Valladolid-jesus-nunez-trompeta-piccolo-musica-entrevista-3

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Región

Jesús Núñez, la historia de un músico a una trompeta pegado

12 febrero, 2018 12:30

La música es un lenguaje universal que trata de transmitir sentimientos. Estoy muy contento de haber elegido algo que gusta a todo el mundo y que todo el mundo practica”, asegura nuestro protagonista, Jesús Núñez Quintanilla, un auténtico amante del arte musical que no se separa ni un instante de su trompeta piccolo.

A sus 36 años, este vallisoletano, amante de los viajes, de un buen paseo y de disfrutar de la vida junto a sus amigos y familia y, sobre todo, de la gastronomía, suma 32 primeras dentro del mundo musical y su amor por la trompeta piccolo le ha llevado a dar conciertos incluso en Buenos Aires y Cuba.

Titulado superior de música en especialidad de trompeta y máster de interpretación en especialidad de trompeta, Jesús nos cuenta de dónde viene este amor por un instrumento tan peculiar, su presente y sus proyectos entre los que está uno benéfico de quilates para combatir una de las enfermedades más crueles que puede sufrir el ser humano como es el Alzheimer.

Pregunta. Antes de nada y para introducir la entrevista, ¿Qué tiene de peculiar la trompeta Piccolo y por qué eligió este instrumento?

Respuesta. Lo que tiene de peculiar es su sonido. Es un sonido mucho más dulce que el de una trompeta normal. La tesitura suele ser más aguda. Su repertorio es barroco y a mí me gustó. Elegí este instrumento porque en este mundo hay mucho trompetista y el de la trompeta Piccolo es bastante desconocido. La gente no lo elige porque es muy sacrificado y exige mucho estudio. Yo estudio al día dos horas de trompeta normal y dos de Piccolo. Si no lo hago, el músculo de la boca no sería capaz de estar perfecto durante los conciertos.

P. ¿Cómo y cuándo se introduce en el mundo de la música?

R. Con cuatro años. Mi madre y mi tía se apuntaron a acordeón y yo me tragaba bastantes conciertos en la televisión, además del Concierto de Año Nuevo. Con esa edad me llamó mucho la atención el acordeón, me compraron uno pequeño, y con ocho años intenté entrar al conservatorio pero no pude porque este instrumento no estaba. Tengo un primo que toca la trompeta y me dije que por una año que la tocara no pasaba nada, para después pasar al acordeón. Al final, me gustó tanto la trompeta que seguí tocándola hasta hoy.

P. Inicia sus estudios en el Conservatorio Profesional de Música de Valladolid, ¿Qué recuerda y cómo fueron esas primeras clases con Diego Cebrián Ferrero?

R. Yo tenía nueve o diez años. Las clases con Diego, desde la primera a la última, han sido impresionantes. Por su culpa yo no he dejado la trompeta. Para mí es un gran pedagogo y una gran persona. Te lleva por el buen camino a nivel de enseñanza y personal que es lo que hace que un músico transmita su esencia en los conciertos. He tenido la suerte de estar con él y haberle conocido aquí en Valladolid porque no hay muchos profesores Diego.

P. Posteriormente y tras pasar por el Conservatorio Superior de Oviedo, obtiene el título de Experto Universitario en la especialidad de Trompeta en la Universidad Internacional de Andalucía con la máxima calificación por unanimidad. ¿Un premio al trabajo bien hecho?

R. Más que un premio, es un reconocimiento al esfuerzo. Yo soy muy exigente, siempre pienso, dentro de la música, que lo puedo hacer mejor. Ese año llevé obras bastante importantes, en cuanto al repertorio de Piccolo. Creo que las defendí y que la calificación de los profesores estaba en consonancia con esta defensa pero sigo pensando que lo podía haber hecho mejor.

P. Ha colaborado con diferentes orquestas, entre ellas la OSCyL o la Joven Orquesta Sinfónica de la Universidad de Valladolid. Cuénteme un poco la experiencia y aunque me va a decir que con todas, ¿Con cuál se queda?

R. Con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León solo he colaborado una vez, cuando el Conservatorio nos dio la oportunidad de tocar a los estudiantes que íbamos a finalizar los estudios. Para mí fue una experiencia buena.

He tocado con Orquestas Sinfónicas a nivel nacional y me gustan pero me quedo con la experiencia de una Joven Orquesta Sinfónica que es donde empiezas a aprender a saber estar en un trabajo, ves repertorio, directores…Estuve once años en la Joven Orquesta de la Universidad, tengo grandes amigos y me quedaría con ella.

