final atletico valladolid - barcelona 8

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Región

Un golpe franco de un millón de euros

18 marzo, 2018 22:42

El dinero no lo es todo en el deporte, como ocurre en la vida. Hay muchos caminos de alcanzar la felicidad como también los hay de conseguir un buen equipo, unos valores vinculados a una plantilla, una esencia competitiva circunscrita a unos objetivos alcanzables y plausibles en función de los mimbres con los que se cuenta. Pero hay veces en las que el dinero sí marca la diferencia. Una de esas ocasiones ocurrió en Huerta del Rey el sábado.

El Barcelona lleva años siendo el gran dominador del balonmano nacional, el último exponente de la época dorada de los clubes del balonmano español. Los datos son abrumadores, 143 partidos de liga invictos y 184 si sumamos el resto de competiciones domésticas. Por eso aquél empate en Guadalajara fue tan impresionante. Por eso en Huerta del Rey el sábado se vivía el ambiente de las ocasiones memorables.

Diego Camino realizó un partido soberbio, asistió y dirigió al equipo con fiabilidad. Anotó sólo un gol y eligió con acierto el momento álgido, a falta de 40 segundos para poner el empate a 29. Atacó el Barcelona con un tiempo muerto de Pascual de por medio. A falta de dos segundos los colegiados señalaron golpe franco.

La defensa del Atlético impidió que Palmarsson lanzara pero Serdio fue excluído. Así que el islandés volvió a tener el balón en sus manos. Los gladiadores azules formaron la barrera y quisieron hacer gala de su apodo hasta el final; pero el destino fue cruel, el lanzamiento raso superó la barrera primero y a Javi Díaz después. La épica pasaba rozando Huerta del Rey.

Más allá de la evidente diferencia de presupuestos, de medios materiales y humanos, de recursos detrás de un club que aspira a ganar la Champions a nivel europeo y de otro que busca asentar su espacio en Asobal; el matiz en este encuentro fue Palmarsson. El matiz fue, nada y más y nada menos, un millón de euros.

Esa fue la cantidad que el Barcelona pagó al Veszprem para fichar al islandés. Meses de coqueteo, de negociaciones, de rumores, para zanjarlos a base de talonario. Las plantillas enteras de varios clubes de Asobal se pueden pagar con lo que el Barcelona destinó sólo al traspaso de un jugador que en Valladolid hizo gala de su caché con una crueldad que no esconde la genialidad.