málaga era alcalde de la ciudad, los tiempos de la transición porque, un mes después del concierto, llegó el PSOE, con Felipe González, y sus 202 diputados y la Transición, como tal, quedó finiquitada. Fue un concierto memorable, quizás el mayor concierto que ha tenido Salamanca, con la Plaza Mayor y sus calles aledañas tomadas por una multitud que vivía y disfrutaba de las Ferias, porque entonces, también eran Fiestas. Fue el concierto del 'Rock & Ríos', quizás la mejor gira de toda la música española.

Partiendo de aquella circunstancia, que bien se encargó de recordar el propio Ríos en su concierto de esta noche, con un Multiusos casi lleno y un público entregado, fiel, agradecido y participativo que, hay que decirlo, encantó y emocionó al granaíno. Como también responsable y guasón cuando dijo que a sus 74 años tenía necesidad de orinar por eso de la próstata... Grande! Inmenso también fue cuando cantó 'Anti-Nuclear', un tema de 1983 de su LP 'Rock de una noche de verano' que, por cierto, no visitó Salamanca. Pero en esta ocasión sí recordó Miguel su lucha antinuclear y gritó contra el uranio, las minas a cielo abierto y "el negocio de muerte".

El concierto fue mucho más. Una velada a ritmo de rock & roll de los viejos tiempos, de esos rockeros que nunca mueren, del color negro en el escenario y del Teatro Apolo de Madrid, cuando tuve la ocasión de asistir a un concierto del primerizo Ríos, cuando ya no era Mickael River, allá por 1979... Ese rock entre duro y dulce, interpretado con el corazón, porque 'Directo al corazón' fue el concierto y también a la nostalgia. Miguel, ya a sus 74 años, canta no "para la tercera edad" porque también había muchos jóvenes, sino para recordarnos quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Sus canciones de entonces, como 'No estás sola' dedicada a la mujer, 'Un caballo llamado muerte' y todas las drogodependencias, 'Sueño espacial' por un futuro mejor, y, cómo no, ese tema esencial que si fue crudo e 1983 no digamos en estos tiempos de "nuevos fascismos, racismos, xenofobias, en los que nos molestan los negros a cuyos países expolió occidente...", es la realidad de 'En la frontera'. "Es terrible la vida en la frontera / encadenados a un sistema demencial, / es muy triste sentirse marioneta, / ver quién mueve los hilos de la desigualdad;/ casi tres mil millones de personas / son ya carne de frontera". ¿183? No, 2018!

La noche avanzaba, cierto -no lo hagan- se echaban de menos aquellas caladas de otros tiempos..., entre la luz roja, azul, morada, naranja, los luceros que brillaban en los confines del escenario, y llegó el momento "de los que comimos, con los que crecimos y los que tenían que vivir en un mundo gris, en el que no podían sacar mucho la cabeza... eran los tiempos de la opresión, pero siempre quedó el rock & roll". Aquel Mickael River de la llamada 'primera generación” estuvo compuesta por grandes artistas como Little Richard, Elvis Presley, The Everly Brothers, Jerry Lee LewisRoy Orbison, y Chuck Berry, entre muchos otros, de los que Ríos, en su versión más clásca, pero qué bien suena ese rock sinfónico, recordó lo mejor de sus estribillos. El público enloquecía con ese ritme frenético que parecía un película de los años 50... No era para menos, qué decir si estaba acompañado de ‘Los Black Betty Boys’ y de una orquesta sinfónica de 50 músicos, dirigida por Carlos Checa. El resultado no podía ser más que espectacular.

El rock & roll, la música que revolucionó el planeta, desde la segunda mitad del siglo pasado, entró en el templo circular de la música clásica, en una búsqueda inédita en nuestro país de presentar ambos géneros en pie de igualdad. Temas como 'Bienvenidos', 'El Río', 'Santa Lucía', 'Boabdil El Chico',  'El Rock de una Noche de Verano' o con los que cerró el concierto, 'Vuelvo a Granada, 'Santa Lucía' y, cómo no, el icono de Ríos, 'Himno a la alegría' -que puso en pie a todo el Multiusos- , adquieren una nueva dimensión, gracias al talento y a la pasión de muchos músicos a la hora de fusionar el rock con lo sinfónico y en este aspecto aquí, en España, en Salamanca, destaca como el primero, Miguel Ríos, ese viejo rockero que nunca muere...

En la movida del verano del 82
la basca fue la estrella del Estado español
la juventud inventó
su rito y su grito
era el rock de una noche de verano.

Con el pulso acelerado
traspasados de rock
hermanados y felices
compartiendo el sudor
con imaginación
pasando de muermos
en el rock de una noche de verano.

FOTOS ANTONIO FIZ