P. Si mal no tengo entendido también participó en unos Premios Príncipe de Asturias. ¿En qué año fue y cómo recuerda esa experiencia?

R. Fue en 2004 o 2005 y estuve cuatro años. El primero en el que me llamaron tenía que tocar desde un balcón, desde lejos, y fue un momento muy importante al ver que entraba el Príncipe, que sonaba el himno nacional, que la gente estaba de pie. Era algo espectacular. Te das cuenta de que además de tocar, los músicos se saben comportar en citas tan señaladas como esta.

P. También ha participado en grabaciones y certámenes internacionales con diversas bandas municipales de música como la de Laguna o Medina. Tienen un encanto especial estas bandas…

R. Para mí las bandas son como una gran familia. Suelen ser amateur, no profesionales, y se ve al típico papá al que le ha gustado la flauta y se mete a la banda. También ves el esfuerzo que hacen. Cuando tienen un concierto o un evento importante se arropan entre todos y es algo bonito de vivir y de ver.

P. Es además de concertista, docente. ¿A quién da clase? ¿Ve que puede venir una cantera o una hornada buena de trompetistas?

R. Doy clases a niños de entre ocho y doce años. Puede venir una hornada de músicos. Hay cantera pero no hay campo para jugar porque la música está muy mal a día de hoy. Los padres no apuestan por la música porque el instrumento y las clases valen dinero.

P. Destaca tanto en la vertiente sinfónica como en la música de cámara. ¿Con cuál se queda?

R. Con la música de cámara porque es uno de los pilares para poder tocar en una Orquesta Sinfónica. La música de cámara te hace ser más exigente. Tienes que estar al 100%.

P. ¿Qué significa para usted, dentro del ámbito sinfónico, la Camerata Vallisoletana?

R. Lleva dos años y fue un reto que quería conseguir recuperando a todos los amigos que habíamos estado en la Joven Orquesta de la Universidad de Valladolid, compañeros de conservatorio. Quería realizar un repertorio de lo que estoy haciendo con el órgano, con una orquesta y que ellos me acompañaran. Ya no es tocar el repertorio solo. Es disfrutar con ellos y ver que ellos disfrutan. Yo así disfruto el doble.

P. Y dentro del campo camerístico ha sido componente del Quinteto de Metal “Brass for the music” y del Ensamble de Trompetas “Trumpetmaniac” y ha colaborado con Álvaro Gonzales en “Encuentros”. Hábleme un poco de todo ello.

R. ‘Brass for the music’ era un quinteto creado con componentes de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias y de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo. Estaba formada por dos trompetas, un tuba y un trompa. Estuve dos años con ellos y fue una gira muy chula con Gustavo Moral, un gran pedagogo que se dedica a las marionetas. Fue una gira para niños donde nos tocó hacer mucho arte dramático y yo aprendí bastante a nivel profesional y personal.

‘Trumpetmaniac’ fue una creación de todos los alumnos de superior. Nos juntamos e hicimos un grupo de trompetas. Era como una banda u orquesta donde cada uno teníamos una voz. Lo creó Miguel Ángel Navarro, profesor nuestro en el Conservatorio Superior de Música de Oviedo. Estuve tres años con ellos.

‘Encuentros’ nace de una llamada para tocar en la Casa Encendida de Madrid. Les propuse estrenar una obra de un compositor que era compañero mío en el Conservatorio y que ahora está en Londres. La pieza estaba compuesta para trompeta y violonchelo, dos instrumentos distantes pero durante la obra era como si uno y otro se hablaran. Me enamoró el lugar.

P. Como concertista ha interpretado recitales de “Trompeta Piccolo y órgano” por distintos lugares de España. ¿Cuáles y qué recuerda de ellos?

R. He estado en Salamanca, Toledo, Albacete, Barcelona… Lo que más recuerdo son los ensayos que hago que acaban marcando el nivel. Emociono a gente con lo que toco durante estos ensayos. Lo que toco son obras barrocas, no muy conocidas, pero que te llegan que es lo que quiero yo, llegar al corazón del que me está escuchando.

Viajar también me ha enriquecido musicalmente porque me he dado a conocer a nivel nacional hasta tal punto que en la catedral, en los últimos conciertos que he hecho junto a Pilar Cabrera, vienen a escucharnos.

P. Fuera de nuestro país ha estado además en La Habana y Buenos Aires… Casi nada.

R. Durante estos viajes me he tenido que llevar la trompeta para estudiar, no puedo dejar de estudiar cuando estoy de vuelos. Últimamente salgo fuera, de viaje, y me busco conciertos junto a mi amigo dominico, Luis Miguel Palacios, que es el que me ayuda a localizar lugares para tocar. Para mí es un privilegio haber podido tocar en dos sitios increíbles en Buenos Aires y también en Cuba. Ha sido muy enriquecedor.

