Torre de Moncorvo revive su historia con una feria medieval que cruza fronteras llena de sabores únicos

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Torre de Moncorvo revive su historia con una feria medieval que cruza fronteras llena de sabores únicos

Cada año, este rincón de Tràs-os-Montes se transforma en un escenario épico de caballeros medievales, mercado artesanal y banquetes al aire libre.

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Hay lugares que uno descubre por casualidad y luego no puede dejar de recomendar. Así es Torre de Moncorvo: una villa portuguesa que, sin hacer ruido, se ha ganado un hueco entre las escapadas más sorprendentes del noroeste peninsular.

A poco más de una hora y media de Salamanca o Zamora, cruzando la frontera por un paisaje de viñedos y valles profundos, se alza este municipio que cada año, por unos días, se convierte en un auténtico parque temático medieval. Pero sin cartón piedra ni espectáculos de pega: aquí todo se vive de verdad.

Cada primavera, esta villa portuguesa cruza las puertas del tiempo y se sumerge de lleno en su pasado más glorioso. No es una recreación cualquiera. Es una celebración de su identidad, de su historia y de una sociedad entera que se viste de medievo para recordar quiénes fueron y para mostrar al mundo lo que todavía son.

La edición de este año, que se celebra del 2 al 4 de mayo, tiene un significado especial: conmemora los 706 años de la “Carta de Feria” que el rey D. Dinis otorgó a Moncorvo en 1319.

Aquel documento consolidó el estatus comercial de la villa y la convirtió en uno de los núcleos económicos más relevantes del noreste portugués. Siete siglos después, ese legado late con fuerza en una feria que no solo entretiene: educa, emociona y envuelve.

Durante estos días, el casco histórico se transforma en un auténtico escenario medieval. Son diversas las áreas temáticas repartidas por el corazón de la villa: herreros trabajando el hierro -símbolo del alma moncorvina-, campamentos militares, el bullicioso Largo das Artes e Ofícios Medievais, tabernas animadas, talleres tradicionales y una ambientación que convierte cada rincón en parte del relato.

No hay detalle al azar. Todo está cuidado para que el visitante no solo mire, sino que viva.

Una programación para no perderse nada

El programa, amplio y ambicioso, arranca con el esperado Cortejo del Rey en Terras Transmontanas, un desfile que marca el inicio ceremonial de la feria y que recorre las calles entre vítores, pendones y música de época.

Le siguen torneos de armas a caballo, espectáculos de cetrería, bodas medievales y hasta una ceremonia de investidura para escuderos, en la que la ficción y la solemnidad se dan la mano con naturalidad.

Feria Medieval Torre de Moncorvo 2025

Feria Medieval Torre de Moncorvo 2025 Luis Cotobal

Entre los platos fuertes de esta edición destacan 'Emboscada', una representación cargada de acción e intriga, y el Gran Torneo Medieval, que recrea con rigor y espectacularidad los enfrentamientos caballerescos de antaño. Ambos espectáculos se repiten a lo largo del fin de semana, lo que permite que todos los asistentes puedan disfrutarlos en diferentes horarios y escenarios.

Además, los espectáculos están pensados para públicos de todas las edades, lo que convierte esta feria en una escapada perfecta tanto para familias como para amantes del patrimonio y la historia.

Más que una feria: un pueblo que late

Pero lo que hace única a esta feria no son solamente los actos, sino las personas. Los vecinos y comerciantes de Torre de Moncorvo no son meros figurantes: son el alma del evento. Se visten, ensayan, preparan sus puestos, abren sus casas y se convierten, por unos días, en parte de una corte medieval que recibe al visitante con una autenticidad difícil de encontrar en eventos similares. Aquí nadie actúa: aquí se revive.

Torre de Moncorvo todo el año: naturaleza, vino y alma de piedra

Quienes visitan Moncorvo durante la feria medieval suelen prometer volver. Y lo hacen, porque lo que este pueblo ofrece va mucho más allá del espectáculo puntual. Es un lugar que ha sabido conservar su alma, que invita a bajar el ritmo y a mirar con otros ojos en una experiencia casi terapéutica.

La gastronomía es otro de los pilares de la experiencia. Aquí se come cabrito asado al horno, embutidos curados en bodega, quesos de cabra intensos, peces de río y panes de masa madre horneados como antaño. De postre, los dulces conventuales, herencia de las antiguas recetas de los conventos cercanos, endulzan el final de cada comida con sabores de otra época. Todo regado con vinos tintos potentes, muchos de ellos cultivados a pocos kilómetros, en las laderas del Douro Superior.

Así que ya lo sabes. Si buscas una escapada diferente, donde la historia no esté en los libros sino en las calles, y donde el turismo se viva con los cinco sentidos: Torre de Moncorvo te espera.

Y cuando llegues, lo entenderás. No hace falta máquina del tiempo para viajar al medievo. Solo unas buenas botas, un poco de curiosidad y muchas ganas de dejarte sorprender.