Una de las compañías punteras y de referencia del tejido empresarial de Zamora, Inzamac, pasa por uno de sus peores momentos, tras un proceso que viene gestándose desde 2011 y que ahora desemboca en el desmembramiento, venta de divisiones de la la sociedad a terceras empresas y el despido de decenas de trabajadores.

Con más de 25 años de actividad a sus espaldas, Inzamac ha llegado a tener, en sus mejores tiempos, 400 trabajadores en sus centros de Zamora, Palencia, Salamanca, Segovia, Murcia y Barcelona; una expansión que llevó al Instituto Zamorano de Estudios de Materiales de la Construcción a países como Argelia, Portugal, Polonia, Chile, Perú…

Los empleados más veteranos recuerdan que ya en 2011, en plena crisis, comenzaron los retrasos en el pago de las nóminas, a los que en 2012 se sumó la bajada del sueldo de un 10% que duró dos años. En 2012 la empresa hizo ERE’s de reducción e jornada del personal de mantenimiento, secretaría, Recursos Humanos, reprografía… hasta que en 2016 llegó un ERE suspensivo para 16 personas, que acumulaban ya un atraso de 6 meses en el pago del sueldo. La pérdida de algunos contratos importantes con entidades públicas y la caída de la construcción han puesto la puntilla a la ya delicada situación de la empresa.

Desde finales de 2016, Inzamac ha ido concatenando distintos procesos de escisión, según refleja el Borme: en diciembre, se escinde en tres sociedades limitadas, Inzamac Laboratorio Agroalimentario; Inzamac Soluciones de Eficiencia Energética, Inzamac Desarrollo e Innovaciones Constructivas, todas ellas de nueva creación. Entre febrero y marzo de 2017, Inzamac Asistencias Técnicas pasa a denominarse Valdespino Ingeniería y Consulting, S.L., que en la actualidad está liquidando a sus empleados, y se constituyen Inzamac Desarrollo e Innovaciones Constructivas S.L. e Inzamac Laboratorio Agroalimentario S.L., que apenas unos días más tarde es vendida a Aquimisa S.L. (Salamanca). Un proceso acelerado de desintegración que ha llevado estos días a numerosos empleados del conjunto de la empresa a acudir a los juzgados con la esperanza de cobrar las cantidades adeudadas “del Fogasa”, ya que la empresa, según apuntan, ni siquiera se está presentado a los actos de conciliación.

Nada hacía pensar, puertas afuera, este desenlace., cuando apenas hace dos años, la Cámara de Comercio concedía la Medalla a la Dedicación Empresarial y a la Lealtad a la empresa a Carlos Rodríguez Fernández, presidente del Grupo Inzamac.