P. Alguna anécdota que recuerde en estos lugares.

R. Me acuerdo que llegué a Cuba, solo conocía a Luis Miguel Palacios por correo electrónico y de haber hablado una vez con él por teléfono. Estuve un año para organizar ese concierto porque los cubanos van a un ritmo bastante más lento. Di partituras a cinco organistas, me quedé sin organistas y el día que monté en el avión apareció una organista que fue la que me acompañó en Cuba. Cuando llegué a Cuba, el padre Uña me estaba esperando y me preguntó que si iba a tocar salsa o merengue en la prueba previa. Yo le enseñé, lo primero, el ‘Ave María’ de Schubert que para él era algo conocido, toqué y me dio la enhorabuena y el visto bueno para el concierto.

P. ¿Cómo es eso de ensayar en los aeropuertos?

R. Son viajes muy largos. Cuando fui a Cuba tenía ocho horas, en Argentina más de doce. En el avión no puedo tocar. En Madrid tenía tres horas de espera, en lo que mi novia se tomaba un café, aprovechaba para estudiar. No puedo estar ni un día sin tocar.

P. ¿Cómo reaccionaba la gente?

R. Al principio miraban pero como hacía poco ruido no decían nada. Intento hacerlo en sitios apartados. No me gusta llamar la atención.

P. ¿Quién le acompaña a los conciertos?

R. Mi novia, mi familia… siempre vienen conmigo.

P. ¿Qué es para usted la música?

R. Es un lenguaje universal que trata de transmitir sentimientos. Cuando digo universal voy desde un animal a una persona, porque el animal se comunica a base de música, igual que nosotros. Estoy contento porque he elegido algo que a todo el mundo le gusta y practica.

P. ¿Qué siente cuando toca la trompeta?

R. Según el día siento unas cosas u otras. Hay días en los que tras tocar en un concierto, aunque haya disfrutado, me he ido tocado por cuestiones personales, porque me acordaba de cosas tristes y eso repercute a la hora de interpretar. Puedo coger una obra que va a sonar diferente dependiendo de si ese día estoy triste o feliz.

P. ¿Puede vivir de la música o lo alterna con algún otro trabajo?

R. Por desgracia, en los tiempos que corren, no puedo vivir de la música. Tuve la suerte de encontrar un trabajo que me permite estudiar las cuatro horas diarias. Nunca pienso tirar la toalla. Si estoy toda la vida de esta manera sería el hombre más feliz del mundo.

P. Tiene dos discos, si no estoy equivocado. Hábleme de ellos.

R. Hace seis o siete años conocí a Pilar Cabrera que es la organista de la Catedral de Valladolid en un concierto benéfico. Pilar me dijo que si quería tocar con ella allí y todo ha sido repertorio nuevo tras repertorio hasta el punto de que me dijo que si quería grabar el repertorio que tocábamos. Había tanto que se ha tenido que repartir en dos discos. Es repertorio barroco o estrenado en la catedral. Estamos grabando más para un futuro tercer disco.

P. En 2017 estrenó en la Catedral de Valladolid “Esta es mi sangre” compuesta por David Rivas para trompeta Piccolo y Orquesta de Cámara. ¿Cómo ha sido la acogida?

R. Hace un año, por mi patrocinador, llamé a David Rivas para ver si me podía componer una obra que fuera un lamento llamativo al vino y a la iglesia porque se iba a hacer en la Catedral de Valladolid. Lo creó, la obra ha sido un éxito espectacular. En Youtube tiene un montón de reproducciones. Lo estrené en la Catedral con la Camerata vallisoletana que era con la gente que quería hacerlo. Es una obra bastante difícil técnicamente, muy lenta, y hay que estar muy fino a la hora de tocar. Me la llevé a buenos aires y les gustó tanto a unos castellanoleoneses que han dicho que cuando vengan a Valladolid que lo primero que toque es esta obra.

P. ¿Qué le pide a este 2018? ¿Qué nuevos proyectos tiene?

R. Salud lo primero, trabajo y mucha música. Tengo bastantes conciertos con Jorge Colino y Pilar Cabrera, con la que está pensado que en octubre toque con otro trompetista un concierto mano a mano para dos trompetas Piccolo y en agosto Estados Unidos.

Tengo en mente otro proyecto, que quiero hacer en mi pueblo, benéfico, para que todo ese dinero vaya para la Asociación AFALa contra el Alzheimer, pero tengo que movilizar a mucha gente para ello.